El rule of law y la democracia en el mundo
Es abogado, profesor de Filosofía Política, periodista, escritor e investigador cubano que reside en la Argentina. Se graduó en Derecho en la Universidad de Santo Tomás de Villanueva en La Habana y en 1960 obtuvo su Máster en Derecho Comparado en la Southern Methodist University (Dallas, Texas, EE.UU.).
Columna Perspectivas del mes de mayo 2019. Esta sección del Centro de Economía Aplicada (CEA) de la UCEMA provee un análisis de destacados economistas con orientaciones y enfoques diferentes respecto de los problemas económicos de nuestro país y el mundo.
El lenguaje político en el mundo está lleno de palabras y vacío de conceptos de gobierno. A fin de comprender la presente caótica situación política es más que importante comprender el significado de las palabras en términos de los principios éticos implícitos en las mismas, así como sus implicaciones políticas para asegurar los derechos individuales en una verdadera democracia.
La actual postura ética, de los políticos, los intelectuales y los medios, se sustenta en la protesta por la desigualdad en la distribución de la riqueza en los países y entre los países industriales y los países en desarrollo. La discusión política, por tanto, es ética y no económica. Es evidente asimismo que en la medida que crece la preocupación por el aumento de la pobreza en el mundo, la propuesta es destruir el sistema que creara la libertad individual, la calidad de vida y la prosperidad económica por primera vez en la historia.
Desafortunadamente ese sistema, que fuera denominado capitalismo por Marx, aparece éticamente descalificado por la supuesta iniquidad de la explotación de los trabajadores por los capitalistas. Nadie aparece para defender ese sistema en términos éticos, ignorando que el denominado sistema capitalista no es un sistema económico, sino ético y político. Pretende presentarse no obstante como economía de mercado, y por supuesto el mercado aparece como el reino del materialismo y el egoísmo, frente al Estado supuesto representante del interés general.
En esencia, no obstante, es la defensa y respeto de los derechos individuales, a la vida, a la libertad, a la propiedad y a la búsqueda de la propia felicidad. Esos son los principios fundamentales del Rule of Law, cuyo presupuesto fundamental es que las mayorías no tienen el derecho de violar los derechos de las minorías. Es el concepto político opuesto por definición a la razón de Estado en nombre del Pueblo, que prevalece y ha prevalecido históricamente en la Europa continental.
El derecho del hombre a la búsqueda de su propia felicidad es fundamental para el establecimiento de un sistema político de libertad. Éticamente significa que los intereses privados no son per se contrarios al interés general. Cuando se considera lo contrario, hemos aceptado el principio del bien común, que es definido por el gobierno como tal. Consecuentemente no hay límite al poder político, que es la base de la libertad. Por esa razón Ayn Rand sabiamente dijo: “La noción tribal del bien común ha servido como la justificación moral de la mayoría de los sistemas sociales y de todas las tiranías en la historia”.
Está presente entonces la equívoca concepción ética de Lenín respecto del Capitalismo, tal como la expresó en su “Imperialismo Etapa Superior del Capitalismo”. De conformidad con esa visión, Estados Unidos aparece como el imperio del mal que a través de la inversión extranjera explota al resto del mundo. Ese enfoque ético sirve a la demagogia de los políticos en su lucha por el poder político en sus propios países. Así el socialismo, que fuera la denominación que el Iluminismo le diera a la demagogia, es la idea prevaleciente para alcanzar y mantener el poder político.
El ambiente político actual está endurecido por una gran división entre derecha e izquierda. La derecha está por definición éticamente descalificada por representar los intereses de los ricos, en contra de la izquierda que pretende representar el interés de los pobres. Dado que a través de la historia los pobres son más que los ricos, como lo reconociera Aristóteles, es obvio que la democracia en el país se convierte en el reino de la regla de la mayoría, consecuentemente confundida con el socialismo. Como muy bien dijera Alexis de Tocqueville: “Socialismo y concentración de poder son frutos del mismo suelo”. La consecuencia es mayor pobreza en ausencia de los derechos individuales. Y permítanme recordar que cuando las necesidades generan derechos (Derechos Humanos art. 25) se violan los derechos de los que producen la riqueza que satisface las necesidades.
Por último y tal vez más importante, en 1912 Von Mises escribió: “El problema con el socialismo es que aun aquellos que se le oponen aceptan sus premisas éticas esenciales.” Esa es la situación que enfrentamos hoy y por eso es tan importante hacerle conocer al mundo la sabiduría de Trasímaco cuando en referencia al carácter del hombre dijo: “Su esencia psicológica es simple: él está para obtener lo que quiere, y lo que quiere está estrechamente circunscrito. Poder y placer son sus intereses exclusivos. Pero para obtener lo que quiere este lobo tiene que usar la ropa de la oveja de los tradicionales valores morales. Su mascarada solo puede ser llevada a cabo poniendo el vocabulario de la moral convencional al servicio de sus propios intereses. Debe decir en las cortes jurídicas y en las asambleas lo que la gente quiere oír y así ponen en sus manos el poder. Él debe tomarlos por los oídos antes de tomarlos por la garganta.”