Pymes: una mirada a lo “micro” para poder seguir en carrera

Autor
Mario Casasco
Medio
El Economista
Mes/Año
1 de julio de 2022

No dispongamos energía en cuestiones “macro” que el Estado no proveerá, y concentrémonos en las “micro” que sabemos gestionar

Como el sector pyme es muy heterogéneo, es complejo generalizar realidades. Esa tipología de empresas es muy vasta (más de 550.000 son las pymes registradas), con realidades diferentes, operando en distintos mercados y latitudes de nuestro país.

Por lo tanto, cuando uno hace una generalización sobre la coyuntura por la que atraviesan, hay que ser muy cuidadoso para no caer en inequidades parciales.

Siempre habrá segmentos de pymes a las que les irá mucho mejor o peor que la media.

Más aún, en una economía con una distorsión importante de precios relativos, un alto grado de informalidad, notable volatilidad, estas generalizaciones suelen contener un pecado que las invalida en términos absolutos y son verdades parciales.

No obstante, todas las cámaras y asociaciones intermedias vienen solicitando políticas públicas específicas para las pymes, ahora y desde hace tiempo, con la lógica que los efectos de estas serían un trampolín que ayudaría fuertemente a salir de la decadencia económica que nuestro país viene registrando desde hace años y, por lo tanto, mejoraría los niveles de ocupación y calidad de vida de nuestra población.

La demanda a nivel políticas públicas se basa en dos grandes temas: una reforma impositiva y una reforma laboral, que permita una economía más moderna, flexible y que motive una expansión de las pymes existentes y que promueva la creación de nuevas empresas.

No obstante, vale aclarar que estos “pedidos” no son exclusivos de las pymes, en verdad se trata de reclamos de todas las empresas o proyectos productivos en nuestro país, sean pequeños, medianos o grandes.

Lamentablemente, en estos dos grandes temas, la falta de una legislación laboral e impositiva que promuevan el crecimiento y la creación de empresas y empleo, hace que los proyectos productivos tengan un nivel de competitividad poco robusto en relación a otros países con características parecidas al nuestro, limitando así su inserción en al mercado global.

Un Estado con un desequilibrio entre ingresos y gastos sustancial, con la obligación de financiar ese desequilibrio con emisión monetaria, no es sostenible, por lo que las reformas que los empresarios pymes necesitaríamos, y que han sido propuestas por muchas de las entidades que las nuclean, no se darán en un corto plazo.

Para producir esas transformaciones necesarias, nuestra sociedad y sus liderazgos que la representan, deberían llegar a consensos, algo que parece muy difícil en el corto plazo. Nuestras esperanzas deberían ser sumamente moderadas.

Por ello creo que, como en el ADN de los empresarios pyme está la acción, la resiliencia, el no darse por vencido y el seguimiento del sueño que significa nuestras empresas, deberíamos dejar para otro momento las esperanzas que esas reformas llegaran en breve, y concentrarnos en el negocio que cada uno tenemos, en sus procesos internos, en su financiamiento, en la fidelización de talentos, en nuestras cadenas de valor de la que formamos parte.

En estos procesos, que yo llamaría “micros”, hay mucho valor para capturar, para hacer más rentables nuestros negocios o para evitar poner en riesgo nuestros sueños.

Temas como los mencionados sumados a la incorporación de tecnología en nuestros procesos productivos, comerciales y administrativos que nos permitan ser más productivos, conocer más y mejor a nuestros clientes y proveedores clave compartiendo información, y proyectos comunes con ellos, eliminando los puntos de “dolor” que estas cadenas de valor tengan, son solo algunas de las cuestiones que deberíamos revisar en forma permanente.

Seguramente cada empresario pyme encontrará dentro de su empresa los sectores más críticos donde poner la energía para asegurar el crecimiento o la continuidad de su sueño.

Por todo ello, querido colega, empresario pyme argentino, no dispongamos nuestra energía en reclamar cuestiones “macro” que el Estado no nos proveerá, y concentrémonos en aquellas cuestiones “micro”, que nosotros sabemos gestionar y que nos aseguraran el crecimiento, la supervivencia y continuar con nuestro sueño, tal vez de generaciones pasadas y porque no futuras. Seamos inspiradores para todos los que nos rodean porque eso, en fin, es la esencia de un empresario pyme.