Leyes e instituciones como reglas de juego

  

por Jorge M. Streb*
Las decisiones económicas presuponen un determinado marco legal, que está implícito en un segundo plano. Una manera de pensar en este marco legal es como las reglas que definen qué se va a jugar. Un cambio de reglas lleva a definir un nuevo juego.

La manera en que las leyes actúan no es afectando las opciones abiertas a los individuos, sino afectando los pagos de cada opción, al imponer ciertas consecuencias a las acciones de los individuos. Si bien el marco legal prohibe ciertas acciones, lo que puede hacer el sistema legal es aplicar un castigo cuando se transgrede la prohibición.

El efecto del marco legal se puede ilustrar tomando como punto de referencia un clásico ejemplo de teoría de los juegos, el dilema del prisionero. Hay dos sospechosos que son interrogados en celdas separadas. Si ninguno confiesa, con las pruebas que acumuló la policía ambos van a parar a la cárcel por un año. Si sólo uno confiesa, sale libre por colaborar con las autoridades, mientras que el otro recibe una sentencia de seis años por no colaborar. Y si ambos confiesan, la sentencia es de tres años para cada uno. Este dilema se puede representar en una matriz de juego, anotando como pagos los años de cárcel para los jugadores 1 y 2: si ni 1 ni 2 confiesan, los respectivos pagos son 1,1; si 1 confiesa y 2 no, los pagos son 0,6; si 1 no confiesa y 2 sí, los pagos son 6,0; si 1 y 2 confiesan, los pagos son 3,3.

Desde el punto de vista individual, a cada prisionero le conviene confesar para lograr una rebaja en su pena (si el otro no confiesa, sale libre en lugar de ir preso por un año; si el otro confiesa, va preso por tres años en lugar de seis). Así, la racionalidad individual lleva al equilibrio "confesar, confesar", donde ambos purgan tres años de condena.

Sin embargo, esto va en contra del interés conjunto de los dos prisioneros, dado que ambos estarían mejor guardando silencio: les conviene el equilibrio "no confesar, no confesar", para reducir la suma del tiempo que pasan en la cárcel de seis a dos años.

En el dilema del prisionero, hay implícita una "ley del arrepentido". Esta ley cambia los pagos con respecto a un juego donde no hay una reducción de penas por cooperar con la justicia (no hay dilema). Bajo ese régimen legal, los pagos son como sigue.

Sin reducción de penas, no hay un incentivo individual para confesar: en equilibrio, cada uno de los prisioneros preferirá guardar silencio. Un cambio de leyes puede cambiar los incentivos individuales. Este cambio de las reglas de juego lleva a cambiar el juego: sin ley del arrepentido, no existe el dilema del prisionero.

Por otro lado, como respuesta a las leyes formales, pueden surgir sanciones para-legales que también cambian la naturaleza del juego. Así, el crimen organizado, a través de la mafia, es una forma de resolver el problema de coordinación de los prisioneros. Si se imponen castigos para los miembros que violan la "ley del silencio" y se convierten en "soplones", se alteran los incentivos individuales. Con castigos suficientemente altos, se pasa a un equilibrio donde ninguno confiesa, lo que en definitiva beneficia a ambos prisioneros.

Se puede pensar en las leyes desde el punto de vista de a qué equilibrios llevan. Hay otras variaciones, como una ley del arrepentido más un programa de protección de los testigos que permita hacer cambios de identidad legal. La deseabilidad del régimen legal depende del contexto: en manos de gobiernos autoritarios como el de Stalin y otros gobiernos de facto, se transforma en un instrumento de delación que lleva a fabricar falsas confesiones.

Como muestran los ejemplos anteriores, hay leyes implícitas en los pagos de cada uno de los diferentes juegos. Esta leyes se pueden entender como las reglas que definen a qué estamos jugando. Este marco puede ser no sólo legal sino para-legal, por lo que podemos hablar, más en general, del marco institucional.

El marco institucional es crucial para definir la naturaleza del juego y determinar la posibilidad de llegar a resultados socialmente convenientes. En este sentido, las reformas económicas en la Argentina de los últimos años no han tenido que ver tanto con decisiones puntuales, sino con cambios en las reglas de juego.

*Coordinador MEG