Perspectivas (CEA)

¿Por qué la dolarización endógena no es suficiente para estabilizar Argentina?

Autor
Alfredo Romano
Mes/Año
05/2025
Alfredo Romano

En economía, una variable endógena es aquella cuyo valor está determinado o influenciado por otras variables dentro del mismo modelo. En otras palabras, es una variable dependiente, cuyo valor cambia en función de las interacciones y relaciones entre las demás variables dentro del sistema.

Llevado a nuestro caso: si los agentes económicos cambian sus preferencias o expectativas —por ejemplo, respecto a la estabilidad política o institucional—, también se verá afectado el proceso de dolarización endógena. Y ese es el corazón del problema: depender de un fenómeno espontáneo y frágil no garantiza estabilidad monetaria de largo plazo.

En Argentina, esta dinámica endógena ya existe hace décadas. La sociedad ahorra, invierte, fija precios y hasta transacciona parcialmente en dólares. Lo que Javier Milei describe como “dolarización endógena” es una reacción lógica ante la destrucción del peso, y refleja un diagnóstico correcto del colapso de nuestra moneda nacional.

El programa económico actual tiene fortalezas incuestionables. Se ha logrado alcanzar el superávit fiscal, se eliminó la emisión monetaria para financiar el Tesoro, se están sincerando precios relativos, se está desarmando un esquema de controles distorsivos y además se ejecuta un programa de desregulación extraordinario. Estos avances son la base necesaria para cualquier transformación estructural futura, y demuestran que el gobierno tiene dirección y convicción.

Ahora bien, si el objetivo es la estabilización de largo plazo, entonces es imprescindible un cambio del régimen monetario. Mientras el peso siga siendo la única moneda de curso legal y el Banco Central continúe funcionando, el riesgo sistémico persistirá. La dolarización endógena no elimina el problema: solo lo esquiva. En este contexto, la única forma de transformar esa dinámica consiste en una solución estructural por medio de una decisión institucional explícita y no por medio de un fenómeno espontáneo.

La idea de que los argentinos van a "sacar los dólares del colchón" y usarlos libremente parte de un error: la confianza no se construye con incentivos, sino con garantías. Sin una reforma legal que respalde el uso del dólar, los agentes seguirán viendo al sistema como vulnerable a cambios políticos repentinos. Y en Argentina la política de turno ha demostrado demasiadas veces su capacidad para alterar las reglas de juego.

Por eso, mi propuesta es avanzar hacia una dolarización legal, ordenada y definitiva, que convierta el síntoma en solución. El momento ideal puede ser luego de las elecciones legislativas de medio término. Si el gobierno consolida su respaldo popular, debería enviar al Congreso dos proyectos clave:

  1. Dólar como moneda de curso legal, para que pueda circular libremente y tener poder cancelatorio total, además de cobrar los impuestos en dólares.
  2. Una reforma del sistema financiero que lo ponga en línea con este nuevo régimen y lo fortalezca.

Una vez aprobadas estas medidas, el siguiente paso sería definir un tipo de cambio de conversión —por ejemplo, 1.260 pesos por dólar, lo que implicaría unos 17.000 millones de dólares para rescatar el circulante— y realizar un canje voluntario de pesos por dólares. A partir de ahí, el Banco Central se cerraría y el peso dejaría de existir como problema.

La dolarización endógena es un síntoma, no una solución. Solo una decisión institucional puede convertir esa tendencia espontánea en un régimen monetario estable y definitivo. 

 

Alfredo Romano
Master en finanzas, Master en Políticas Publicas.