No basta con un shock fiscal: hay que eliminar los déficits financieros y de gestión crónicos

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
13 de agosto de 2023

OPINIÓN. El ajuste tradicional es ineficaz. Es fundamental replantear la coparticipación y los roles dentro del régimen federal.

La redistribución de recursos, de las zonas más productivas hacia CABA y las provincias más pobres se hace utilizando la coparticipación como instrumento. Es necesario un nuevo consenso para redefinir las potestades tributarias y funciones entre la Nación y las provincias. Por su parte, con el nuevo acuerdo del FMI, se trata de evitar un salto devaluatorio apelando a un inconsistente paquete que profundiza la crisis. El organismo solo promete que reintegrará lo que la Argentina le pagó en junio y en agosto.

En el medio pasa lo siguiente:

  • El BCRA sigue con reservas negativas.
  • Los privados continúan acumulando deuda en dólares por importaciones.
  • La emisión monetaria contenida con las Leliq es de 3 veces la base monetaria.
  • La deuda pública en pesos indexada sigue su camino ascendente.

El ajuste tradicional es ineficaz

Con un problema organizacional como lo son los crónicos déficits financieros y de gestión, el ajuste tradicional es ineficaz. Es fundamental replantear los roles dentro del régimen federal.

En efecto, si analizamos los impuestos nacionales que se recaudan en cada provincia y cuánto asigna la Nación (de manera directa o a través de transferencias), en 2022, el balance entre impuestos aportados y recursos recibidos dio que hay 5 provincias que aportan más impuestos que lo que reciben del Estado nacional:

  • Buenos Aires
  • Córdoba
  • Santa Fe
  • Neuquén
  • Chubut

Asimismo, hay 4 provincias que aportan impuestos en similar medida de lo que reciben

  • Santa Cruz
  • La Pampa
  • Mendoza
  • Entre Ríos

Y, por último, las restantes 14 administraciones reciben más recursos de lo que aportan (la mayor es CABA y la siguen las provincias del norte).

En pocas palabras, Nación no tiene un rol neutral en la distribución. Si vemos, la región pampeana, con un peso decisivo, Córdoba, Santa Fe y parte de la Patagonia aportan más de lo que reciben. Si miramos a CABA y las provincias del norte, el Estado nacional recauda solo una parte de lo que esos territorios gastan. ¿Y cómo lo hacen? A través de la coparticipación o con transferencias discrecionales.

Que jurisdicciones ricas reciban más se explica porque la Nación se hace cargo de funciones que, en el resto del país, las provincias y los municipios asumen. Es paradójico que se redistribuye hacia las zonas más pobres y, con la coparticipación, se profundiza su atraso.

Se necesita, por el lado de los ingresos, acordar una distribución de potestades tributarias que apunte a que cada jurisdicción se financie con sus impuestos. A la solidaridad hacia las provincias más pobres hay que canalizarla a través de un Fondo de Convergencia, lo que, a su vez, impondría un compromiso de usar los recursos solidarios en un plan de desarrollo. Por el lado de los egresos, hay que acordar que la Nación solo ejecute funciones interprovinciales, sin entrometerse en responsabilidades provinciales.

En resumen, el desafío es eliminar los crónicos déficits financieros y de gestión. Para ello es imperante darle racionalidad a la organización del sector público, con una distribución coherente de potestades tributarias y de funciones.