“Más gasto público es echar nafta al fuego”

Autor
Diana Mondino
Medio
Infobae
Mes/Año
26/09/21
Foto de Diana Mondino

La economista, profesora del CEMA destacó en una entrevista con Infobae que las medidas anunciadas por el Gobierno no tendrán efecto positivo. Dijo que el Estado debe ser eficiente. Otras definiciones

Tras el resultado de las PASO, generalmente desfavorable a la coalición de gobierno, la economía ingresó en “modo electoral” -ahora con la mirada puesta en el 14 de noviembre cuando se votará a los candidatos para ingresar a las cámaras legislativas en la Nación, provincias y municipios en reemplazo del tercio, en general, que vence mandato- con anuncios de diversas medidas orientadas a los bolsillos de asalariados, jubilados, y las finanzas de las pyme, de modo de reactivar el consumo y por esa vía la producción y el empleo.

Sin embargo, lo observado desde abril 2020, cuando se oficializó la irrupción de la crisis sanitaria que disparó también medidas paliativas del freno de la actividad que generaron las acciones de aislamiento preventivo, la brecha de tiempo entre el momento de los anuncios y el de efectiva llegada a los bolsillos de las poblaciones objetivo, se estiró de 60 hasta 90 o 120 días, como los casos de la percepción del Ingreso Familiar de Emergencia; la suba del mínimo no imponible de Ganancias, o el bono a jubilados, entre otros, hace que el efecto buscado no llegue a tiempo.

En una entrevista con Infobae la economista Diana Mondino, profesora de la Universidad del CEMA, se mostró escéptica con la efectividad de esas iniciativas para reactivar la economía: “Al revés que el Gobierno, estoy entre los que creen que más gasto público es echar nafta al fuego. Aunque no lo fuera, lo importante es qué tipo de gasto. El Estado debe ser eficiente y gastar sólo en sus funciones propias”. Y resaltó: “Nada indica que el gasto irá a los más afectados”, por la crisis socio-económica-sanitaria.

— ¿A casi dos semanas del resultado de las PASO, y la consecuente reacción del Gobierno, en rasgos generales ¿Cómo ve hoy la economía?

— La economía es como un transatlántico, no vira fácilmente. Los problemas siguen estando, aunque posiblemente agravados por un problema de falta de confianza. El Gobierno no tenía confianza en sí mismo y por eso cambió el Gabinete. Asimismo, no todos confían en el gobierno y por eso la mayoría no lo votó. Ante el nuevo Gabinete debemos pensar si esto mejoró.

— En ese resultado de las elecciones a nivel nacional ¿Qué porcentaje le asigna a la economía en particular?

— No puedo saberlo. Claramente, todas las prohibiciones fruto de la extendida cuarentena generaron muchísima angustia, frustración y pobreza. Nos aislaron del mundo, cerraron comercios, fronteras y escuelas generando en las familias una situación muy difícil. Eso tuvo impacto económico con una gran caída del PBI que todavía no logramos recuperar. No menciono los otros elementos no económicos como salud y discriminación. Dicho sea de paso, sueño con un país donde la economía no sea tan importante.

— No son pocos los analistas que estimaban que un amplio sector de la población en estado de pobreza extrema formaba parte del núcleo duro de votantes del oficialismo. Más allá de la caída del porcentaje de votantes por las limitaciones que generó la crisis sanitaria, ¿qué lectura hace del resultado de las PASO en la Nación en general y en la provincia de Buenos Aires en particular?

— Nunca entendí por qué se dice que los más pobres habrían de votar a tal o cual partido. Si no todos piensan igual en fútbol o música, ¿Por qué habrían todos de votar siempre al mismo? Si eso ocurre es porque hay algún otro tipo de razones que no son precisamente las convicciones. Uno pensaría que la gente vota por lo que cree que le conviene y si la pobreza aumenta, nadie debería votar a los que generan más pobreza. Aquí el punto no está en la pobreza en sí misma, sino en las justificaciones que se dan para poner restricciones que hacen cada vez más difícil que la gente salga de la pobreza. No sé si la gente cree que el partido A o B es el que lo ayuda genuinamente, pero sí sabe que los beneficios (compra de votos, regalos, planes, etc.) son transitorios… y bienvenidos! También lo saben los políticos.

— Más allá del “juego contable” que significó la conversión a pesos del aporte extraordinario que la Argentina recibió del FMI para ingresarlos como “recursos presupuestarios”, a través del Decreto 622 ¿Cree que el Gobierno hizo un buen diagnóstico de la realidad, y ahora con esos fondos podrá aumentar el gasto destinado a los sectores más afectados por la alta inflación y poca actividad?

El diagnóstico es parte del problema. Al revés que el Gobierno, estoy entre los que creen que más gasto público es echar nafta al fuego. Aunque no lo fuera, lo importante es qué tipo de gasto. El Estado debe ser eficiente y gastar sólo en sus funciones propias, lo que generaría mayor capacidad de producción y mejoraría la posibilidad de dar y encontrar trabajo. Por el contrario, regalar dinero tiene efectos perversos ya que si no hay más producción, pero sí hay más dinero, los precios aumentan. Entre los precios que aumentan estará el del dólar, que es un bien más en la economía. Atención que nada indica que el gasto irá a los más afectados: lo que necesitan es más educación para sus hijos y menos restricciones para trabajar. En esta semana el dinero lo están recibiendo los fabricantes de electrodomésticos. Volviendo al juego contable, hay que reconocer que hicieron lo posible para mostrar un balance del BCRA que no saltee las restricciones de la Carta Orgánica. Eso sí, es un oxímoron: prolijo pero inapropiado.

¿Por qué cree que el Presidente no cambió a todo o parte del equipo económico, con excepción del ministro de Agricultura, pese a que la Vicepresidente consideró que fue uno de los responsables del resultado adverso de las PASO?

— Por ahora el Presidente está enfocado en ganar las elecciones, no en mejorar la economía. Así, pusieron gente que tiene gran habilidad en la parte oscura de las elecciones, y que tendrán mano fuerte al día siguiente de las elecciones, ganen o pierdan. Esto es así ya que el Lunes 15 de noviembre tendremos más problemas que ahora y ya sea para contener una explosión inflacionaria con controles de todo tipo, o para continuar cerrando la economía como ha sido ya explicitado, se necesitará una mente Machiavéllica. Le recuerdo la frase: “el mal todo junto, el bien de a poquito”. No es un agravio, es un diagnóstico. Para evitar ofender, agrego que gane quien gane, ahora y en 2023, hará falta mucha habilidad para desactivar la olla de presión que es hoy la economía.

¿Por qué dice que es una olla a presión?

— En términos técnicos, porque hay fuertes inconsistencias en la situación actual. La oferta agregada privada es sustancialmente menor a la demanda, hay serios problemas de productividad agravados por el desempleo y un esquema de financiación del Estado -en sus 3 niveles- que lleva a una carga fiscal insoportable. Eso contribuye a que mucha gente escape del sistema y los que pagan impuestos sea sólo una parte de la sociedad, generando una espiral de costos. El problema del déficit fiscal es de exceso de gasto (en gran parte improductivo) a pesar de la alta recaudación. Hay muchos controles de precios, brecha escandalosa con el dólar, dificultades para importar insumos, restricciones para viajar, lentitud en autorizaciones que ni siquiera debieran existir. Todo eso va formando una olla a presión. No olvidemos el déficit cuasi-fiscal del BCRA. Aún así, no me quejo: prefiero una olla a presión que puede explotar a la alternativa que sería aún peor: que las empresas y personas se rindan y dejen de intentar trabajar, emigren o cierren. No olvidemos que el desajuste o despilfarro de hoy es el ajuste o austeridad de mañana.

El consenso de los economistas cree inexorable un acuerdo con el FMI para repactar los vencimientos que se avecinan, y en particular los de los dos años próximos ¿Estima que con el actual escenario en la coalición de Gobierno las autoridades del Fondo aceptarán firmar un nuevo convenio en los términos que se desprenden de las Pautas del Presupuesto de Gastos y Recursos para 2022?

— Las pautas del Presupuesto son imposibles de cumplir, seguramente habrá modificaciones. Quiero creer que sí habrá un acuerdo y que será por voluntad política de ambas partes porque -no nos olvidemos- el FMI trabaja con todos los países y ni ellos ni nosotros queremos una situación en donde nos salimos del sistema.

En esa iniciativa, el ministro Martín Guzmán explicita que el Gobierno necesitará en 2022 una asistencia financiera neta adicional del Banco Central por el equivalente a USD 9.400 millones ¿Está la economía para seguir aumentando la emisión sin respaldo? ¿Qué efecto tendría sobre la inflación y la actividad agregada?

— El Excel aguanta todo, aunque nada indique que la realidad será así. Pusieron los gastos, los ingresos y la diferencia es la financiación que se necesita. Lo lógico hubiera sido al revés: ¿qué ingresos hay y hasta cuánto se puede gastar? Para ser más claros: tiene previsto algo más de $10 mil millones de millones de ingresos y $13 mil y pico de gastos. Si el Gobierno fuera un pyme, ¡le estarían faltando más del 30% de ingresos para pagar sueldos! ¿Quién financiará eso? Me parece arriesgado suponer que el sector privado puede financiarlo, cuando las empresas ya están sin capital de trabajo. Y si lo hicieran, entonces no queda nada para producir. El Estado absorbería casi todos los recursos, un agujero negro financiero. Creo que esa es la forma elegante de responder a la pregunta sobre inflación y actividad. ¡Mejor me callo! (risas).

Desde el inicio del 2020 el Gobierno ha seguido una política de atraso tarifario y cambiario. Para contener la inflación, ahora el ministro Guzmán, a quien muchos critican por “el ajuste” fiscal, propone seguir en esa senda, para desacelerar el ritmo de aumento de los precios y recomponer el ingreso real de trabajadores y jubilados. Más allá de los postulados del Presupuesto que puede asumirse como un mero formalismo para cumplir con la fecha legal ¿Qué debe hacer un ministro de economía para lograr la meta de recuperar el ingreso real de la población?

— En una nota periodística del miércoles -perdón por citar otro medio- el ministro Guzmán dice “En la carta ella (Cristina Fernández de Kirchner) manifiesta que considera que hay un ajuste fiscal, aunque le digan que no... pero yo soy uno de los que le dice que no: en Argentina ha habido una política fiscal expansiva”. Pareciera orgulloso. El punto relevante es que sólo se puede tener una política fiscal expansiva si previamente hubo un “colchón” o si hay posibilidades de repagar en el futuro. No parece ser nuestro caso.

Para recuperar el ingreso real hay que tener clara esta teleraña: hay inflación porque hay emisión porque se gasta mucho para estimular la economía y por encima de los altos impuestos que ahogan a la producción lo que contrae la economía que se busca estimular con más gasto que no se puede financiar sino con inflación que aumenta los costos que aumentan la inflación que contrae la economía… Un círculo vicioso. Uno de varios, porque se puede explicar de otras maneras también. Atención: para un salario real más alto no es suficiente contener la inflación, es imprescindible aumentar la productividad. Nadie lo dice. Pero es, ha sido y será la única forma, en Argentina y en el resto de la Galaxia.

El Gobierno intenta revertir el resultado de las PASO aumentando el salario mínimo, otorgando un bono de emergencia a los jubilados y reforzando algunos planes sociales, así cómo dar la señal de que la crisis sanitaria ya se dominó ¿Cree que esas medidas contribuirán a impulsar el consumo y reactivar la economía de modo sustentable -no le pregunto por el efecto sobre las elecciones de noviembre?

— Por los videos que están circulando, lo que ya se reactivó ¡son las ventas de electrodomésticos y bicicletas! Le cobran impuestos a los padres para hacer clientelismo con los hijos. Cuesta creer que hayan tenido tiempo de hacer una licitación pública, ni se sabe de dónde surgen los recursos para reasignarlos a estos gastos. La reactivación no puede ser sustentable porque nada indica que luego de comprar y regalar tantos calefones y hormigoneras como se ve en los videos, las empresas vayan a producir más. Sabemos que los ingresos extraordinarios no se van a repetir. Esto puede generar votos pero nunca empleo. El ingenio argentino ya se nota en los múltiples avisos en Facebook vendiendo estos regalos, porque al fin y al cabo “lo que toca toca” y a lo mejor recibe una amoladora quien no sabe usarla.

Con un escenario tan complejo, ¿Ve a la dirigencia empresaria dedicada a reactivar sus industrias y comercios, o es un actor pasivo, limitado por las acciones u omisiones en la política del Gobierno?

— Si hubiera impuestos a las ideas, esta sociedad en su conjunto estaría por debajo del mínimo no imponible. Todos estamos dedicados a sobrevivir. Obvio que hay honrosas excepciones, pero es difícil que se escuchen.

¿Cómo imagina los próximos dos años en los planos económico y social?

— Duros, muy duros, pero si nos ponemos las pilas y apuntamos en la dirección correcta siempre hay salida. No hay que mentir diciendo que será fácil. Todos sabemos que hay un mundo afuera al que podemos sumarnos. Es cuestión de empezar… y ya llegaremos!