Perspectivas (CEA)

Ave pro nobis

Autor
Dr. José María Dagnino Pastore
Mes/Año
03/2021
Ave pro nobis

Columna Perspectivas del mes de marzo 2021. Esta sección del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la UCEMA provee un análisis de destacados economistas con orientaciones y enfoques diferentes respecto de los problemas económicos de nuestro país y el mundo

 

 

Relatos de lado, los hechos y los datos muestran Argentina como un país anormal, decadente y empobrecido. Hay que aceptar la realidad, afrontarla y tentar superarla. La economía se inscribe e interactúa en ella. 

Historia aparte, la foto socio económica es hoy una pobreza acrecida del 45%; una inflación, aún reprimida, del 40% hacia arriba; y un PIB en rebote de una caída del 10% hacia una suba del 6% al son de pandemia y vacunas.

Vis à vis el mundo, bajas reservas y una deuda del 90% del PIB, con vencimientos aún por resolver. La cuenta corriente en equilibrio, merced a la depresión y el control de cambios (Vgr.: turismo) y de importaciones.

Las causas inmediatas: el enorme gasto público, 47% del PIB (4% debido a la pandemia), que no se puede financiar ni aun con la agobiante presión impositiva; ergo, déficit primario de 6,5%* del PIB, que tendería a un 4,5%. Agotado el crédito externo queda solo el sector privado para financiarlo, vía voluntaria o forzosa – Vgr.: inflación -.

Ya ahora y hasta antes de las elecciones ¿Agosto? ¿Octubre?, la política busca postergar efectos impopulares – el mayor sería un salto inflacionario - para después.

En el frente externo, la entrada de dólares por el impuesto a la riqueza, el alza de los precios de las commodities y la emisión de DEGs permitirían retardar un arreglo con el FMI. Pero la reactivación por un lado, y el uso de retraso cambiario y de tarifas energéticas como ancla de precios por el otro, pueden obligar a más controles, ya manifiestos en desabastecimientos. Con el riesgo de nuevas huidas pre-electorales al dólar, a afrontar secando la plaza de pesos.

En el frente interno, el repunte de recaudación por el rebote y el nuevo impuesto y un gasto algo menor por la pandemia, se contrarrestan por más subsidios a energía y transporte y las usuales transferencias pre-electorales a provincias y redes sociales.

En tanto, es probable que la pobreza haya pasado su pico, pero los efectos de más de un año de pandemia y el bajísimo nivel de inversión no auguran gran repunte del empleo formal. 

En 2020 de China llegó una primera ave, “cisne negro”, la pandemia. En 2021, también de China, vino una segunda ave, “cuervo blanco”, el alza de los precios de commodities. ¿Qué ave nos espera para 2022, post-elecciones?

¡Ave pro nobis!**

Hasta aquí la crisis coyuntural, de la cual es imperativo salir. Pero la decadencia viene de largo. Por ejemplo: hace medio siglo Argentina era el 35º país en PIB por habitante; ahora es el 85º - nos pasaron 50 -. Otro: la pobreza era 5%, hoy 45%: 18 millones más de pobres.

Las causas económicas son mediatas.

Los déficits crónicos del Estado con su secuela de atrasos cambiarios, defaults, inflación y crisis recurrentes como la actual, que en conjunto han costado un PIB, además de afectar nuestro crecimiento potencial. 

Una inversión neta apenas positiva, hija de la inseguridad jurídica, de la incertidumbre y de la presión impositiva. 

La baja productividad por el “costo argentino” – el peso, las deficiencias y las intervenciones estatales, las normas laborales – que lesiona nuestra competitividad internacional. 

Resultado: crecimiento lento – desde 2011 estancamiento –, baja creación de empleo y mayor pobreza.

Pero los problemas exceden lo económico. Por ejemplo: una cuestión clave, el enorme gasto público.

Los gobiernos de turno obtienen beneficios políticos ya, postergando los costos económicos para el que venga después, así provocando o ahondando las crisis. Esta extrema “inconsistencia temporal” ocurre porque no hay un sistema republicano que frene los abusos de poder.

Ahora, un motivo mayor del gasto público es la cantidad de empleados de gobiernos provinciales (y municipales), que casi se duplicó este siglo. Producto de la mezcla de  pocos recursos propios, distribución arbitraria de fondos por el Estado Nacional y poder de los gobernadores en el Congreso. Carencia de un sistema federal bien definido.

Para ser un país rico, pujante, normal, no alcanza con salir de la coyuntura y un rebote de la actividad, hacen falta cambios de fondo en nuestras normas de convivencia.

* Financiero 8,5 % del PIB.
** Salve para nosotros.