Swap con China, negociaciones con Brasil y sequía: las reservas siguen estando en la mira

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
14 de febrero de 2023

OPINIÓN. En 2022, los desembolsos del FMI permitieron acumular divisas, pero sumados a las exportaciones, el dólar soja y las trabas a las importaciones no alcanzaron para cerrar la brecha del balance cambiario. Para 2023, se deberían tener u$s 4.000 millones extra para poder afrontar los pagos.

En 2022, tuvimos un superávit comercial, que es parte de 4 años consecutivos en línea (desde el año 2019 a 2022). Producto de los elevados precios internacionales que dinamizaron a las exportaciones. A esto se le adicionó el efecto del “dólar soja”, que disparó la liquidación de un stock de agrodólares (en septiembre u$s8.100 millones y diciembre más de u$s3.000 millones extras).

Asimismo, se profundizaron las trabas a las importaciones con la implementación del sistema SIRA (en diciembre pasado, el pago de importaciones llegó a u$s4.566 millones). No obstante, esto no tiene un correlato con la acumulación de reservas.

El año pasado, el superávit comercial (según el INDEC) fue de u$s 6.923 (devengado). De considerar las cifras del balance cambiario del BCRA (caja), los ingresos netos constituyen u$s 21.817 millones. Las reservas netas cerraron apenas por encima de los u$s7.000 millones. El balance de servicios fue negativo en u$s 10.106 millones (déficit por turismo por 6.811 millones incluido) y hubo:

  1. Pagos de intereses de la deuda por u$s6.749 millones
  2. Cancelación de deuda de privados u$s5.207 millones
  3. Formación de activos externos (incluido el dólar ahorro) u$s773 millones

El rol del FMI

El incremento en las reservas brutas de u$s4.937 millones en 2022 se explica por los desembolsos netos del FMI (desembolsos menos pago de capital e intereses). Por cada 4 dólares del superávit comercial, solo un dólar quedó en el BCRA, ya que se registraron compras netas por u$s5.824 millones. Si consideramos las reservas netas (descontando el swap chino, encajes de depósitos en dólares, préstamos del FMI y préstamos del Banco de Basilea), iniciamos con u$s2.350 millones y finalizamos el 2022 en un nivel levemente superior a los u$s7.000 millones.

El ingreso extraordinario de divisas del superávit comercial (de bienes) fue en parte compensado por la cuenta corriente de servicios. En 2022, se registró el segundo mayor déficit de divisas desde 2003 en el balance cambiario de servicios. El acumulado de 2022 registró un déficit por compras en el exterior de u$s6.811 millones. Mientras que en 2021, el déficit había sido solo de u$s2.472 millones.

Por otra parte, hubo pagos de intereses de la deuda por u$s5.575 millones (excluyendo los pagos al FMI) y cancelación de deuda de privados por u$s5.200 millones. Adicionalmente, en diciembre el número de compradores de los u$s200 aumentó 15% respecto a noviembre de 2022. Así, las compras netas de dólares alcanzaron los u$s127 millones en diciembre y acumularon en todo 2022 u$s2.009 millones.

El superávit comercial de bienes es compensado en su totalidad por la suma de déficit de la cuenta corriente de servicios reales (incluye turismo y flete), demanda de dólar ahorro, y servicios financieros (pagos de intereses de deuda y cancelación de deuda privada).

El punto clave para incrementar las reservas fueron los desembolsos netos del FMI. Durante 2022, se cerró el acuerdo con el FMI y se recibieron más desembolsos que pagos efectuados. Según el BCRA, el FMI realizó desembolsos por u$s 23.519 millones y el Tesoro Nacional realizó pagos de capital con FMI (con reservas del BCRA) por u$s 16.652 millones y canceló intereses por u$s 1.716 millones.

En 2023, esta dinámica de desembolsos del FMI se revierte. El FMI realizará desembolsos por casi u$s 16.700 millones y se deberá cancelar deuda (capital más intereses) por u$s 20.804 millones. En otras palabras, esto nos da pagos netos de u$s 4.118 millones por cubrir. Un factor clave para el balance cambiario de 2022 fue el impacto del conflicto Rusia–Ucrania y la suba de los precios internacionales de la energía.

En 2023, se espera que el déficit energético se reduzca en u$s2.000/2.500 millones debido a:

  1. La actividad económica que está sufriendo una desaceleración.
  2. El ajuste de las tarifas de servicios públicos.
  3. El precio internacional del gas cayó fuertemente y llevó a los precios a niveles preconflicto Rusia-Ucrania.

En síntesis, en 2022 los desembolsos (netos) del FMI por más de u$s 5.100 millones permitieron acumular reservas. Las exportaciones con precio internacional elevado, el dólar soja l y ll y las trabas a las importaciones (SIRA) no alcanzaron para cerrar la brecha del balance cambiario (demanda y oferta de dólares).

Para 2023, se debería tener u$s 4.000 millones extra para poder afrontar los pagos. Además, la sequía complica aún más el panorama. Pero puede ser relativamente compensado por el achicamiento del déficit energético. Aun así faltan más dólares. Esto llevó a buscar la activación del swap con China y negociar con Brasil un financiamiento a un año de importaciones.