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 Salta, domingo 28 de abril de 2002. República Argentina  


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Las paradojas de la economía argentina

La convertibilidad dejó secuelas y también lecciones que hoy en la crisis deben ser aprendidas

José Pablo Dapena

La Argentina está pasando horas críticas, peores a las vividas a fines de la década del '80. Al momento de escribir este artículo, el Poder Ejecutivo analiza la posibilidad de fijar el tipo de cambio en un valor máximo de $ 3,50, e inclusive crear las condiciones para una nueva convertibilidad con valores convertibles a dicha paridad. La paradoja es justamente que hace aproximadamente tres meses salimos de la convertibilidad porque el sistema ya no aguantaba más. 
La convertibilidad es el remedio amargo que debe tomar la Argentina para hacer frente a su deficiencia en materia de administración y descontrol. La mentalidad argentina está de hecho dolarizada (es notable como no esta "eurizada" o "yenizada"), por lo que las condiciones de estabilidad básica para generar negocios son alcanzables únicamente si el argentino utiliza dólares (o de hecho pesos convertibles). Cuales fueron las lecciones que nos dejó el pasado episodio de convertibilidad? La principal es que para salir de la convertibilidad se debe estar sano (es decir, los remedios se dejan de tomar cuando el paciente se curó, no cuando el paciente está mas enfermo que nunca). El déficit fiscal producto del excesivo, corrupto e ineficiente gasto público (y de los problemas de oportunismo que surgen de un sistema impositivo centralizado que coparticipa recursos a las provincias) conjugado con una presión impositiva altísima sobre las personas y empresas que pagan (no así sobre la economía en negro) fue absorbido con una emisión excesiva de deuda pública, que crearon las condiciones de debilidad financiera por el pago de intereses y amortizaciones que se debía afrontar, generando la situación de default al no darse las expectativas de crecimiento económico. Sin embargo, a fines de 1999 la situación era prácticamente la misma en términos de deuda y gasto público pero la confianza era distinta (la prima de riesgo era bajísima). Esto significa que el problema económico era necesario que estuviese para darse una crisis pero no suficiente; colaboró en el proceso de crisis la falta de liderazgo político que no pudo establecer reglas claras y generar la suficiente confianza en la dirección del país. Finalmente, hacia el año 2001 se sumó a esta hecatombe el ataque contra las instituciones (léase intervención del Ministerio de Economía en la conducción del Banco Central, ataque del "progresismo" contra toda forma de imposición de orden y seguridad, depósitos alcanzados por leyes bastardeadas como la de Intangibilidad de depósitos, etc.). 
Como puede verse, el cóctel ha sido explosivo, originándose en lo económico, agravándose hacia lo político, y finalmente haciendo crisis en lo institucional.
Es decir que el argentino necesita de la convertibilidad en momentos de incertidumbre, y la convertibilidad necesita estos elementos para funcionar, dado que una vez que estos elementos han sido puestos en marcha, resulta fácil salir de la misma. 
Frente a la actual situación, una nueva convertibilidad es poco creíble, porque la anterior se basaba en la irreversibilidad, aspecto que originaba la confianza; habiendo demostrado que es reversible, la confianza necesaria para que funcione no es la misma y quizá no sea suficiente. En ese entorno es preferible la dolarización, que significa formalizar lo que de hecho existe de manera informal. Aún este mecanismo no es lo suficientemente creíble, pero es el recurso de última instancia. Al eliminar el riesgo de tipo de cambio (devaluación), y planchar el nivel de precios, las tasas de interés debieran caer drásticamente, generando nuevamente las condiciones de crédito que tan desesperadamente necesita la economía para seguir funcionando. Habría que tragarse ciertos pruritos, como el hecho de perder la moneda nacional, pero también lo hizo España con la peseta y el resto de países europeos al eurizarse (adoptar el euro como moneda de curso legal).
Lamentablemente cuando uno no es capaz de generar internamente las instituciones que necesita para funcionar, las debe importar.

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