¿Quién toma la “medicina amarga” en El Salvador?
Esta es la tercera presentación de un ciclo sobre las nuevas derechas.
En junio de 2024 Nayib Bukele tomó posesión por segunda vez como presidente de la República de El Salvador, iniciando lo que muchos señalan como su primer mandato inconstitucional. En su discurso, hizo referencia, como lo hizo cinco años atrás, a la necesidad de tomar “medicina amarga” para sanar un país enfermo. En 2019 esa enfermedad era la violencia y la corrupción alimentada desde las altas cúpulas de los partidos tradicionales que gobernaron el país por 30 años. Pasado su primer mandato, y superada la primera enfermedad, la sociedad salvadoreña, según Bukele, seguía enferma. Ya no tenía el cáncer de las pandillas, pero todavía tenía que “curarse de la mala economía”. Para esto, dijo, “El Salvador necesita tres cosas… la guía de dios, el trabajo incansable del gobierno y que el pueblo vuelva a defender a capa y espada cada una de las decisiones que se tomen”. Pidió también que todos levanten su mano para jurar seguir “al pie de la letra cada uno de los pasos sin quejarnos”. Con este gesto, Bukele, quien es actualmente el mandatario más referenciado de América Latina, tanto por su popularidad como por las numerosas denuncias de violaciones a Derechos Humanos, asumió el reto de hacerle frente a una creciente crisis económica que ha probado ser el talón de Aquiles de su narrativa del “milagro” salvadoreño. En este breve análisis socioeconómico de su primer período y de lo que va del segundo, se abordan distintos aspectos clave de la situación actual del país y de los sectores de la sociedad salvadoreña a los que les toca (y a los que no) tomar la “medicina amarga”.
Ph.D. student specializing in the study of peace processes in the 20th century from the perspective of grassroots ex combatants. He holds a master’s degree in history from the Mora Research Institute in Mexico City, a master’s in Conflict Resolution from the United Nations-mandated University for Peace in San José, Costa Rica, and did his undergrad studies in psychology at the Central American University (UCA) in El Salvador. His research goal is to understand how and why peacebuilding processes that involve the disarmament, demobilization and reinsertion of combatants fail or succeed, and how this is narrated in both official history and from the memories of grassroots ex combatants. So far, he has explored these issues for the cases of El Salvador’s FMLN guerrillas and Colombia’s FARC-EP guerrillas using oral history and is currently in an exploratory phase for the case of Mozambique’s FRELIMO and RENAMO combatants. He has worked with universities, NGO’s, civil society organizations, and research centers in North, Central and South America, as well as in the United States and Germany, addressing issues such as: social violence, homicidal violence, political participation in post-war societies, human rights violations in contexts of armed conflict, peace-building processes, education policies, cultural policies, land-related conflicts, authoritarianism, irregular migration, and inclusive education.