Cuidado con las ventanas de oportunidad: destrucción y barbarie
Las sociedades que quieren la paz necesitan mantener mínimos de cohesión interna que ayuden a mantener una sana vigilancia y un estado de preparación
La prensa internacional exhibe imágenes de la destrucción y barbarie cometidas por los miembros de la agrupación terrorista Hamas en territorio israelí. Los espectadores no pueden evitar preguntarse cómo fueron posibles semejantes atrocidades. Una vez más, como ocurrió en aquel Yom Kippur de 1973, o más cerca en el 9/11 del 2001, una sociedad desarrollada y avanzada tecnológicamente fue sorprendida. El ataque desató lo que Israel nombra como la guerra contra Hamas. Mientras se están desarrollando las respuestas armadas, se presentan algunas explicaciones que intentan aclarar por qué ocurrió este atroz evento. Es sabido que el tiempo permitirá encontrar una explicación acabada. Mientras tanto se ensayan algunas, de las cuales se pueden destacar a dos.
Una explicación apunta a las habilidades de los enemigos. Éstos atacaron en el momento oportuno combinando la saturación con la acción fulminante. De este modo, los “objetivos” sorprendidos fueron incapaces de defenderse.
Otras explicaciones apuntan a destacar la capacidad de defensa o la predisposición para defenderse de las sociedades receptoras. Parten del supuesto que las políticas, los comportamientos, las actitudes, las posturas, y los pensamientos de las comunidades políticamente organizadas irradian imágenes. En el peor de los casos, éstas podrían ser interpretadas como expresiones de un estado de complacencia o indolencia hacia las amenazas. Algunas explicaciones hablan de exceso de confianza, que denotaría un sentimiento de superioridad que tranquiliza. Otra, enfatiza a un momento de distracción por la atención a otros temas. Por último, están las que describen una situación en la que se considera al ejercicio de vigilancia como un acto excesivo. Todas ellas llevarían a bajar la guardia. La percepción de una disminución en la capacidad de defensa puede llevar a los enemigos a interpretar que se ha abierto una ventana de oportunidad para atacar.
Dos explicaciones ayudarían a aclarar estas perspectivas:
En el 2016, el historiador israelí Martín van Creveld publicó un libro cuyo título traducido del inglés sería Gatitos. Por qué el resto sigue vapuleando a Occidente y que podría hacerse al respecto. En el mismo describe una transformación con el paso del tiempo en Occidente y, en particular, Israel. Se pasó de tener sociedades dispuestas y preparadas para defenderse, si fuera necesario, por las armas a otras con valores posmodernos, más relajadas y menos dispuestas a aceptar las privaciones o los sacrificios necesarios para realizar esta tarea. En sus páginas comenta una anécdota donde un héroe veterano de la guerra de Yom Kippur le confiesa al autor que ahora no creía que fuera posible alcanzar aquellos éxitos con los valores y actitudes de la sociedad actual.
El afamado escritor Yuval Noah Harari pone el foco en otro nivel, en el de los gobiernos. En una reciente nota subtitulada “el horror de Hamas también deja una lección sobre el precio del populismo” responsabiliza al actual gobierno de Israel por los ataques. Las políticas populistas seguidas en estos años “que hicieron caso omiso de los muchos problemas de Israel -incluido el deterioro de la situación de seguridad-, para abocarse a un insaciable acaparamiento de poder para ellos mismos”. Los riesgos de una política divisiva alcanzaron un pico en la reciente puja entre el gobierno y la Corte Suprema. Este enfrentamiento ha estado sacudiendo a toda la sociedad desde hace un tiempo. Las potenciales consecuencias negativas de la situación fueron expuestas por miembros del estamento de la defensa y por el propio ministro, que fue echado por ello.
Un avezado conductor de los asuntos exteriores, Otto von Bismarck, respondió una vez a los críticos de su diplomacia que ellos no entendían que el Imperio tenía muchos enemigos esperando que se equivocaran. De un modo similar, puede repetirse que Occidente tiene hoy muchos enemigos. Este momento se están desarrollando las guerras de Israel contra Hamas, de Rusia contra Ucrania, el potencial enfrentamiento por la preeminencia global entre los Estados Unidos y China como casos salientes. Al mismo tiempo que ocurren muchos otros conflictos a niveles regionales. Todo esto revela que en el mundo actual, las sociedades que quieren la paz necesitan mantener una necesaria cohesión interna que ayude a mantener una sana vigilancia y un estado de preparación, para no sufrir los ataques de enemigos que están siempre buscando hallar una ventana abierta.