Perspectivas (CEA)

Promesas rotas: régimen cambiario y tipo de cambio en Argentina

Autor
Pablo Garofalo (New Jersey City University) y Jorge Streb (Ucema)
Mes/Año
05/2022
Promesas rotas: régimen cambiario y tipo de cambio en Argentina

Columna Perspectivas del mes de mayo 2022. Esta sección del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la UCEMA provee un análisis de destacados economistas con orientaciones y enfoques diferentes respecto de los problemas económicos de nuestro país y el mundo.

 

En América Latina se observa un patrón cambiario conforme al cual las devaluaciones se demoran hasta después de las elecciones, o más precisamente hasta después del cambio de gobierno. Nosotros encontramos algo nuevo: que esas devaluaciones son específicas de los regímenes de tipo de cambio fijo inconsistentes, donde los anuncios no coinciden con la práctica. En esos regímenes, hay señales de alerta previas como los tipos de cambio duales, con un tipo de cambio oficial y otro de mercado.

Comúnmente se diferencia entre regímenes cambiarios fijos, con tipo de cambio oficial fijo o reptante (crawling peg), y regímenes cambiarios flotantes, con un tipo de cambio que flota libremente o en flotación sucia con intervención del banco central en el mercado. Luego de comparar los anuncios con lo que sucede en práctica, es posible distinguir entre regímenes cambiarios fijos y flexibles consistentes, donde los anuncios coinciden con la práctica, y regímenes inconsistentes, donde no.

Las promesas rotas alrededor de elecciones ocurren tradicionalmente en uno solo de esos cuatro regímenes: el régimen de tipo de cambio fijo inconsistente (control de cambios). En la región, entre 1980 y 1999, los regímenes fijos inconsistentes se caracterizaron por una paulatina sobrevaluación del tipo de cambio real el año anterior al cambio de gobierno, que se corrigió luego por medio de una brusca depreciación. Como después de 1999 el FMI dejó de seguir los anuncios cambiarios oficiales, no es posible distinguir en forma sistemática entre regímenes cambiarios consistentes, donde se cumple la palabra, e inconsistentes, donde los hechos la desmienten. En las elecciones del período 2000-2016 rastreamos casos de tipos de cambio duales con una inflación anual superior al 10%, algo típico de los tipos de cambio fijos inconsistentes en las dos décadas anteriores. Y detectamos un único episodio: las elecciones nacionales de la Argentina en 2015. El gráfico muestra que en 2015 este país siguió el típico patrón del período 1980-1999: una paulatina sobrevaluación cambiaria antes de las elecciones que se corrigió bruscamente después.

Pablo Garofalo y Jorge Streb

La Argentina ha reeditado el cepo cambiario de 2011 a 2015, con un comercio exterior trabado por los permisos de importación y, en algunos casos, de exportación. Además, se ha reintroducido un tipo de cambio dual. Al 16.5.2022, hay un tipo de cambio oficial de $117 que se ajusta en forma reptante (con enormes discriminaciones que van desde $78 para las exportaciones de soja hasta $203 para las compras de turistas en el exterior). Por otro lado, hay un tipo de cambio libre o de mercado de $210 que surge de las operaciones financieras en el mercado de capitales. Este esquema cambiario dual, en un contexto de alta inflación, da señales de alerta sobre los riesgos de una nueva desestabilización macroeconómica. Ahora mismo hay retrasos tremendos de las tarifas públicas, lo que no promete nada auspicioso para el año electoral 2023. A contramano de gran parte de la región, como en la película sobre el día de la marmota, la Argentina parece atrapada en un círculo vicioso que repite una y otra vez.