Actividad industrial y construcción: los interrogantes de la recuperación
Ambas tuvieron una recuperación luego del primer mes del 2022, el cual habitualmente presenta reducciones en la actividad por vacaciones y, en particular este año, afectado por rebrotes de COVID.
En un contexto muy especial, el relevamiento del Ministerio de Trabajo mostró que, en enero, el empleo registrado se recuperó 0,2%, respecto al mes anterior.
La variación interanual estuvo en el 4,3%, mientras que, por su parte, la variación, respecto a los niveles previos a la pandemia (febrero 2020), se posiciona en el 2,7%. Las modalidades con mayor variación fueron asalariados privados (+3,7%) e independientes (+6,5%), todo en términos interanuales.
También se informó que, en enero, la remuneración promedio de los trabajadores registrados estuvo en los $123.500 (la mediana en los $89.500). En otras palabras, las remuneraciones marcaron una aceleración de casi el 57% anual nominal y una real del 4% aproximadamente.
Entrando de lleno al plano de la actividad económica, el INDEC registró que, en febrero, la actividad industrial tuvo una expansión mensual del 4%. Lográndose recuperar parcialmente de la caída del 6,2% que se observó en enero (por la reactivación de la actividad luego de las paradas técnicas de enero, el ausentismo por la ola de COVID, problemas de suministro de energía por la ola de calor, entre otras).
La variación interanual fue del 8,7% y el incremento, respecto a los niveles previos a la pandemia, se ubica en un 10,4% aproximadamente. Asimismo, en febrero, la construcción trepó un 7,2% respecto a enero y una variación interanual del 8,6%. Los puestos de trabajo en el sector mostraron un incremento del 20,1% respecto a enero de 2021, y ya superan en 7,4% los niveles previos a la pandemia. En materia financiera, el Ministerio de Economía dio a conocer que concluyó el canje de deuda externa bajo ley local. Elevándose el porcentaje de adhesión de los bonistas a un 99,75%. El total de la deuda elegible alcanzó los u$s 41.433 millones.
Estos datos llegan con un escenario complejo que incluye aceleración inflacionaria y una situación social cada vez más tensa, donde se busca anclar expectativas. ¿Cómo? Con la renovación de los programas de Precios y Cortes Cuidados, que incluye un total de 1.763 productos para esta nueva fase y una nueva canasta de productos para comercios de proximidad y otra de frutas y hortalizas a valores de referencia de supermercados.
Pero lo que nos deja, tanto la actividad industrial como la construcción, es una recuperación luego del primer mes del 2022, el cual habitualmente presenta reducciones en la actividad por vacaciones y, en particular este año, afectado por rebrotes de COVID.
Bajo una mirada más amplia y tomando el primer bimestre del 2022, las variaciones interanuales fueron del 3,9% y del 1,5% para la industria y la construcción, respectivamente. Los buenos resultados del mes de febrero fueron neutralizados por el retroceso experimentado el mes anterior. Para el caso de la industria, el crecimiento se explicó principalmente por los sectores de Automotores y Textiles, con subas del 17,5% y 11%, respectivamente. Los únicos dos sectores con contracciones acumuladas fueron Muebles y Otras Industrias Manufactureras con -3,3%, y Minerales no Metálicos y Metálicas Básicas con -2,1%. Por el lado de la construcción, Asfalto junto con Griferías, Tubos de Acero y Vidrios fueron los sectores más dinámicos del bimestre, con subas del 35% y 31,4%, respectivamente. Mientras que, por su parte, las caídas más importantes se observaron en las Pinturas para Construcción y Ladrillos Huecos, con bajas de 11,4% y 10,1%, respectivamente.
Al día de hoy, la actividad industrial consolida su recuperación pospandemia (iniciada en septiembre 2020) pero:
1. Aún permanece por debajo del pico experimentado tres años antes (septiembre 2017), cuando llegó a 6,4% por encima del nivel actual
2. La construcción también continúa su recuperación luego de la crisis, pero llegando ya a niveles cercanos a los máximos de los últimos 10 años, experimentados a mediados del 2015 y finales del 2017
Ahora, ¿Qué desafíos e interrogantes nos esperan tras la recuperación de estos indicadores? El escenario es bastante incierto, incluso en el corto plazo, ya que hay que enfrentar trade offs tanto a nivel cambiario como monetario, donde los efectos secundarios por intentar conseguir estabilidad macroeconómica los sufriría el nivel de actividad. Consideremos que:
1• De parte del brazo cambiario, el acuerdo con el FMI impone cumplir con determinado nivel de reservas internacionales, y esto fortalece el cepo y la restricción al acceso de divisas. A su vez, parece haber resistencia a contrarrestar el atraso cambiario. Esto será una traba al momento de requerir dólares para importar y mantener la producción en movimiento. Aun considerando una importante entrada de agrodólares, es probable que la cantidad de divisas no sean suficientes.
2 • Del lado monetario, tanto el BCRA como el Ministerio de Economía están llevando adelante una política contractiva de suba de tasas de interés que podría afectar negativamente la actividad (algo que se ve potenciado por los compromisos asumidos con el FMI, en los cuales se aceptó reducir la asistencia monetaria del BCRA al Tesoro, reemplazando esa entrada de fondos por liquidez captada en el mercado interno). En sí, ya se está evidenciando un direccionamiento del ahorro hacia las colocaciones de deuda del Ministerio, desviando parte de lo que podría orientarse a financiar capital productivo
Otro posible perjuicio tanto para el sector industrial y de la construcción viene desde el lado energético. Con una suba en los precios del gas, la energía y los combustibles y la limitada cantidad de dólares, se han iniciado conversaciones con pares de Bolivia y Brasil, en una búsqueda por asegurarse la cantidad de gas necesaria para enfrentar el invierno, evitando reducir o cortar el suministro tanto para hogares como para fábricas y empresas.
Del lado de la demanda, el panorama tampoco es alentador, ya que la aceleración inflacionaria de los últimos meses preocupa y resta poder adquisitivo a los ingresos y golpea al consumo privado (la construcción como la industria manufacturera podrían verse afectadas). Por último, aunque es difícil encontrar razones que nos hagan pensar que la tendencia positiva de estos sectores se puedan mantener firmemente, la obra pública puede significar un sostén. Desde ya, siempre que no se generen desvíos respecto a lo pactado con el FMI, la obra pública debería alcanzar el 2% del PBI para fin de 2022, lo cual implicaría un aumento interanual de 0,5 puntos porcentuales del PBI. Para acercarse a las metas de reducción del déficit fiscal, la probabilidad de incumplimiento de lo propuesto en términos de obra pública empieza a aumentar.