Suba del dólar, inflación y (falta de) medidas

Autor
Diana Mondino
Medio
El Economista
Mes/Año
22 de julio de 2022
Diana Mondino

El dólar sube porque no hay expectativas positivas en el balance fiscal ni comercial

Se dio a conocer el déficit de junio: $321.000 millones (a lo que hay que sumar grandes atrasos en pagos en subsidios). En términos del PIB, el déficit fue aproximadamente 0,4%. Para comparación, debemos pensar que fue en un mes casi lo mismo que en todo 2019, a pesar de que en ese momento considerábamos estar en serios problemas.

El déficit es financiado con emisión, y en junio el BCRA le transfirió otros $95.000 millones al Tesoro por la vía de Adelantos Transitorios. Así, se acumulan remesas por $377.000 millones en el mes. Asimismo, para comprar bonos, habría emitido otros $600.000 millones. En el año, las transferencias acumuladas hasta junio suman $435.051 millones. No está tan mal, ya que está por debajo de la meta de financiamiento monetario del segundo trimestre acordada con el FMI, cuyo tope se elevó a $475.800 millones.

Pero, claro, sólo se cumplió por un tema contable por los DEG del FMI para cancelar Adelantos Transitorios por $322.449 millones. O sea, 50% de diferencia. No es un detalle menor.

Estimado lector: este párrafo será obvio para Ud. pero hay que repetirlo incansablemente. ¿Por qué tanta emisión? Para financiar al Tesoro que emite bonos que el BCRA compra. El bolsillo izquierdo le debe al bolsillo derecho. La independencia del BCRA se limita a un asiento contable. Ante un déficit creciente y sin fuentes de financiación externa, la emisión aumenta. Con más emisión y sin mayor nivel de producción, inevitablemente los precios aumentan. Déficit y emisión prácticamente garantizan inflación.

Por otra parte, hay pocos instrumentos de ahorro en pesos que cubran de la inflación esperada por lo que, por falta de sofisticación bursátil, por otras razones o simplemente por experiencia histórica, las personas tratamos de comprar dólares.

Si, como dice el Gobierno, el mercado de dólares fuera realmente pequeño y sólo fuera US$ 3 millones diarios, con más razón es importante prestarle atención porque quiere decir que las personas preferimos esa vía de ahorro a pesar de ser tan cara.

En economía está todo relacionado, aunque las causas que inician los movimientos pueden ser diferentes. Las variables económicas funcionan como una tela de araña, cualquier cambio en algún lugar, vibra en toda la tela.

El dólar sube porque no hay expectativas positivas en el balance fiscal ni comercial. No hay fondos para pagos de intereses en dólares ni para cubrir importaciones crecientes de energía ni otros insumos. Como siempre, si no hay oferta de dólares y aumenta la demanda, no sorprende que suba el dólar.

Lo que sí sorprende es la velocidad de la suba. Puede deberse a la percepción de problemas políticos, o a las propias medidas que se toman. La suspensión de importaciones alertó a todos de los problemas. Esto debiera llevarnos a pensar si es razonable que los exportadores deban entregar sus ventas a menos de la mitad de precio o si está bien cuando se venden dólares a importadores también a mitad de precio. Es un castigo para unos y subsidio para otros. La solución seguramente sea modificar el tipo de cambio para evitar tamañas injusticias.

¿Por qué no se hace? Sabemos que una devaluación tiene efectos en precios y fisgonea -aún más- la inflación. Pero creo que es muy importante otra razón que no se menciona: el Gobierno es al mismo tiempo el principal deudor y el principal importador de la economía.

Básicamente se está protegiendo la caja del Estado, más que pensar en el desempeño de la economía. Se arriesga una recesión, o una elevadísima inflación, o desempleo, pero se ha decidido mantener la situación preferencial para el Estado.

Además del salto en el dólar, otro dato que muestra que no hay perspectivas de mejorar el déficit y por lo tanto de dejar de emitir es la caída en el valor de los bonos. No hay posibilidad que puedan ser pagados con semejante déficit.

Ningún gobierno quiere inflación ni sustos en el dólar ni faltantes de gas o gasoil ni caída de la producción. No hay maldad. Lo que debemos preguntarnos es qué medidas se piensan usar para reducir (¡y ojalá dentro de unos años... eliminar!) todos estos problemas. Por ahora, no hay ninguna medida, ni buena ni mala. Para la economía, eso son malas noticias.