Frente al Coronavirus, la Solución está en el Congreso, no en las Aulas
Han pasado más de seis meses desde el inicio de la cuarentena. Lo que en su comienzo fue una curiosa y extraña experiencia, se transformó en una costosa cotidianeidad. Es claro que frente a la tragedia humanitaria que estamos viviendo, la cuarentena, en sus inicios, fue una medida racional que generó notables beneficios, al facilitar el aislamiento social y ganar tiempo para que el gobierno se prepararse para enfrentar el pico de contagios, con el fin de evitar las dantescas imágenes llegadas desde Italia y España. Por supuesto, la cuarentena también generó costos, los cuales han crecido exponencialmente conforme la misma se fue alargando. En educación los costos son inmensos, vivimos una tragedia educativa cuya magnitud se pierde en la cuenta cotidiana de nuevos contagios y muertes por el coronavirus.