Lo que sigue es suposición, dado que el contenido de las cajas es desconocido para quien escribe. A partir de los incentivos que crea nuestro sistema fiscal se adivina gran parte de la clase de cosas que contienen las famosas "cajas de Carrio".
Primer gran grupo: colocaciones a plazo fijo off-shore por parte de residentes argentinos, clientes de banca personal. La mayor parte de esas colocaciones habrán sido originadas en actividades legales, pero no declaradas como ganancia en su momento a la DGI, ni menos como integrante de patrimonios a los efectos del impuesto a los bienes personales. El objeto de las colocaciones sería diversificar el riesgo local y principalmente evadir impuestos.
Segundo grupo: las mismas operaciones pero con dinerillos originados en actividades ilegales e inmorales, obviamente también escondidas del fisco.
Tercer grupo, el más importante en importes: colocaciones a plazo fijo de propietarios, residentes o no, de empresas radicadas en Argentina, apareadas con préstamos de entidades off-shore a esas mismas empresas, es decir, autopréstamos.
¿Porqué existiría este último grupo? Sencillamente porque en Argentina es más barato fondear una empresa dándole préstamos que aportando capital. Los intereses que se pagan por los préstamos se contabilizan como pérdidas en los balances de las empresas, con lo cual el impuesto que paga una empresa que tiene deuda financiera es menor que el que paga una empresa gemela sin deuda.
Cualquier accionista que quiera aportar capital a una empresa de su propiedad ganará más si le otorga un préstamo, y se lleva luego las ganancias disfrazadas de intereses, que si aporta contra acciones y luego distribuye dividendos, puesto que los intereses se deducen de ganancias de la empresa.
Como las tasa de impuesto a las ganancias es del 35%, aún con el reciente impuesto a los intereses del 15% sigue siendo negocio el autopréstamo. La diferencia da aún para pagarle a una entidad off-shore (o local) una comisión por el "fronting", es decir, por posar de prestamista.
Hay un par de indicios que señalan que esta actividad es masiva. Uno es que son cada vez menos las empresas argentinas que salen a buscar capital a través de la colocación de acciones, en el mercado local o en el exterior. Con los años disminuyó contínuamente la cantidad de empresas argentinas que cotizan sus acciones. Dejando de lado las empresas privatizadas, las emisiones de acciones en los últimos 10 años han sido insignifcantes.
Pero contrastando con esto, las empresas y bancos radicados en el país han emitido deuda en forma creciente, bajo la forma de obligaciones negociables, llegando a un stock superior a los $22.000 millones.
Curiosamente, de ese importante stock solo un 2½% está en poder de las AFJP locales. El resto fue colocado principalmente en el exterior, muy probablemente a los residentes argentinos. Algunos de ellos hasta declararán sus tenencias, dado que las rentas provenientes de esas obligaciones negociables están exentas de impuesto a las ganancias.
En prácticamente todo el mundo las empresas deducen los intereses que pagan, pero al mismo tiempo se les cobra impuesto a los intereses ganados. Las empresas endeudadas en Argentina, al pagar el 15% sobre los intereses pagados están en desventaja con sus iguales estranjeras. ¿Cuáles son los impuestos distorsivos: el impuesto a los intereses pagados, o las exenciones a los intereses ganados?
Cuando abran las cajas, casi seguro veremos quienes se llevan las exenciones. Pero más importante que eso, será aprender de ello y diseñar un sistema tributario con mejores incentivos empresarios y menos pérdida fiscal.