Acuerdo con el FMI: la continuidad y las dudas en el corto plazo

Autor
Federico Vacalebre
Medio
Ámbito
Mes/Año
31 de julio de 2023

El nuevo acuerdo es una buena noticia, ya que descomprime un poco la tensión cambiaria. Pero aún hay desafíos pendientes.

Gracias al acuerdo con el FMI, se recibirán u$s7.500 millones a mediados de agosto (Staff Level Agreement), correspondientes al pago pendiente de junio y al estipulado originalmente para septiembre.

Cabe destacar que se modificó la meta de reservas (bajan considerablemente, pasando de una acumulación de u$s8.000 millones a u$s1.000 millones, versus el nivel de diciembre 2021) y la fiscal se mantuvo igual. Esta última, aunque es realizable, necesita que se acelere el ajuste. Lo que no queda claro es el financiamiento directo al Tesoro. No se menciona la meta, aunque aclara que no habría más emisión directa para el fisco desde este momento a fin de año.

Por su parte, en términos de política monetaria y cambiaria, el crawling-peg buscará que el tipo de cambio oficial no pierda competitividad. La tasa de política monetaria deberá ser positiva en términos reales y se “sinceró” la intervención del BCRA en el mercado secundario de bonos. Al margen, se lanzaron una batería de medidas para detener la sangría del BCRA y aumentar la recaudación. La contrapartida de estas medidas es el impacto negativo en actividad e inflación.

Lo cierto es que no se contará con estos fondos (u$s7.500 millones) para cubrir los vencimientos, que rondan los u$s3.200 millones. Aún no está claro cómo se le pagará. Se podría recibir un “préstamo puente” de algún organismo internacional o se podría recurrir al swap con China.

La meta de reservas es imposible de cumplir y la fiscal es factible pero desafiante. Pese a la reducción de la meta de reservas, la situación actual y futura no permiten ser optimistas, ya que las netas están cercanas a los –u$s7.500 millones. Por lo que deberían aumentar más de u$s10.500 millones en cinco meses. Y vienen de caer u$s15.000 millones en lo que va del año. En lo fiscal, el déficit primario llegó a 1,1% del PBI durante los primeros seis meses, quedando un margen de 0,8 puntos porcentuales. Lo desafiante acá reside en la estacionalidad de los segundos semestres, más las elecciones y la tentación de expandir el gasto y una base de comparación desfavorable (tanto por el lado de los ingresos como de los gastos).

¿En qué consisten las nuevas medidas tras el acuerdo con el FMI?

  • Se equiparó el “Dólar Ahorro” con el “Dólar Tarjeta” y se mantiene el “Dólar Qatar” para consumos superiores a u$s300 mensuales.
  • Se generalizó el impuesto PAIS al 25% para todos los servicios.
  • Se generalizó el impuesto PAIS al 7,5% para todos los bienes.
  • Con respecto al “Dólar Agro”, se amplió el esquema para economías regionales, actualizándose el precio del dólar a $340 para las exportaciones que se liquiden hasta el 31 de agosto.

Con estas medidas se busca, por un lado, detener la sangría de reservas (como se ha mencionado con antelación) desincentivado la demanda de divisas y fogueando la oferta (mediante un tipo de cambio diferencial más alto para el agro). Por el otro, se quiere incrementar los ingresos del fisco.

En relación con a lo primero, es la misma estrategia que se viene utilizando. Ajustar el cepo (vía precios esta vez, aunque también seguirá con la administración del comercio a través del SIRA) y lanzar un tipo de cambio diferencial (que, si bien se traduce en una mayor liquidación, desploma la oferta cuando no hay “Dólares Agro”). No quedan dudas de que habrá mayores ingresos vía derechos de exportación e importación. Ahora, no necesariamente es suficiente para cumplir con la meta.

El escenario fiscal del segundo semestre es más complejo y se tendrá que acelerar el ritmo de ajuste. Estas medidas impactarán en el nivel de actividad e inflación, como también se mencionó con antelación. Las trabas y encarecimiento de las importaciones le pegan a una economía que comenzó a mostrar signos de agotamiento claros y el mayor costo de las importaciones se trasladará, en mayor o menor medida, al precio final.

En resumen, el nuevo acuerdo es una buena noticia, ya que descomprime un poco la tensión cambiaria. Ahora, lo cierto es que el desembolso alcanzará solo para pagarle al propio FMI (de acá a noviembre vencen u$s7,3 mil millones, entre capital e intereses). Por esto, la situación cambiaria sigue siendo delicada. Con reservas netas de – u$s7,5 mil millones, sin perspectivas favorables, dólares alternativos “despertándose” con una brecha en ascenso y recurriendo a las mismas herramientas, la pregunta es cómo se llega.