“4 factores explican el divorcio entre una economía real en modo recesivo y los mercados financieros en modo euforia”

Autor
Esteban Domecq
Medio
Infobae
Mes/Año
5 de febrero de 2023

En una entrevista con Infobae, el presidente de Invecq Consultora dijo que lo que necesita la macroeconomía es contrario a lo que necesita la política. El escenario para el año

Los principales indicadores de la marcha de la economía real y precios tienden a deteriorarse mes, luego de un tercer trimestre 2022 en que parecía que comenzaban a moverse en sentido contrario, mientras que, por el contrario, los índices bursátiles y de riesgo iniciaron un sendero alcista y bajista, respectivamente, reflejando un mejor humor de los inversores hacia futuro.

Frente a ese escenario, Infobae entrevistó a Esteban Domecq, presidente de Invecq Consultora Económica, Licenciado en Economía UBA, Magister en Economía y en Finanzas Ucema, Docente de Macroeconomía en Ucema, y Director General del Congreso Económico Argentino, para que de su mirada sobre la situación presente y expectativas para el resto del año.

Con el respaldo de gráficos basados en datos oficiales y del mercado, el economista fundamentó el “divorcio entre una economía real en modo recesivo y los mercados en modo de euforia” y detalló el escenario que espera para el resto del año.

— Las variables financieras (excepto los tipos de cambio alternativos) parecerían disociarse de las dinámicas recientes de la actividad, que comenzó a contraerse en el último trimestre. Puntualmente, tanto la renta variable local como la renta fija soberana mostraron sólidos rendimientos en las últimas semanas ¿Cómo se explica ese fenómeno?

— Cuatro factores permiten explicar este divorcio entre una economía real en modo recesivo y los mercados financieros en modo euforia.

El primer elemento, clave, es el cambio en el escenario financiero internacional producto de los mejores datos de inflación en economías avanzadas observado en el segundo semestre del 2022, principalmente en Estados Unidos. Esto ha generado una importante mejora en el frente financiero global ante la expectativa de que estaríamos llegando al fin del alza de tasas de interés prontamente, generando que capitales vuelvan a posicionarse en economías emergentes, apreciando sus monedas y revalorizando sus activos. El Real en Brasil se apreció de 5,5 a 5,0 por dólar en lo que va del año, el Peso Chileno de 950 a 780 en pocos meses, el Yuan en China de 7,30 a 6,70. Todo esto acompañando de una importante suba en las Bolsas. El S&P, principal índice en Estados Unidos, subió 15% desde el piso de octubre, todas las Bolsas europeas están entre 5% y 15% en lo que va del año del año. Los mercados afuera están de fiesta.

Los otros tres factores son locales: 1) los activos argentinos estaban en valores muy deprimidos, a precios de remate, 2) el empoderamiento del nuevo ministro de Economía aportó algo de moderación y sensatez a la conducción económica lo que permitió contener (transitoriamente) el derrape macro de mitad del año pasado y cumplir con las metas acordadas con el FMI; y 3) la expectativa que empieza a generar el final de mandato y un eventual cambio de gobierno torna atractivos los activos argentinos pensando en el mediano y largo plazo.

— ¿Será una de las características del corriente año?

— A pesar de la mejora el valor de los activos sigue muy bajo, con lo cual hay bastante espacio para seguir recuperando terreno, pero creo que la incertidumbre política y la fragilidad económica van a seguir tirando en contra, impidiendo consolidar un proceso de recuperación sostenido de las acciones y bonos.

El rally que vimos estos meses implicó, por ejemplo, que los bonos globales suban de USD 20 a USD 35, y el Merval en dólares de USD 400 a la zona de USD 650. Un alza muy importante, pero sobre valores muy deprimido. A dólar constante, los picos del Merval los encontramos arriba de 1.500 puntos.

Para que este fenómeno se consolide, tenemos que despejar la incertidumbre política y resolver los problemas económicos, lo cual no va a suceder este año, porque incluso dudo que el mercado le de crédito a un eventual cambio de gobierno como sucedió a fin del 2015, ya que querrán ver la capacidad de maniobra del nuevo gobierno para resolver los desequilibrios macro de fondo. Bajo esta hipótesis, creo que los activos argentinos pueden subir algo más, con bastante volatilidad, pero difícilmente salgan de la góndola de ofertas a lo largo del año.

— El equipo económico parece más concentrado en tomar deuda e impulsar inversiones en puntuales sectores con potencial exportador que en instrumentar políticas generales para comenzar a revertir los generalizados desequilibrios macroeconómicos, y aliviar las tensiones que pesa sobre las empresas y los presupuestos de las familias ¿Es así?

— Arreglar la macro implica ordenar las finanzas públicas, corregir precios relativos, sincerar el tipo de cambio, normalizar el esquema cambiario y sanear el balance del Banco Central. Hacer todo esto tienen un costo político muy grande, en un año de elecciones presidenciales, con el frente social muy dañado tras más de una década de estancamiento económico y empeoramiento paulatina de todos los indicadores sociales. Con este dilema, la alternativa que le queda al Gobierno son los parches, los atajos y algunas soluciones superficiales, por eso surgen estas medidas o impulsos sectoriales. Lamentablemente lo que necesita la economía es contrario a lo que necesita la política. Y en el medio esta la gente.

— ¿Tiene Sergio Massa grados de libertad para hacer otra cosa?

— Bajo la lógica de la política, el ministro de Economía tiene como primer mandato llegar a diciembre 2023, y como segundo sacar la mayor cantidad de votos en octubre para el oficialismo. El primer objetivo requiere prudencia macroeconómica para evitar el abismo en un escenario económico complejo, el segundo pisar el acelerador para juntar la mayor cantidad de votos. Son objetivos económicos contrapuestos entre sí, que, con una macro frágil, y sin espacio fiscal y monetario, obligan a seguir emparchando. La acumulación de distorsiones y desequilibrios dejó a la política económica en un callejón, con escaso margen de maniobra. Y eso tensiona la política.

— ¿Qué opina de los tipos de cambio con nombre y apellido: turista, soja, industria del conocimiento?, dentro de un abanico de dólares financieros

— Uno de los principales problemas de programación económica de este gobierno fue el esquema de desdoblamiento múltiple. Si uno pregunta ¿Cuánto vale el dólar en Argentina? La respuesta más escuchada es “ni idea”. El esquema de tipo de cambio múltiples combinado con atraso cambiario y con una brecha elevada generaron una infinidad de distorsiones en el comercio exterior, en el mercado de cambios y erosionaron las reservas del BCRA.

Un dato refleja la magnitud del problema: en los tres años de gestión, tuvimos un superávit comercial acumulado récord de USD 34.000 millones gracias al salto de los precios internacionales (los precios de lo que exportamos subieron 41% en tres años, las cantidades cayeron 4%), pero en ese mismo período el BCRA perdió más de USD 4.000 millones de reservas netas, incluso con un FMI que jugó a favor porque en el primer año del programa de facilidades extendidas (sino la pérdida alcanzaría USD 10.000 millones).

Cualquier tipo de cambio diferencial que podamos seguir agregando al esquema puede servir solo en formato parche; no va a solucionar el problema, lo patea para adelante; al contrario, va a seguir generando distorsiones y agravando el cuadro.

— ¿La escalada de los dólares financieros y el blue en enero respondió a un fenómeno estacional?

— Tiene que ver con fenómenos estacionales: como la dolarización de bonos y aguinaldos, la compra de dólares para viajes al exterior, y la menor demanda de pesos de enero. Con fenómenos estructurales que inciden: la dinámica propia de una economía inflacionaria, dólares financieros que venían avanzando muy por debajo de la inflación (70% versus 94,8% de inflación en 2022), la estacionalidad del gasto público y de la emisión monetaria.

Y con algunos fenómenos coyunturales: mayor dolarización propia de una año electoral que ya comenzó y mayores trabas en las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina) que hizo que excedentes de caja de las empresas que no se pudieron ir al pago de importaciones busquen refugio en el dólar. Si hay algo que abunda en esta economía son pesos, muchos se fueron a activos financieros, muchos otros a los dólares financieros.

— Las cuentas fiscales mejoraron desde la llegada de Sergio Massa a Economía, en agosto 2022, sin embargo, se advierten enormes brechas entre el crecimiento desagregado, tanto del lado de los ingresos, cómo del gasto ¿Cuál es su análisis?

— El cambio en la política fiscal comenzó antes, en julio, con la llegada de Silvina Batakis. Hasta ese entonces, el gasto público estaba expansivo en más de 10% interanual en valores reales, lo que implicaba un déficit primario proyectado para todo el 2023 de 3,5% sobre PBI, muy desviado del programa económico. El cambio en la estrategia, el sesgo contractivo a partir de julio y el aporte del dólar soja, permitieron cumplir la meta fiscal (cerró en 2,4% del PBI) ajustando en el segundo semestre en transferencias a provincias, subsidios económicos, gastos de funcionamiento y jubilaciones.

Gran parte del ajuste se terminó dando vía licuación inflacionaria, sobre todo el gasto previsional, que no es sostenible en el corto plazo porque la fórmula de movilidad te corre de atrás.

— ¿Qué espera en ese flanco en el corriente año electoral, más en el contexto de la pérdida de ingresos tributarios por la sequía y mayor concentración de vencimientos de deuda del sector público?

— Creo que el año se va a partir en dos en lo que hace al manejo de la política fiscal. En una primera parte del año, condicionado por el intento de estabilización y la sequía, seguiremos viendo una política económica, fiscal y monetaria, que podríamos considerar “prudente”, alineándose al cumplimiento de las metas pactadas con el FMI. Hacia mitad de año empezaremos a observar un sesgo más expansivo y un desvío de las metas en un intento de activar una “plan platita light” para capturar algo de votos en el margen. La meta de 1,9% de déficit primario será difícil de cumplir, probablemente en el orden del 2,5%, pero con momentos muy diferentes a la largo del año. Las necesidades políticas mandan.

— ¿El giro observado en los últimos meses, tanto en el flanco de la economía, como en la reacción del Gobierno contra la Corte Suprema de Justicia y las fuerzas de la oposición, tuvieron efectos sobre las previsiones macro de Invecq de inflación, tipo de cambio, actividad?

— No, se esperaba un escenario base en el cual el elemento político estará condicionando fuertemente el andar económico a lo largo de todo el 2023. Los factores críticos en el arranque del año vienen por el lado de la inflación, en torno a si logra desacelerar y converger al 4% (algo que no está sucediendo), si el BCRA logra comprar dólares en el mercado de cambios y acumular reservas internacionales (que tampoco está sucediendo), si la brecha no se tensiona a medida que baja la demanda de dinero en febrero/marzo y en la magnitud del impacto final de la sequía en la cuenta de dólares.

Ya entrando en el segundo trimestre la dolarización de carteras y el roll over de la deuda en pesos serán los factores más críticos para monitorear. La política va a jugar en contra todo el año, pero el partido se juega en cómo se superan estos obstáculos.

— ¿Cómo ve el escenario internacional y sus efectos sobre la economía argentina?

— En un contexto de desaceleración económica global y a pesar de lo complejo del escenario (pandemia, guerra, tensiones geopolíticas, conflictos en Latam, inflación, etc.) el escenario es positivo, y el arranque ha sido muy bueno.

La menor inflación global implica menos endurecimiento de las política monetarias a nivel global y menos impacto en términos de actividad; las monedas de nuestros socios comerciales se han apreciado fuertemente, sacándonos presión devaluatoria; los precios de las materias primas que exportamos continúan en niveles muy buenos, y de lo que importamos ha descendido (GNL), lo cual nos permite ahorrar algunos dólares; la mejora en los mercados internacionales permite un clima financiero local más favorable; y nuestros socios comerciales, si bien van a desacelerar y crecer a menor ritmo que el año pasado, van a seguir avanzando.

Creo que, a pesar de todo, el escenario externo va a acompañar; los principales desafíos vienen por el frente interno.