El Presupuesto 2023 y el eterno debate: Ganancias y la necesidad de unificar impuestos

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
6 de noviembre de 2022

OPINIÓN. La agenda prioritaria hoy, y hace tiempo ya, es la de un ordenamiento tributario integral. Son clave las imposiciones sobre los ingresos laborales de las personas que actualmente se aplican de manera arbitraria a través de diferentes gravámenes.

El tratamiento del presupuesto se caracterizó por tener un grado relevante de improvisación y se rechazó, por una parte, la exención a los jueces y se amplió, por otra, la de los camioneros. Se pasa por alto que en los países más progresistas hay una fuerte presencia del impuesto a los ingresos personales.

Esta vez se volvió a intentar eliminar la exención de los empleados judiciales. Asimismo, se va esquivando el debate sobre la cantidad de exenciones en favor de determinadas entidades y grupos de trabajadores y los problemas de diseño que tiene el tributo.

Dos cuestiones para una contradicción en el Presupuesto 2023

  • Es claro que está muy internalizado (entre los dirigentes) el objetivo de avanzar hacia una sociedad más igualitaria e inclusiva.
  • Con el mismo énfasis, se rechaza la principal herramienta tributaria con que cuenta el Estado para contribuir a una distribución más progresiva del ingreso.

Un factor que contribuye a esta contradicción es usar la denominación impuesto a las “Ganancias”, cuando en realidad es un impuesto a los ingresos (“income tax” como se denomina en el mundo). Ahora, si tomamos información publicada por la OECD y la CEPAL vemos que en nuestro país se recauda aproximadamente el 2% del PBI. Mientras que en Uruguay se recauda un 4% del PBI, en Brasil un 3% del PBI y en Chile, también, un 2% del PBI. Por su parte, en los países desarrollados (centrales), el impuesto a los ingresos personales recauda un 8% del PBI en promedio.

Lo que estos datos muestran es que en los países de mayor desarrollo se paga 4 veces más. En Uruguay, se paga 2 veces más y en Brasil un 50% más que en la Argentina. Chile, considerado por la mayoría de los argentinos como socialmente injusto, se paga lo mismo que en la Argentina. Lo que hay es una contradicción entre lo que se declama y lo que se practica.

Hacia un ordenamiento tributario integral

La agenda prioritaria hoy, y hace tiempo ya, es la de un ordenamiento tributario integral. Son clave las imposiciones sobre los ingresos laborales de las personas que actualmente se aplican de manera arbitraria a través de diferentes gravámenes.

Para el caso de los asalariados, estos tributan los aportes personales (14% del salario para ANSES y PAMI) hasta $475.000 y el impuesto a las ganancias que se aplica sobre remuneraciones que superan los $330.000 con alícuotas que arrancan en el 5% y rápidamente llegan al máximo del 35%.

Para el caso de los cuentapropistas, los de más bajos ingresos son beneficiados con el monotributo, que tiene una cuota fija que representa apenas un 4% de los ingresos. Los de mayores ingresos, además de aportes a la seguridad social, pagan ganancias a partir de $95.000 mensuales. No quedan dudas que el esquema actual, además de ser altamente distorsivo, es inequitativo.

En pocas palabras, la solución es unificar todos los impuestos al trabajo en un único impuesto a los ingresos personales. Debería ser aplicable sobre el total de las remuneraciones, con mínimos no imponibles iguales para todos y alícuotas progresivas que aumenten con el nivel de ingreso de manera suave para evitar saltos en la presión tributaria.

Seguir contemplando exenciones, salvo reintegros de gastos asociados a la actividad que se desarrolla, contribuye a la distorsivo. Hay que establecer que la misma remuneración que se use para determinar el impuesto a los ingresos se use, también, a los fines previsionales y laborales. Si se regula una exención al impuesto, la parte exenta no se consideraría para el cálculo del haber jubilatorio, ni para las indemnizaciones laborales.

La solución no pasa por poner parches sobre parches. La simplificación y la unificación de impuestos son imperantes. Como el IVA tiene que absorber ingresos brutos, impuestos internos y tasas municipales, el impuesto a los ingresos del trabajo tiene que absorber aportes personales y ganancias.