Fernando de Santibañes considera a Carlos Rodríguez "el
mejor economista que tiene la Argentina" y así lo definió en
la conversación telefónica con La Nación en la que
ofreció este reportaje con el ex viceministro de Economía.
Se conocieron hace años en la Universidad de Chicago y
Rodríguez lo llevó al consejo de administración del Centro de
Estudios Macroeconómicos (CEMA), al que esta semana el
gobierno de Fernando de la Rúa ubicó como enemigo número uno.
Rodríguez quería aclarar que no tenía intenciones
golpistas, porque el miércoles había dicho por radio que el
Presidente no terminaría su mandato. Pidió "disculpas" por ese
"exabrupto", pero no se movió un centímetro de las ideas por
las que el Gobierno lo acusa de participar de una campaña de
desestabilización en su contra.
Es curioso que el gestor de la entrevista, Santibañes, sea
al mismo tiempo amigo de Rodríguez -y comparta su ideología
económica- y amigo íntimo de De la Rúa.
"Es difícil que pase una hora sin que haya un parte de
prensa en el que algún miembro del gabinete, diputado o
senador de la Alianza no dice algo en contra del CEMA -lamentó
Rodríguez, en su oficina del séptimo piso del CEMA-. Algo ha
pasado que me trasciende, no sé. Pero sé cómo salté a la fama:
con un artículo que La Nación publicó el lunes en el
cual Domingo Cavallo puso mi nombre junto con el de
(Guillermo) Calvo, de la Universidad de Maryland, de cuatro
personas de la Universidad del CEMA y de Pablo Guidotti, de la
Universidad Di Tella, un grupo de intelectuales, y dijo: "Son
traidores a la Patria". Ahí empezó un ataque desde todas las
áreas del Gobierno, incluyendo radicales y la izquierda. El
Presidente felicitó a Cavallo y no pidió disculpas por esa
acusación de un delito tan grave en nuestros códigos que no
prescribe. Alguien dentro de 15 años me puede hacer un juicio
por traidor a la patria basándose en las declaraciones de
Cavallo. Obviamente voy a ser inocente, pero es un dolor de
cabeza.
El martes me desayuné con la solicitada del Grupo
Productivo que ratificó la idea de la conspiración ideológica,
cuya finalidad sería debilitar la economía para conquistar el
poder. Encima dijo que queremos devaluar para después
dolarizar. Eso es suficiente para sacarle los nervios a
cualquiera. Entonces me hicieron una entrevista radial y dije
algún exabrupto por el cual pido disculpas. Hasta me enojé con
el Presidente, porque es corresponsable de las barbaridades
que puedan hacer sus ministros.
-Dijo que De la Rúa no llegaba a 2003. ¿No es lo que
cree?
-Cada uno es libre de creer lo que quiere, creo que hay
cosas que no se deben decir. El Presidente debe llegar
a 2003, es lo mejor para la Argentina. Esa frase que dije, que
"ni loco ni drogado aceptaría colaborar", era para indicar que
no quería conspirar y que no me interesa un puesto público.
Para tranquilizar al Grupo Productivo dije eso y que el señor
(Ignacio) De Mendiguren se puede quedar tranquilo, puede
seguir poniendo a su gente en el Ministerio de Economía, como
lo estuvo haciendo en todo el gobierno de la Alianza. Respecto
de la devaluación, he favorecido la convertibilidad desde
antes que Cavallo. El sabe que lo he criticado muchísimo por
haber debilitado la convertibilidad en esta vuelta al
Gobierno. Favorezco mantener el uno a uno, la caja de
conversión, la convertibilidad tal como estaba desde 1991 y
fortalecerla con más reservas, con encajes, con créditos
abiertos. Cavallo quiere políticas activas discrecionales con
las cuales no estoy de acuerdo. Es mi derecho y obligación
como intelectual el oponerme.
-La acusación concreta es que usted y los economistas
que mencionó hablan con grupos financieros del exterior en
contra del plan económico y del Gobierno.
-Yo no conozco banqueros externos, no viajo, no hago
consultoría. Lo que ocurre es otra cosa: las calificadoras de
riesgo y grupos de inversión hacen tours para buscar
información en la Argentina periódicamente y van a las
instituciones. Yo los recibo. Uno ahí dice la verdad. Así como
lo hago yo lo hacen todos los estudios económicos y lo hace la
Fundación Mediterránea. En las mismas entrevistas veo a los
miembros del Gobierno, estamos todos, cada uno dice lo que
piensa. Si Cavallo quiere que cuando tengo entrevistas con
calificadores de riesgo les mienta, estaría arruinando mi
reputación. Simplemente no me buscarían más y buscarían a
otro.
-¿Qué es decirles la verdad?
-Le preguntan a uno cuánto va a crecer la economía...
Bueno, creo que va a caer dos puntos este año. ¿Qué le voy a
hacer? Yo no puedo, adentro del país, decir que va a caer dos
puntos y a los extranjeros decirles que va a subir.
-Colombo agregó que ustedes originaron los rumores de
renuncia de Cavallo del viernes de la semana pasada.
-No sé quién es el que graba los teléfonos en este país,
pero los invito a que nos graben los teléfonos. Yo recibí una
sola llamada relativa a rumores. Desde Estados Unidos me
llamaron desesperados porque según ellos había un rumor que
había empezado en Rusia. Decía que Cavallo renunciaba y venía
Calvo de ministro. Mi respuesta fue: ¿por qué no lo llaman a
Calvo, que está en Estados Unidos? Dije que no recibo rumores
porque no tengo radio y los rumores no salen en Bloomberg (una
agencia de noticias financiera internacional). Recuerdo que
hice ese chiste.
-En el Gobierno sostienen que hay una conexión entre el
CEMA y un sector del menemismo que intenta desestabilizarlo
por razones políticas.
-¿Sabés cuál es mi conexión ideológica? Con el modelo
económico que Cavallo implementó para Menem en 1991 hasta
1996. Entré al gobierno cuando Cavallo fue echado para
defender ese modelo que él hizo. Que ahora ha repudiado.
-Cavallo sostiene que, cuando él se fue, ustedes desde
Economía dispararon el gasto público.
-Yo voy a dejar a Guidotti, que fue el secretario de
Hacienda, que se defienda con ésta porque no tengo por qué
atajar todas las pelotas. Desde ya anticipo que es falso. La
serie que está usando el ministro de Economía no es homogénea
y además cambió la metodología.
-Dice que en el trasfondo de esta pelea hay una disputa
ideológica...
-(Interrumpe) No. Es profesional. Uno podría tener
perfectamente un sector pro business y otro pro labor o
pro social, como en España, Inglaterra, Estados Unidos. El
capitalismo de mercado no debería ser un factor de discusión
ideológica. Ya se dio esa pelea, capitalismo versus comunismo.
Aparentemente somos muy pocos los que defendemos el
capitalismo de mercado. Acá son todos de centro, todos los
partidos políticos son de centro, nacionalistas y
progresistas. Es una cosa rarísima. Es una maximización de la
demagogia. Viene alguien y dice "soy capitalista" y sale todo
el gabinete nacional y dice: "¡Talibán!" En mi plan económico
(exhibe una síntesis) lo primero que propongo es una moratoria
para los desempleados, ¿cómo voy a ser un talibán capitalista?
-Usted sabe que no sólo el Gobierno dice esas cosas.
Mariano Grondona opinó que si ustedes llegaban al gobierno
habría una derechización de la economía y, consecuentemente,
estado de sitio.
-El estado de sitio se dio con la izquierdización de la
economía bajo Alfonsín. Cuando Roque (Fernández) y yo tuvimos
a cargo la economía argentina, no sólo no hubo estado de sitio
sino que se redujo el desempleo en 6 puntos, de los 18,6 que
lo dejó Cavallo a 12,4, y crecimos.
-¿A qué atribuye el giro de Cavallo?
-Creo que entró en el Gobierno pensando que lo iba a
estabilizar con su propia presencia, y en lugar de eso la
prima de riesgo se fue de 700 a 1100. No entiende que la prima
de riesgo le pueda haber subido. En su mente no entra. Tendría
que haber bajado porque él está en el Gobierno. Si subió tiene
que ser porque están conspirando contra él.
Graciela Mochkofsky
De la Redacción de La Nación