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07/05/2002 |
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La iniciativa
emprendedora y el mercado de capitales |
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La actividad
emprendedora en la Argentina está alcanzando niveles
altos. Según recientes investigaciones, gran parte de
este desarrollo reciente en nuestro país está motivado
por la recesión y la ola de despidos a que ha dado lugar
la misma, liberando la iniciativa emprendedora de
jóvenes y no tanto. Sin embargo, existe un gran
problema que enfrentan estos iniciadores de empresas
dado por la falta de crédito. Es público que en
principio a ningún inversor externo se le ocurriría
volcar fondos en iniciativas dada la actual situación
económica y jurídica, pero no sólo con ahorros externos
deben financiarse nuevos proyectos, ni con ahorros
públicos (que de hecho ya son inexistentes). Cómo
podría solucionarse esta paradoja, donde un gran
espíritu emprendedor volcado a la elaboración de
iniciativas ingeniosas no encuentra un mecanismo de
asignación de recursos que le permita financiar estos
proyectos? La respuesta es evidente en el mercado de
valores donde se comercializan acciones de empresas (más
aún con las malas perspectivas que se le augura al
sector de intermediación financiera formado por los
bancos). La función de una Bolsa de comercio dentro
de una economía capitalista es canalizar recursos
privados para fondear proyectos rentables; constituye
una de sus instituciones básicas, antecediendo en
algunos casos la creación de los propios estados. A
través de este mercado, los ahorristas e inversores
cuentan con una herramienta adicional de colocación de
sus fondos. A su vez, para proyectos en su inicio y
nuevos emprendimientos, la Bolsa de Comercio le permite
a los inversores iniciales (o "angel investors")
recuperar su inversión por la vía de una oferta pública
de acciones de la empresa, lo que los incentiva a
invertir en las mismas en su comienzo al tener prevista
una puerta de salida. Nuestra Bolsa es ineficiente
en cuanto a su estructura, dado que es muy costoso
operar en la misma y la protección del accionista
minoritario puede ser mejorada; no canaliza
adecuadamente la oferta de acciones de firmas y
proyectos, dado que la mayor parte de las empresas
desconoce los beneficios de acceder a un mercado de
estas características o no los utiliza por ser poco
eficaces; y es ineficiente en cuanto a la generación de
demanda, ya que por falta de información y de
alternativas, el ahorrista común no encuentra en las
acciones de empresa una inversión natural, estando
vedada también ("corralitos" mediantes) la posibilidad
de invertir en su variante tradicional, el plazo fijo, y
debiendo dejar entonces los pocos ahorros líquidos con
que cuenta en el exterior o en su defecto en cajas de
seguridad. La actual crisis económica demanda la
resolución de cuestiones mas básicas que la planteada en
materia económica, pero no debiera escaparse el hecho
que para la generación por emprendedores de nuevas
empresas que pueden ayudar a solucionar el problema del
desempleo y la atracción de inversiones se debiera
contar con un adecuado mecanismo que permitiese
canalizar recursos genuinos hacia aquellos proyectos que
los merecen.
* Profesor de Economía y Finanzas de
la UCEMA
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Por José Pablo
Depena*
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Política Económica 07/05/2002
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