Perspectivas (CEA)

“Se debe trabajar desde hoy a la tarde (no hay que esperar al 2020) para lograr mejorar la posición fiscal y converger a un superávit primario sostenible”

Autor
Jorge Streb
Mes/Año
01/2019
“Se debe trabajar desde hoy a la tarde (no hay que esperar al 2020) para lograr mejorar la posición fiscal y converger a un superávit primario sostenible”

Columna Perspectivas del mes de enero 2019. Esta sección del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la UCEMA provee un análisis de destacados economistas con orientaciones y enfoques diferentes respecto de los problemas económicos de nuestro país y el mundo.

 

Entrevista a Juan Luis Bour, director de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas.

Tomas Marinozzi, ayudante del Centro de Economía Aplicada de la UCEMA, entrevistó Juan Luis Bour, Director de FIEL, para hablar sobre actualidad económica y dar sus pronósticos para el 2019.

Es evidente que este semestre la economía cayó, es probable que el primer semestre del año que viene ocurra lo mismo. ¿Qué se puede hacer para apaciguar la caída en el ciclo?

En primer lugar, mantener el objetivo de reducir los déficits gemelos, el desequilibrio fiscal y de cuenta corriente. Lo primero implica, además, implementar aquellos cambios y reformas que permitan llegar a un superávit primario no inferior a 2% del PIB hacia 2022. En segundo lugar, debemos admitir que el proceso de desinflación puede ser algo más lento que lo propuesto, de modo de no forzar una política monetaria muy contractiva para llegar a una inflación de un dígito en 2021. En tercer lugar, un programa macroeconómico de estabilización da señales de largo plazo que, si son creíbles, permite anticipar los efectos positivos de esa estabilización. Ese debe ser el centro de la discusión en 2019, es decir, al mismo tiempo que se persiguen las metas de corto plazo, se diseñan reformas de largo plazo y se avanza en reformas de corto plazo consistentes. Es decir, se crea un escenario de consistencia intertemporal de las políticas públicas.

No sería consistente intertemporalmente aumentar el gasto fiscal en 2019 para moderar la recesión: los agentes económicos se darían cuenta que la promesa de equilibrio fiscal no es cumplible.

¿Cuál es el costo implícito de mantener el tipo de cambio dentro de la banda?

La banda –por un lado- no es fija sino que depende en su pendiente y amplitud de decisiones, que podrían o no ser consistentes con la tasa de interés. Es probable que si se quiere forzar el TC dentro de la banda (suponiendo escaso poder de fuego en términos de ventas de divisas) en algún momento se requieran tasas reales muy altas. Considero prudente no dejarse tentar por “atrasar” el TC, y por lo tanto soportar algo más de inflación que la incluida en el Presupuesto y en el acuerdo con el Fondo.

¿Considera que el paso de las Lebacs a las Leliqs y Lecaps fue útil para reducir la volatilidad de los pasivos remunerados?

Esa volatilidad depende de diversos factores, incluyendo expectativas. Es claro que la volatilidad se redujo, pero en ello influyeron varios factores: la “estabilización” del TC dentro del sendero, la política de agregados monetarios y, entre otros, la percepción de que hay un programa económico de estabilización en un contexto muy volátil.

¿Es sostenible el crecimiento nulo de la base hasta junio del año que viene? ¿Cuáles son los riesgos de esto?

La base crecerá en diciembre (sin esterilización posterior) y nuevamente en junio, en un contexto en que la demanda de dinero no crece. En un período corto no hay mayores riesgos.

El modelo actual pareciera depender del endeudamiento externo. El riesgo país ronda los  655 puntos básicos, nuestro prestamista de última instancia es el FMI. Hoy como están las cosas, teniendo en cuenta que hay que cumplir las revisiones del Fondo para recibir los desembolsos, ¿hay lugar para diseñar una política económica autónoma?

Si la política económica se entiende como algo de muy corto plazo (6 a 12 meses) la respuesta es que lo mejor para el país no es lo mejor para quien está a cargo. La habilidad y el valor de un estadista, y de un partido político que pretende volver a ganar elecciones, es diseñar una política económica pro-crecimiento  que sea a la vez una política sostenible en el tiempo (o sea, que elimine el déficit fiscal y que tenga un desequilibrio de cuenta corriente financiable). Hay mucho por hacer, sólo hay que mirar un poco con detenimiento, más allá de la política de corto plazo.

 Algunas personas argumentan que la rama más floja de Cambiemos fue la política económica. ¿Qué cree usted que Cambiemos podría haber hecho mejor? ¿Qué aspectos o medidas cree que fueron acertadas?

No estoy de acuerdo: lo más flojo fue la política, que desde la Presidencia y la Jefatura de Gabinete, así como desde el Congreso, festejaron la política pro-gasto y pro-consumo que exacerbó los desequilibrios. Es la política económica que salvó a la Jefatura de Gabinete y a la Política, y no al revés.

Considera que los objetivos de la política “doble cero” (cero déficit y cero emisión) se pueden cumplir o son demasiado ambiciosos para la Argentina.

Cero déficit primario no es una opción, es un mínimo, después del cual hay que salir a financiar un desequilibrio de 3.5% del PIB. No hay que confundir opciones con “lo que me gustaría”. La opción es entre un superávit primario de 2% o uno de 3%, eso se puede discutir. La no emisión se refiere a no emitir para financiar al Tesoro. 

¿Qué se puede esperar para el año que viene teniendo en cuenta que es un año electoral?

La economía se contraerá en promedio alrededor de 1% o más, porque empezamos con un primer trimestre de caída fuerte, que difícilmente sea compensado por 3 trimestres expansivos. Estimamos que la inflación puede caer en la punta del año alrededor de 15 puntos. Una caída de casi 25 puntos como se postula requiere apretar excesivamente lo monetario y condenar a una recesión más larga y profunda.

¿Cuál es su principal preocupación macroeconómica?

En primer lugar, se debe trabajar desde hoy a la tarde (no hay que esperar a 2020) para lograr mejorar la posición fiscal y converger a un superávit primario sostenible. No es sostenible lograr esa mejora aumentando impuestos (a las exportaciones, al trabajo, etc.) y por lo tanto hay que pensar qué vamos a hacer en 2020 para en primer lugar sostener el equilibrio primario, y en segundo lugar aumentarlo a superávit. Ese es un tema para trabajar desde ahora. Ídem en materia de desregulación y re-regulación de la economía en todas las áreas en las que estamos en período paleolítico (tenemos una economía cerrada al mundo, con un sistema financiero pequeño, que estafa periódicamente a sus accionistas –los argentinos-, que protege a los sectores más ineficientes, etc.). Demasiadas preocupaciones macro y micro, me duele la cabeza.