La economía argentina y un largo camino hacia 2023

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
3 de julio de 2022

La coyuntura local y el contexto internacional no son sencillos. De no haber un cambio drástico, con pleno respaldo político, no es posible implementar un plan de estabilización.

El escenario económico de la Argentina tiene hoy tres ejes de conflicto, que se combinan en la interna política:

La inflación apuntando al 75% en términos anuales
El salto en los dólares alternativos
Los temores por la renovación de la deuda en pesos

Todo esto agravado por un contexto internacional con la FED subiendo las tasas de interés y con riesgos de una recesión global. Con muy poco margen de acción, la estrategia es pegarse al FMI e “ir llevando” la economía para evitar la profundización de la crisis. El acuerdo con el FMI fue la última oportunidad para achicar “las brechas” y anclar expectativas.

Cuáles son las brechas que preocupan en la economía

Son básicamente tres:

La brecha fiscal, entre los ingresos y el gasto público, y, así, reducir el déficit fiscal
La brecha cambiaria que distorsiona el comercio exterior y seca de dólares al BCRA, pese al superávit comercial
La diferencia entre los precios regulados y los no regulados de la economía. Ajustando las tarifas de servicios públicos, que estuvieron cuasicongeladas desde abril de 2019, para bajar la carga fiscal de los subsidios económicos (equivalentes a 3% del PBI en 2021)

El objetivo desde Hacienda, en este contexto, es aproximarse lo máximo posible al cumplimiento de las metas con el FMI (fiscal, monetaria y de acumulación de reservas), tratando de evitar un escenario con más devaluación del peso y una tasa de inflación interanual en 3 dígitos. De no tener un cambio drástico, con pleno respaldo político, no es posible implementar un plan de estabilización en este marco.

Cuando la situación fue apremiante, se mostró una reacción más ortodoxa en términos económicos (aunque no duró mucho tiempo), tras la disparada del dólar a $195 en octubre de 2020. En aquel momento, se llevó adelante un ajuste fiscal y, en simultáneo, se hizo un ajuste monetario desde el BCRA (ambos en la primera parte de 2021). Pero, después de la corrida de los bonos CER, se lanzó un set de medidas para estabilizar la situación:

El BCRA elevó la tasa de interés nominal anual de las Leliqs (a 28 días), en 300 puntos básicos, pasando de 49% a 52% anual (equivale a una tasa efectiva anual de 66,5%). Y subió a 53% anual la tasa de los plazos fijos a 30 días (hasta $10 millones). En otras palabras, una tasa efectiva anual de 68% para evitar una mayor dolarización de los ahorristas

La segmentación de tarifas de luz y gas para quitar totalmente el subsidio a la energía en los sectores de altos ingresos (se avanzó en tal aspecto)

Los controles del comercio exterior (especialmente de las importaciones) para evitar que continúe el goteo en las reservas del BCRA en un año con liquidación récord de agrodólares.

Es esperable que el BCRA acelere el crawling peg para que el dólar oficial no siga atrasándose. Además, intervino en el mercado de bonos CER, realizando compras por más de $350.000 millones para evitar la caída en las cotizaciones.

Desde Hacienda se anunció un canje de bonos (hasta el viernes) para asegurarse un porcentaje de renovación elevada antes del vencimiento para que el BCRA no tenga que recurrir a emitir para cubrir las obligaciones en pesos del Tesoro Nacional.

¿Medidas o parche?

Este paquete de medidas es un parche para evitar la disparada en la brecha cambiaria, con la consecuente aceleración inflacionaria, y tiene como objetivo que el BCRA vuelva a acumular reservas netas para acercarse a la meta fijada en el acuerdo con el FMI.

En lo fiscal, se está lejos de mostrar una reducción del déficit. Según el ministerio de Economía, en mayo, se registró un déficit fiscal primario de $91.528 millones y acumula $463.500 millones en los primeros 5 meses del año. Hay un margen de solo $100.000 millones para no incumplir con la meta del FMI del segundo trimestre. En mayo, los ingresos totales subieron 58,7% interanual (-1,3% en términos reales) y el gasto primario se disparó 88,3% interanual (+17,2% en términos reales).

Este panorama se agrava si consideramos que el contexto internacional está empezando a revertirse y es muy probable que repita una suba de tasa a fin de julio, con el riesgo de desatar una recesión en Estados Unidos. La contracara del dólar fortaleciéndose a escala global son precios de las materias primas que comiencen a bajar y monedas en la región comiencen a depreciarse contra el dólar.

Bajo ese escenario, la presión cambiaria sería muy fuerte, con expectativas de devaluación en ascenso. Únicamente, la prolongación de la guerra Rusia-Ucrania, mantendría el escenario de un dólar fortalecido y precios de las commodities todavía elevados. En síntesis, en las próximas semanas, todo esto impactará en las expectativas económicas y aún resta un largo camino hacia 2023.