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Fondos de corto también sirven |
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Por José Pablo Dapena
MSc
London School of Economics. Profesor Asociado Full Time en Economía y Finanzas
UCEMA. Secretario Académico. Maestría en Dirección de Empresas UCEMA. Miembro
Comisión Ejecutiva Fundación Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Se desempeñó
en diferentes actividades en Liggett Argentina SA. Organización Bagó, Control
Federal de Ahorro del Ministerio de Justicia, Fundación Banco Mayo y Laham
y Asociados. Otras columnas del autor
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Los
mercados de capitales se componen de mercados primario y secundario. En el
primero se logra financiamiento a través de la nueva emisión de instrumentos
de deuda o de capital (o un mix de ambos); en el segundo se negocia sobre
valores ya emitidos.
Cuando un inversionista decide colocar sus ahorros
en alternativas disponibles, lo puede hacer suscribiendo un nuevo título,
o comprando uno ya existente.
El mercado primario es el más significativo desde el punto de vista de la
inversión, ya que por él se financian nuevas necesidades de crédito. Sin
embargo, el beneficio que conlleva el mercado secundario es que otorga liquidez,
permitiendo que inversores puedan salirse de sus colocaciones sin tener que
esperar hasta que maduren; un adecuado desarrollo del mercado secundario
posibilita el desarrollo del primario.
Sub y sobrevaluaciones En este mercado secundario generalmente
se manejan los arbitrajistas, cuyo negocio es descubrir valores sub o sobrevaluados
y comprarlos o venderlos. Su función es ayudar a que los precios reflejen
la verdadera naturaleza de los eventos, y hacen su ganancia de proporcionar
este servicio al mercado (cuando lo logran).
Los fondos de capitales
de corto plazo son típicamente arbitrajistas (de la misma manera que lo es
un ahorrista privado que deposita en un plazo fijo a siete días), ya que
están a la búsqueda de oportunidades de aprovechar diferenciales de tasas
o precios.
Existe sospecha de que los recientes ingresos de capitales han sido por este
motivo, ya que con tasas de interés superiores a las internacionales, y un
tipo de cambio en apreciación, podían lograr rentas adicionales.
En general, estos arbitrajistas mueven cantidades que actúan de manera marginal
con respecto a los volúmenes de mercado, pero en el contexto argentino, sin
embargo, con un sistema de intermediación financiera bastante golpeado, y
un mercado de divisas deprimido, los montos que son marginales para un fondo
internacional pueden ser muy significativos en el contexto local.
El movimiento de capitales no es la causa de los problemas de la Argentina
(aunque los exacerba cuando las cosas no funcionan) ni su control es la solución
en el largo plazo.
En el marco de la libre movilidad muchos ahorristas (incluyendo Tesoros provinciales)
pudieron proteger sus ahorros de la debacle.
De la misma manera que un sistema de intermediación financiera no se puede
construir con depósitos a plazo fijo de siete días, el desarrollo del mercado
del crédito y capitales requiere de una sistema institucional predecible
con una economía sana para que el capital ingresante (sea del colchón o de
afuera), sea de corto o largo plazo, pueda ser mantenido en el circuito en
el tiempo de manera voluntaria, financiando inversiones de diferente madurez.
No se debe perder de vista la función que cumplen los mismos en la economía,
y que su actual y supuesta trascendencia se debe más a errores propios que
a amenazas externas.
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