"Que el aprendizaje de Macri le sirva a Fernández."
Columna Perspectivas del mes de diciembre 2019. Esta sección del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la UCEMA provee un análisis de destacados economistas con orientaciones y enfoques diferentes respecto de los problemas económicos de nuestro país y el mundo
La gestión económica de Macri fue un fracaso. Más allá de algunos aciertos en la obra pública y la política aerocomercial, su política macroeconómica fue mala. No perdió la relección por un vuelco a la izquierda de parte importante de la sociedad argentina, sino por la desesperación que crearon sus repetidos errores.
Por el momento, de la política económica del presidente Fernández sólo se sabe que los que pagamos impuestos tendremos que pagar todavía más, que no habría un festival de emisión monetaria y que se querría renegociar más o menos rápidamente la deuda con los tenedores de bonos (no se asume que entre ellos, antes que extranjeros y buitres, hay gran cantidad de argentinos que pretenden ganar un interés sobre sus ahorros). También sabemos que no se levantará el cepo y que las empresas que despidan empleados deberán pagar indemnización doble. El balance de lo que sabemos es malo. La prima de riesgo argentino lo refleja. No baja de 2200 puntos básicos, un altísimo nivel tan solo inferior a los niveles de la hiperinflación y el corralito.
El grupo que gobernará los próximos cuatro años cree que Macri fracasó porque fracasaron las recetas neoliberales y que por tanto hay que apuntar en sentido contrario. Pero somos gente grande; deberíamos sacar provecho de la experiencia ajena.
Después de dos años y diez meses a los tumbos, Macri encontró por fin el rumbo y empezó a seguirlo con disciplina ejemplar. Lo que antes entendía en la teoría, esta vez lo entendió en la práctica. Entendió dos o tres cosas importantes: que si no bajaba el déficit fiscal, el déficit se lo tragaría a él; que para bajarlo debía reducir el gasto público pues no hay margen efectivo para aumentar la presión tributaria; que había que cerrar el grifo de la emisión de moneda para bajar la inflación, y que todo lo anterior es condición necesaria pero no suficiente para poner el país en la senda del crecimiento económico. Por esto se afanó en acordar con los gobiernos europeos y brasileño la firma de un tratado de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Con las experiencias de Chile, Perú y México a la vista, era claro que sin apertura al comercio y la inversión extranjera no habría una chance cierta de aumento de la productividad laboral y el salario real, que es su imagen refleja.
Al borde del default, Macri recurrió a la ayuda del FMI. Tomó fondos de bajo costo, canceló vencimientos de deuda de alto costo y evitó el default. Redujo el déficit fiscal en casi 4% del PBI y literalmente congeló la oferta de dinero de base entre septiembre de 2018 e igual mes de 2019. Dos hechos notables. El expresidente actuó de acuerdo con sus convicciones y selló su destino político.
En rigor, su destino político había quedado sellado por la crisis de las Lebac. A partir de abril de 2018, el agravamiento de la recesión era inevitable en virtud del probado efecto contractivo de una suba del riesgo país. Entre octubre de 2017 y octubre de 2018, esta variable saltó de 350 puntos básicos a 700 y era improbable que bajara de cara a la elección presidencial de 2019.
Pero el devenir económico pudo haber sido menos traumático de haberse aplicado la política cambiaria correcta. Pese al congelamiento de la oferta monetaria, la inflación se elevó a 50% anual en aquellos doce meses. ¿Por qué? Porque subió la velocidad de circulación. ¿Por qué subió la velocidad? Porque el país enfrentaba, con una economía bimonetaria, una elección presidencial decisiva. Estas circunstancias exigían la convertibilidad del peso o algo parecido.
Mi sugerencia al presidente Fernández es que continúe la política que Macri descubrió tarde: que apunte al déficit cero y al superávit fiscal, que vaya a una convertibilidad y que acelere la marcha hacia el libre comercio con la UE. Tendría el apoyo de los legisladores de Juntos por el Cambio en el Congreso y ayudaría a contrarrestar la terrible imagen del kirchnerisno.