Los números no mienten, algunos políticos sí

Carlos Alfredo Rodríguez, UCEMA
Septiembre 3, 2003

 Los políticos creadores del llamado Modelo Productivo destruyeron una sociedad con un 30 % de pobreza para crear otra con 55 % de pobreza y un Estado en bancarrota. De los 10 millones de nuevos pobres, mas de dos millones están subsidiados con $150 para que no caigan en la indigencia.

A pesar del masivo colapso económico la población está mayoritariamente satisfecha con el gobierno, al menos según lo que indican varias encuestas de opinión. Muchos interpretan este colapso como los dolores necesarios en la transición hacia una sociedad mas justa y mas productiva.

En línea con el sentimiento popular, el discurso de las autoridades electas se ha centrado fundamentalmente en la búsqueda de poder a través de la detección y denuncia de conspiraciones a cargo de enemigos internos y externos. Esta estrategia cumple el doble propósito de proveer a la población con una explicación de porqué nos va tan mal y a la vez de cubrirse de un posible fracaso económico teniendo ya identificados a los culpables de conspirar para usarlo en caso que esto ocurra.

La historia muestra que las estrategias de gobierno basadas en la caza de brujas han resultado en muchos casos sumamente populares en sus comienzos, a la vez que finalizaron siendo desvastadoramente destructivas para las sociedades que cayeron en ellas. Desde la inquisición hasta el nacionalsocialismo y la Revolución Cultural, pasando por el experimento de Galtieri o la saga de Bin-Laden, la historia abunda en casos de abuso de construcción de poder basado en la búsqueda de enemigos. En todos los casos los costos han sido sangrientos.

En el caso Argentino, la estrategia se parece mas a la de la Inquisición o la Revolución Cultural que a la del nazismo o la de Bin Laden. Para este último sólo los musulmanes fanáticos forman parte de los buenos, el resto son malos y deben ser destruídos. No se puede ser norteamericano y cristiano o judío y a la vez ser bueno para Al-Qeda. Algo parecido ocurrió con el nacionalsocialismo: o se era puro de raza o se estaba condenado. No era este el caso con la inquisición o la Revolución Cultural ya que uno podía dejar de ser malo por varios medios que incluían la conversión, el arrepentimiento público o dejar de publicar algo ya escrito.

Los "malos" forman hoy día un conjunto sumamente diverso y con categorías cuyos miembros no son claramente identificados (por suerte): los empresarios que quieren torcer la mano del presidente, los Menemistas, los bancos, los opinadores que conspiran en los medios, los militares, los organismos internacionales. Sin embargo el gobierno abunda en funcionarios leales o partidarios que alguna vez fueron miembros de alguna de estas categorías. Los Menemistas conversos o arrepentidos que se acercan al gobierno son buenos y que sólo los que insisten en sus ideas son malos. Algo similar ocurre en otras categorías: en la medida que todavía estemos negociando con el FMI éste es un cómplice de Menem y los bancos en la destruccion de la economía argentina; ni bien sale un documento aceptando los términos del acuerdo propuesto por el gobierno, el FMI se convierte en una institución profesional seria que reconoce los errores del pasado y ahora actúa correctamente, o sea que se convierte en bueno.

En definitiva, parece que la estrategia para sobrevivir en Argentina consiste en convertirse: aceptar públicamente que la decada del 90 fue una porquería, que el FMI se equivocó, que las privatizadas nos robaron, que la deuda es inmoral y que el Presidente SIEMPRE tiene razón. Y por supuesto coincidir con el diagnóstico de que estamos felices y vamos cada vez mejor.

¿Como podría ser de otra manera si antes nos iba mal porque los corruptos y los acreedores se llevaban todo?. Ahora que ya no hay mas corruptos (desde la Alianza en adelante) y ni siquiera pagamos la deuda, nos tiene que sobrar la plata a carradas.

A pesar de todo, algo me dice que estamos mal y vamos peor aún. No encuentro palabras precisas para justificarlo. Es mas bien una sensación que me produce un miedo interior del cual difícilmente pueda arrepentirme para pasar a ser un buen converso. Cuando veo a Ruckauf abrazado a Duhalde y este último apoyando a Kirchner, algo me confunde mucho y me trae a la memoria no tan viejos recuerdos de épocas en que pensábamos que el único objetivo de los políticos era perpetuarse a si mismos en el poder, aun mintiendo. ¿Estaremos nuevamente en mano de políticos mentirosos? El futuro lo dirá.

Mientras tanto los números, que no mienten, siguen gritando: La Inversión Bruta Interna Fija cayo del pico trimestral de 63000 millones en 1998 a solo 30000 en 2003. Las importaciones de bienes de capital, donde viene la tecnología, cayeron de 2350 millones de dólares trimestrales en 1998 a sólo 528 millones en el segundo trimestre de 2003. Y la demanda por Planes Jefes y Jefas de Hogar sigue creciendo.