Perspectivas (CEA)

Lejos de la “revolución micro”

Autor
Marcelo Elizondo
Mes/Año
03/2023
Lejos de la “revolución micro”

El mundo asiste a un proceso de cambios inusitado.  

Podemos encuadrarlo en siete granes tendencias: una profunda revolución tecnológica, el liderazgo disruptivo de empresas internacionalizadas que crean nuevas realidades, la aparición de eco-sistemas de actores económicos de diverso tipo que en nuevas redes generadoras de valor crean espontáneos espacios “públicos no gubernamentales”, una crisis del poder político nacional para administrar y enmarcar estos procesos, una creciente incidencia de la geopolítica en los negocios globales, la consecuente mayor exigencia de estándares cualitativos para competir, y una inestabilidad (volatilidad) que ya no es coyuntural sino estructural como efecto de los procesos anteriores.

En verdad, la economía supranacional adquiere una relevancia mayor que lo que las “viejas” estadísticas reflejan, porque se compone de un creciente intercambio de valor a través de flujos múltiples. Podemos hablar de una globalización “hexagonal” porque está alimentada por 6 movimientos suprafonterizos: comercio de bienes; comercio de servicios; inversión extranjera directa; financiamiento; flujos de datos, conocimiento e información (el más relevante intercambio en la globalización de hoy); y las migraciones y telemigraciones.

Este contexto supone una alta exigencia para la competencia internacional.

La Argentina está bajo fuertes desequilibrios macroeconómicos desde hace mucho tiempo. Y a ello debe agregársele el pernicioso entorno regulativo, la debilidad institucional que impide la vigencia de derechos y la inexistencia de una arquitectura institucional exterior que permita el acceso a mercados de manera fluida y abierta. La Argentina restringe exportaciones, burocratiza la producción y el comercio, limita importaciones (lo que afecta la capacidad competitiva), desconecta a los actores económicos del financiamiento internacional, afecta la competitividad sistémica desalentando la inversión.

Pues un efecto de todo ello es un fenómeno pocas veces adecuadamente mensurado. La Argentina carece de un conjunto suficiente de empresas internacionalizadas que estén en condiciones de competir exitosamente en la economía planetaria. Así lo demuestran algunas estadísticas

La cantidad de empresas exportadoras en Argentina se redujo en un 35% en 15 años (de algo más de 14.000 a unas 9000); y de entre ellas solo 60 empresas logran exportar más de 100 millones de dólares anuales (solo 12 llegan a 1.000 millones). Mientras, son demasiado pocas (y por muy poco) las empresas argentinas que se han internacionalizado tal cual surge de la cifra que refleja que la inversión extranjera emitida desde Argentina hacia el exterior apenas supera los 40.000 millones de dólares (menos del 0,1% del stock total de inversión extranjera emitida en el mundo) lo que hace que la nuestra sea una economía que ha emitido menos inversión al exterior que México, Brasil (estos dos superan muy holgadamente a la cifra argentina), Chile, Colombia y Venezuela. Lo que, a la vez, se vincula con el hecho de que entre las 100 empresas multinacionales latinoamericanas (multilatinas) solo 5 son argentinas (30 son mexicanas, 29 brasileñas, 21 chilenas y 10 colombianas).

Un efecto de la mala organización económica es la imposibilidad de la conformación de un ecosistema de empresas competitivas. Y el mundo de la tercera década del siglo XXI no es un mundo de productos sino de empresas (virtuosas).  

La competitividad externa requiere, para esas empresas, hoy, al menos 7 atributos: una acertada estrategia; una oferta integral adecuada a la nueva economía del conocimiento; innovación constante; la formación de redes de alianzas exteriores con inversores, proveedores, financiadores e innovadores asociados; personas preparadas para el liderazgo, la producción y la representación negocial; una reputación garantizada; y legitimidad y garantías de cumplimiento. Algo muy difícil de lograr sin un ordenamiento interno y una reconfiguración de las relaciones externas.

El mundo vive una revolución. Ya no es una revolución derivada de acontecimientos políticos (como lo fue la caída del Muro de Berlín, la conversión de China al capitalismo o la generación de la Union Europea). La revolución ahora está en manos de empresas que crean nuevas realidades, inventan, permiten al ser humando llegar donde antes no había llegado, disrumpen y hasta ocupan espacios ni siquiera regulados o previstos por las instituciones. Nadie va más rápido ni lejos que ellas. Asistamos a una “revolución micro”.  

Argentina tiene, pues, un tremendo desafío de adecuación por delante.

 

Marcelo Elizondo 
Chairman del Comité Argentino de la International Chamber of Commerce (ICC) y Director del Comité de Economía Internacional del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).