Impacto diferencial del cambio tecnológico en la agricultura argentina
Columna Perspectivas del mes de junio 2022. Esta sección del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la UCEMA provee un análisis de destacados economistas con orientaciones y enfoques diferentes respecto de los problemas económicos de nuestro país y el mundo.
La relevancia del cambio tecnológico en la agricultura argentina resulta un hecho conocido. En efecto, en el último medio siglo el área sembrada de los principales cultivos de grano se ha duplicado, mientras que en el mismo período la producción (índice de producción ponderado por precios) se ha multiplicado por siete u ocho. Mayor producción por hectárea sugiere cambios no sólo en la cantidad de insumos empleados, sino también en el tipo de éstos y en la forma en que se utilizan.
Daniel Lema ha analizado detalladamente la problemática del cambio tecnológico, y concluye que el aumento de Productividad Total de Factores (PTF = cociente entre total de producto obtenido y de insumos empleados) ha aumentado, en el período 1961-2013, entre un 1.5% y un 2.0% por año. La evidencia del trabajo de Lema sugiere que el aumento de PTF de los cultivos de granos ha sido sustancialmente mayor que los de la ganadería bovina (de 2 a casi 4% en agricultura, vs. 1% en ganadería).
Si bien existe evidencia sobre cambio tecnológico a nivel agregado, existe menos información sobre cómo los incrementos de productividad han afectado a distintas zonas productivas. A fines de la década de 1970, quien esto escribe tuvo oportunidad de visitar establecimientos agrícolas en Tucumán y Salta, y quedó impresionado por el “boom” de la soja en estas regiones: zonas que algunos años antes estaban cubiertas por monte escasamente productivo, estaban en ese momento siendo rápidamente reconvertidas a producción de la oleaginosa. Los que aprovecharon este cambio, ya sea por tener habilidades superiores de previsión o por “estar en el lugar adecuado en el momento adecuado”, tuvieron un incremento patrimonial envidiable. Algo similar ocurrió una década o dos más tarde en Santiago del Estero y Chaco.
Dos tecnologías: Siembra Directa y Maíz Tardío
Las nuevas tecnologías permitieron la expansión de la frontera agropecuaria en el NOA y NEA, pero también tuvieron impacto diferencial en distintas sub-regiones de la pradera pampeana. Por ejemplo, en la zona tradicional maicera-sojera la siembra directa (SD) permitió reducir costos, acelerar labores y lograr mejoras en prácticas agronómicas (control de erosión). Pero en la zona tradicionalmente ganadera de la Cuenca del Salado permitió además producir cultivos de grano en campos que anteriormente eran sólo aptos para producción forrajera. La SD entonces mejoró la productividad de actividades que ya se realizaban (cultivos) y, además, permitió reasignar recursos hacia actividades que antes no se realizaban (agricultura en campos con problemas de drenaje).
La tecnología de “maíz tardío” resulta otro ejemplo de cambio tecnológico con impacto diferencial según zona productiva. Esta tecnología implica atrasar la fecha de siembra del cultivo aproximadamente dos meses con respecto a la fecha convencional de fines de septiembre/octubre. El atraso de fecha de siembra resulta posible gracias a la resistencia a insectos de los nuevos híbridos de maíz, y tiene la ventaja importante de reducir el riesgo de déficit hídrico, que afecta especialmente a maíces sembrados en fecha convencional. Esta tecnología favorece especialmente a aquellas zonas que – si bien son aptas para la agricultura – presentan riesgos importantes de falta de humedad en el período crítico.
Impacto sobre precios de la tierra
El cambio tecnológico resulta en la reducción de costos de producción. Suponiendo precios y carga impositiva constante, esta reducción debería reflejarse en aumento del precio del factor tierra, que captura la diferencia entre ingresos y costos variables. Y esto es lo que ha ocurrido: en términos de US$ constantes, y dependiendo de la zona productiva, en las últimas tres décadas el valor del recurso tierra en Argentina ha aumentado entre 2.5 y 3.5 veces.
El gráfico adjunto muestra la evolución del precio de la tierra en distintas sub-regiones de la pradera pampeana. Se expresa como “100” el valor en la principal zona maicera/sojera del país. Como puede verse, para la zona triguera el precio relativo se ha mantenido prácticamente constante en 40% del valor de la tierra en la zona maicera. En las zonas tradicionalmente ganaderas de invernada y cría, sin embargo, el valor ha aumentado en relación con el de la zona maicera. En la zona de cría el aumento ha sido moderado, pasando de 15 a 18% entre la década del 90 y 2016/19. En la zona de invernada, sin embargo, el aumento ha sido bastante importante, pasando de 40% en la década del ’90, a casi 50% en 2016/19.
Fuente: Márgenes Agropecuarios
Conclusiones
El cambio tecnológico no afecta de igual forma a todas las actividades económicas. Algunas tecnologías pueden tener impacto reducido en ciertas zonas productivas, pero un importante impacto en otras. Es de esperar que este impacto diferencial modifique el valor de la tierra en algunas regiones en relación con otras. Los datos presentados aquí sugieren que el valor de tierras tradicionalmente ganaderas puede haber aumentado (aun modestamente) en relación con el de las mejores tierras agrícolas del país. Estos aumentos posiblemente se deben más a las mejoras en el potencial de la producción agrícola en estas zonas que a aumentos de la productividad de la ganadería (aunque lo último no debería descartarse).