Los empresarios, “asfixiados” por la inflación y la presión tributaria
En la segunda jornada del 58° Coloquio de Idea, los hombres y mujeres de negocios reconocieron que deben tomar un mayor protagonismo en la construcción del futuro del país y advirtieron sobre la necesidad de que se ordene la macro
MAR DEL PLATA.- “No pido permiso a nadie”, aclaró el secretario de Industria, José Ignacio De Mendiguren, en los pasillos del 58° Coloquio de Idea, ante la pregunta sobre si había consultado al Presidente sobre su asistencia a la cumbre empresaria que se desarrolla en Mar del Plata.
“En realidad le informé a Alberto que venía”, aclaró de inmediato el funcionario, mientras caminaba por los pasillos rodeado de periodistas y empresarios que se acercaban a saludarlo. A los pocos metros, un ejecutivo de una empresa estatal lo felicitaba por su participación en el panel en el que se “cruzó” con el economista Dante Sica, quien definió a los empresarios como “héroes”.
La mañana del jueves fue intensa: mientras los disertantes presentaban sus propuestas sobre cómo insertar a la Argentina en el mundo, en los pasillos las discusiones sobre los desafíos de la macro ganaban protagonismo.
La segunda jornada arrancó muy temprano, minutos antes de las ocho de la mañana, con una charla sobre espiritualidad, en la que se dejó de lado la actualidad y se reflexionó sobre cuestiones como por ejemplo que ceder no es claudicar sino establecer puentes, que hay que generar diálogo, practicar la humildad, desarrollar la escucha y asumir riesgos, ante una audiencia que derramó algunas lágrimas al escuchar las historias de vida de los panelistas.
Más tarde, sobre las nueve de la mañana, comenzaron las sesiones plenarias y el lema “Ceder para crecer” siguió siendo el hilo conductor, también de las discusiones fuera de agenda que se generaban mientras se desarrollaban los paneles en el auditorio principal del Sheraton de Mar del Plata. “El país tiene muchos problemas, pero la inflación y la pobreza requieren un compromiso de toda la dirigencia y no hay otro camino que el consenso”, insistía, en diálogo con LA NACION, Antonio Aracre, presidente de Syngenta, quien esta semana anunció que en diciembre dejará la empresa que dirigió durante 12 años. “Me interesa el debate público”, respondió ante la pregunta de si se dedicará a la política. Al mismo tiempo, reconoció que, en menos de 24 horas, recibió mensajes de diferentes espacios políticos.
“En la Argentina hay sectores muy polarizados, pero también personas moderadas como Horacio Rodríguez Larreta, Facundo Manes y Alberto Fernández”, dejó entrever su vocación política.
Alejandro Díaz, presidente de la AmCham, reconoció que los empresarios deben tener un rol más activo para desmitificar la imagen “no real” de que no les interesa el país. Un tema de debate que ya había puesto en agenda la empresaria autopartista Carolina Castro en el panel que compartió con Luis Perez Companc y Marcos Bulgheroni, CEO de Pan American Energy Group, el miércoles cuando arrancó el coloquio.
La inflación, que, según los analistas cerraría el año en tres dígitos, es otra de las preocupaciones de los hombres de negocios. Mañana se conocerá el dato de septiembre. “No se puede bajar gradualmente porque la indexación y la velocidad de circulación hace que no haya precios de referencia. La macro es un desquicio y es imprescindible un plan de shock” disparó Aracre.
En la misma línea, Diana Mondino, economista de UCEMA, reconoció que el escenario es complicado: “Alta inflación, un desempleo oculto en los planes y un problema estructural en el que el Gobierno decide quién puede y quién no puede producir a partir de asignar dólares para insumos a través de permisos de producción. El exceso de regulaciones hace caer a la economía”.
En cuanto a proyecciones, Díaz anticipó que el año que viene espera una inflación en los mismos niveles que este. “No vemos que se pueda desacelerar, salvo que haya medidas más estructurales”, justificó.
El dilema del tipo de cambio
Respecto del dólar, Aracre advirtió que no se puede avanzar hacia una unificación con una devaluación tradicional. “Con el grado de dolarización que tiene la economía, en 30 días estaríamos en el mismo lugar del que quisimos salir”, justificó, y consideró como una salida posible para descomprimir la tensión cambiaria un desdoblamiento de los tipos de cambio: uno oficial, protegido para el comercio exterior de los bienes más críticos de la canasta básica, y otro financiero.
Mondino fue dura a la hora de referirse a la diversidad de dólares que tiene la economía argentina: “Se generan un montón de quioscos y hay que corregirlo”, aclaró, y enfatizó que la devaluación de los últimos meses estuvo “mal hecha”. “No generó beneficios para los exportadores, pero sí efectos perversos de traslado a precios, porque el importador cobra más caro. Es al revés de lo que hay que hacer”.
Cesar Litvin, el tributarista que trabaja en el espacio de Patricia Bullrich en la definición de un plan quinquenal para bajar los impuestos, alertó que la presión fiscal de la Argentina “está al límite y es asfixiante”, además de tener un “sesgo anti exportador y anti inversión” en una economía con productos en los que la incidencia impositiva oscila entre el 40% y 60% del precio, y “hasta el 70% en el caso de la industria automotriz”.
El especialista afirmó que la clave es tener un sistema tributario con menos impuestos para atraer inversiones y exportaciones. Ante la pregunta de si eso es posible, respondió que “la frazada es corta por el déficit fiscal y el debate es qué resignar en una primera etapa para lograr en cinco años un sistema tributario que genere más recaudación por actividad económica vía inversión consumo y empleo”.
Al poner ejemplos concretos, definió que hay que eliminar Ingresos Brutos y el impuesto a las exportaciones, que solo lo tienen 12 países en el mundo. “Eso explica por qué Paraguay, por el contrabando, exporta más soja que la Argentina”, analizó.
El vaso medio lleno
Para finalizar, Díaz aclaró que también hay una parte del vaso medio lleno y que en septiembre hubo señales positivas, como por ejemplo las reservas del Central, en niveles muy distintos a los que se proyectaban hace 45 días. Además, resaltó los sectores con potencial que tiene la Argentina como la minería, las energías renovables y la economía del conocimiento.
Con una mirada similar, Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, reconoció que desde los sectores se puede contribuir a la macro y detalló que la Argentina, pasando de una producción diaria de 600.000 barriles de petróleo a un millón por día, y de 130 millones de metros cúbicos de gas por día a 180 millones, lograría US$16.000 millones de balanza comercial positiva. “Es decir, es clave buscar la forma de invertir con esta macro no resuelta, para lo cual se necesita estabilidad en las reglas de juego y dólares, porque los que estamos acá invertimos, pero para que vengan empresas de afuera tienen que poder entrar los dólares y sacarlos. Y en eso se está trabajando”, finalizó.