Cada día hay más dudas, y más deudas

Autor
Diana Mondino
Medio
El Cronista
Mes/Año
2 de agosto de 2023
Diana Mondino

El pago al FMI ocupa primera página de los diarios. A pesar que los comunicados son de elevado arte literario, quedan múltiples dudas. Cuando dice que no se pagará con reservas, ¿Será que se paga con más deuda de otro acreedor? ¿O que no hay reservas?

Los mayores desembolsos futuros aumentarán la deuda total. Lo relevante es el uso de esos fondos, que sinceramente espero no sea para mantener el tipo de cambio actual. No debería haber dudas al respecto. ¿O sí?

Cada día hay más dudas y también más deuda. La deuda total documentada de Argentina ya es 120% del PBI. Eso no sería tan grave si la economía creciera más que lo que se paga de interés. Pero resulta que Argentina no crece, pero como no sólo no paga intereses sino que por su déficit necesita financiación adicional, la deuda crece a ritmo notable. En el período de Alberto Fernández ha crecido más que en el período de Mauricio Macri que, al fin y al cabo, había reconocido deuda en default, la reparación histórica con jubilados, los dólares futuros vendidos el año anterior y algunos otros pagos.

A la deuda actual hay que sumar deuda que aún no está documentada, es decir, no se han emitido bonos. Es deuda con importadores, por juicios con sentencia perdidos, venta de dólar futuro, retenciones cobradas por anticipado, con jubilados, con proveedores, etc. Podemos agregar que el swap chino es deuda, IVA exportadores tiene atrasos, etc.

La deuda con todos los organismos multilaterales es de aproximadamente el 20% de la deuda total. Si mágicamente desapareciera, o mejor aún, despareciera la totalidad de la deuda, lo mismo al día siguiente tendríamos que comenzar a acumular nuevamente deuda. Gastamos más que lo que se recauda, con lo cual hay déficit fiscal, aún sin pagar intereses ni capital.

Lamentablemente escucho decir que la deuda con legislación argentina o en pesos no debe ser considerada de la misma manera. Acaso haya alguien que piense que emitir para pagar esa deuda no tiene efecto sobre la inflación. Si así fuera, entonces me pregunto para qué el BCRA reabsorbe pesos en la economía pagando tasas que superan largamente el 100%. Es decir, la deuda en pesos se duplica cada pocos meses.

No es cierto que los problemas actuales sean por la sequía. Durante 2022 se alcanzó el máximo histórico de exportaciones y aun así no se acumularon reservas. El tema es la discrecionalidad para fijar el tipo de cambio: barato para los importadores, y poco incentivo para exportadores. El tipo de cambio se mantiene artificialmente bajo (y con cepo) para que el Gobierno, como principal deudor de la economía, tenga dólares baratos.

Las medidas que se toman para lograr reservas -como por ejemplo el dólar Maíz- quitan previsibilidad: son transitorias, discrecionales, lo opuesto a reglas claras. Además son contradictorias: no se devalúan para que no haya inflación, pero estas medidas son inflacionarias por el lado del BCRA y el mercado las entiende como una devaluación. Doblemente malo.

Argentina toma deuda para gastos corrientes. Eso es una carga para las generaciones futuras. El argumento que si no se pagan sueldos ahora, las generaciones futuras estarán aún peor puede ser válido transitoriamente. En nuestro caso llevamos décadas.

Aun cuando fuera cierto, deberíamos ver si todo lo que se gasta es prioritario.

Para muestra, basta un botón. Pronto habrá 100.000.000 de unidades nuevas de billetes de $ 100, $ 200, $ 500 y $ 1000. Imprimir un billete en Estados Unidos cuesta desde u$s 0,28 hasta u$s 0,86 el más caro, según las medidas de seguridad. Aun cuando en Argentina costara, por ejemplo, sólo $ 0,2, al tipo de cambio oficial serían $ 550.000.000. Sumemos costos de seguridad, distribución y guardado. El BCRA contrata bóvedas externas para guardar billetes de $ 100 que no tienen demanda, pero por algún motivo parece que necesitará más. Ojalá que estos billetes lleguen antes de un nuevo salto inflacionario, para que mantengan algo de valor.

No nos quejemos de la deuda por un déficit que incluye gastos tan extraños como este.