Miércoles 14 de Agosto de 2003 InfoBae

Entrevista Carlos Rodríguez, Rector de la Universidad del CEMA

"Sólo les queda el populismo político"

El ex vice de Economía asegura que el único mérito de Roberto Lavagna es no abundar en políticas activas. Esto se debe sólo a que ya no hay recursos para financiarlas

En la visión del ex viceministro de Economía y actual rector de la Universidad del CEMA, Carlos Rodríguez, si algún mérito debe reconocérsele al equipo que conduce Roberto Lavagna es el de no abundar en políticas activas como aumento de salarios, ni beneficios tales como una moratoria impositiva y previsional.

Pero Rodríguez no cree que el ministro lo haga por convicción sino porque "no tienen ningún grado de libertad. El populismo económico ya lo hicieron (Adolfo) Rodríguez Saá con el default y (Eduardo) Duhalde con la devaluación".

Para quien fuera la mano derecha de Roque Fernández, el Gobierno sólo tiene margen para el populismo político, andarivel por el que circula el presidente, Néstor Kirchner.

¿Cómo evalúa la gestión de Roberto Lavagna?

Nunca lo he visto en el rol de financista y en el área del gasto público. El está en favor de regular el comercio y de políticas activas micro para incentivar el comercio. Pero hoy en día es difícil hacer esto en el marco del Mercosur y de los últimos acuerdos con la OMC que no permiten interferir mucho con el comercio internacional. La mayor virtud es que hace la plancha. Heredó la crisis bancaria, el default y el Mercosur y sigue con las tres cosas sin resolver pero sin que explote nada, porque la explosión ya se dio durante las gestiones anteriores. La estrategia de Lavagna es no hacer nada y al menos no ha otorgado aumentos de sueldos ni beneficios como no dar perdones fiscales, que es quizás su mayor mérito.

Margen sólo para la política

El populismo económico ya lo hizo (Adolfo) Rodríguez Saá y (Eduardo) Duhalde con el default primero y la devaluación después. Ahora sólo les resta hacer populismo político. Lavagna es sensato en tratar de no regalar nada, pero lo cierto es que el ministro no tiene grado de libertad.

¿Cómo ve que evolucionan las negociaciones con el Fondo Monetario?

El ministro y (Guillermo) Nielsen pueden negociar todo lo que quieran y el Fondo Monetario puede firmar con la Argentina el superávit fiscal que se le ocurra, pero si el Congreso no lo vota no sólo este año sino además los que vienen no se podrá cumplir nada y esto carece de toda credibilidad. Se está negociando un superávit fiscal primario que no sé quién va a controlar para que se cumpla.

El Congreso puede hacer naufragar el acuerdo con el FMI...

A menos que se dé un milagro, creo que será muy difícil que se puedan cumplir las metas. Pero la razón va mucho más allá de Lavagna. Este Congreso está acostumbrado a pasar proyectos de ley que son insostenibles judicialmente y que carecen de raciocinio económico. Llegar a un superávit de 5% del PBI hacia el 2005 y recrear las condiciones necesarias para generar confianza para que vuelva la inversión y la economía pueda crecer, es decir, un escenario compatible con esas metas, necesariamente está atado a la razonabilidad y estabilidad de las leyes. Yo soy pesimista respecto de estas elecciones que se están dando.

Creo que el Congreso que viene va a ser peor que el anterior. Creo que la gente que pedía "que se vayan todos" entró en una trampa donde puede llegar a poner más de lo mismo. Lavagna va a estar muy limitado en su accionar si es que pudiera tener intervenciones positivas.

Sólo demanda deprimida

¿Cree que se podrá crecer el año que viene a un ritmo similar al de este año que ya parece tener un piso de cinco por ciento?

Lo único que está garantizado es el rebote de este año. Una vez que se tocó fondo, los agentes están gastando un poco de lo que ahorraron durante tres años de crisis. Lavagna está tranquilo con esto y está feliz con esta recuperación que se debe exclusivamente a la crisis del 2001/2002. Pero se trata sólo de una demanda de consumidores que reprimieron su consumo durante tres años de recesión en previsión de que pase lo peor. Pero lo peor ya pasó.

¿Cómo observa que se está gestionando la renegociación de la deuda?

Algo de seguro va a salir porque el mercado se acomoda a las circunstancias. Lo que sí nunca más nos van a prestar un peso. Pero todavía no tenemos un marco de negociación. Dicen que van a anunciar pero de ahí a que sea aceptado... habrá que esperar. Tampoco tenemos en claro qué es lo que se va a firmar con el Fondo y menos todavía el nuevo Congreso que es vital para el mediano plazo. Todo está pendiente en la Argentina de hoy.

Manuel Korn

 

Privatizadas, un frente con conflictos latentes

Carlos Rodríguez teme que el estilo frontal del presidente Néstor Kirchner pueda precipitar fuertes conflictos, durante el transcurso de la renegociación de contratos con las compañías de servicios públicos

¿Cómo cree que se están encarando las conversaciones con las empresas privatizadas?

-El Presidente tiene una actitud confrontativa. Pero las leyes y los contratos son un hecho para ser respetado. Todo tipo de maldad verdadera que se les pretenda hacer a las compañías concesionarias de los servicios públicos y que impliquen pérdidas económicas fuera del marco contractual, van a tener como correlato una demanda en tribunales internacionales que vamos a tener que pagar todos los argentinos.

Espero que a nadie se le ocurra nacionalizar las compañías privatizadas. Este tipo de iniciativas pueden ser parte de una estrategia para ganar votos, pero no hacen a una sociedad civilizada.

En la primera parte de la gestión Duhalde, Remes Lenicov retrasó el ajuste todo lo que pudo; Lavagna lo intentó por decreto y no pudo actualizar y el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, contribuyó a alargar los plazos…

-Aquí de nuevo juega un papel fundamental el Congreso. Los ministros pueden cajonear los expedientes, pero a la hora de hacer algo que no tenga peligro de ser cuestionado ante la Justicia, hay que hacerlo por la vía de leyes. Postergar, por ejemplo, la compensación a bancos, puede ser una política para ganar votos, pero no hace a una sociedad civilizada.

 

 

La volatilidad del electorado podría obligar a un cambio

"Kirchner es imposible de predecir"

¿Puede la gestión de Néstor Kirchner encaminar la reinserción de la Argentina en el mundo?

En las apuestas sobre los giros políticos que puede tener Kirchner de aquí a diciembre no hay indicios ciertos de hacia dónde pueda ir, nadie las conoce. Uno no sabe si él se va a aferrar al discurso actual que es contrario a la inserción de la Argentina en el mundo.

Con actitudes antiempresa, discurso conspirativo y reivindicativo del pasado. Acusa a una empresa a la cual le está controlando los precios y la está llevando a la quiebra. Se castiga a los agentes económicos por haber ganado plata legalmente. La pregunta es cuánto va a durar este discurso, de pronto se acaba en octubre, después de las elecciones.

¿Usted cree que el Presidente es cambiante, imprevisible para los mercados?

Para mí es impredecible. Pero a un presidente siempre hay que darle una oportunidad de que cambie, y de hecho ha pasado. La primera manera que tiene un presidente de cambiar es cambiar su gabinete, sus apoyos políticos y renovar sus hombres de confianza. Démosle la posibilidad de que cambie.

Usted no parece confiar en la posibilidad del cambio hacia una postura promercado...

La propia impredecibilidad política del electorado puede ayudarlo a cambiar. A mediados de los ’90, la juventud universitaria se volcó hacia la UPAU (UCD), cuando siempre predominaron las tendencias maoístas y trotskistas.

Ahora la Capital, que siempre fue de centroizquierda, viró hacia la derecha considerando la suma de votos de (Mauricio) Macri y Patricia Bullrich. Y por otra parte, (Aníbal) Ibarra cada vez se parece menos a sus orígenes de izquierda.

Kirchner hoy no lo dice pero era íntimo de (Domingo) Cavallo y tiene la plata de su provincia en Suiza. O sea que de golpe Kirchner comulga con otras ideas económicas. En principio parecería que Kirchner ataca no a las instituciones, como a la Sociedad Rural o Francia, sino que se las agarra contra empresas e individuos.

Pero noto comportamientos contradictorios. Es un poco más cortés con los representantes norteamericanos y más agresivo con las empresas francesas. Más lejos de Europa por momentos, pero no puedo decir que sea una estrategia, no se condice con su pasado político.

A (George W.) Bush le dijo que no se preocupe porque es peronista, como que no es ni de izquierda ni de derecha, sólo él sabe qué quiso decir con esto.