Brecha salarial de género y la necesidad de políticas diferenciadas

Autor
Vanesa D'Elia
Medio
Ámbito
Mes/Año
2 de noviembre de 2022
Vanesa D'Elia

El debate político debe encarar las políticas de género de manera diferenciada, poniendo la mirada en las distintas realidades y necesidades regionales. Aplicar medidas heterogéneas para lograr resultados más igualitarios es la clave.

La preocupación y el debate por la brecha de género ha ido en aumento en las últimas décadas en nuestro país. Son cada vez los estudios que reflejan que las desigualdades entre hombres y mujeres existen en la mayoría de los aspectos relacionados con el mercado de trabajo, como son los salarios, el empleo y la participación laboral. Haciendo cálculos simples con los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, los varones ganan en promedio 38% más que las mujeres. ¿Esto significa que el mercado de trabajo discrimina a las mujeres? No necesariamente. Para poder hacer esa afirmación hay que avanzar un poco más en los cálculos y eliminar de esa diferencia todo aquello que tenga que ver con las diferencias en las características de los trabajadores.

Por ejemplo, sería razonable encontrar que, si un grupo de personas es más educado, tenga en promedio remuneraciones más altas que el grupo con menor nivel de instrucción. Existe evidencia que muestra que la educación es una inversión y como tal tiene un retorno que paga el mercado de trabajo. Sin embargo, lo que no es esperable es que, si estos grupos tuviesen exactamente el mismo nivel educativo y se desempeñan de igual manera en el mercado de trabajo, ganen remuneraciones diferentes sólo porque uno de ellos está conformado por varones y otro por mujeres. Esto es lo que se define como discriminación por género.

Por lo tanto, si se controla por estas características observables, como ser la edad, educación, horas de trabajo, tipo de tarea, etc., y se vuelve a hacer el cálculo anterior, la brecha salarial por género llega al 14%. Y esto sí es evidencia de que el mercado de trabajo discrimina a las mujeres porque no hay razón observable que explique esta diferencia en las remuneraciones.

Pero, ¿qué pasa cuando medimos las brechas al interior del país? De los datos surge que el Gran Buenos Aires es la región con mayor brecha salarial (18%), mientras que la Patagonia es la región con mayores remuneraciones y también la que tiene menor brecha (10%). Si se miran los datos más de cerca, hay algo de esta disparidad que se relaciona con la dinámica propia de discriminación dentro de cada uno de los sectores productivos. Por ejemplo, los varones en promedio ganan más que las mujeres tanto en el sector Comercio como en la Construcción, la Enseñanza o Servicio doméstico, pero el diferencial salarial a favor de los varones es más del doble en el sector Comercio que en el resto. Y como el peso relativo de estas actividades en la estructura del mercado de trabajo difiere de región en región, las brechas de ingreso también reflejan estas disparidades territoriales.

De esto se desprende que generar mercados laborales más justos y equitativos no se logra aplicando recetas uniformes. El debate político debe encarar las políticas de género de manera diferenciada, poniendo la mirada en las distintas realidades y necesidades regionales. Aplicar medidas heterogéneas para lograr resultados más igualitarios es la clave.