Las identidades nacionales en América latina y en Europa
Cuando cayó Roma, su vasto imperio se segmentó en muchos sentidos, incluido el lingüístico. En las regiones romanizadas el latín vulgar evolucionó de manera diferente en cada parroquia, dando lugar a una multitud de lenguas vernáculas romances. En las regiones menos romanizadas renacieron las lenguas indígenas, también muy segmentadas. Esto cambió cuando, con la introducción de la imprenta de caracteres móviles, comenzó un proceso inverso de amalgama de dialectos vernáculos. Algunos se erigieron en lenguas literarias que eventualmente reemplazaron al latín eclesiástico. Así emergieron unas protonacionalidades lingüísticas que fueron la base a partir de la que eventualmente surgieron las identidades nacionales europeas. La mayor parte de las “naciones” tuvieron su propia lengua, y esto determinó la obsesión étnica de los nacionalismos europeos, frecuentemente violenta.
Los contrastes y paralelos con el caso latinoamericano son interesantes. Las nacionalidades de Iberoamérica también emergieron del colapso imperial: el de los imperios español y portugués. Pero cuando se produjo ese cambio, la imprenta de caracteres móviles ya estaba instalada, dando estabilidad a la lengua. Construir “nacionalidades” en ese contexto, siguiendo el moderno modelo europeo del estadonación, fue mucho más difícil. Por largo tiempo existió una proto-nacionalidad pan-hispanoamericana, de fuerte arraigo en tanto se enfrentaba a un “otro absoluto”: los indígenas que rodeaban a sus ciudades, configurando un océano heterogéneo de culturas opuestas a la hispana, desde California hasta la Tierra del Fuego.
Durante ese período, los estados hispanoamericanos incipientes compartieron próceres. Los padres fundadores fueron intercambiables. Y mientras en Europa la caída del Imperio implicó la interrupción de la latinización, el hecho de que la imprenta ya estuviera instalada cuando los imperios ibéricos se retiraron de América significó la continuación y reforzamiento de la latinización. La América hispana se convirtió así en la región lingüística contigua más extensa del planeta. Eventualmente los estados incipientes pudieron construir diferencias suficientemente significativas como para que sus habitantes sintieran que albergaban identidades diferenciadas de las de sus vecinos contiguos. Pero la obsesión étnica de los europeos permaneció ausente. Hipotéticamente, ésta habrá sido una de las varias razones por las que hubo menos guerras interestatales intensas en América latina que en Europa.