Sergio Massa, subsidios a la energía, planes sociales y exceso de confianza

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
14 de agosto de 2022

OPINIÓN. Todavía no se sabe cómo ni cuándo se hará la segmentación de las tarifas energéticas. La incompetencia y la demagogia son los principales factores que están detrás del acelerado crecimiento del gasto asistencial.

El acto de asunción de Sergio Massa como nuevo ministro de Economía contrastó con la conferencia de prensa. Siguen las dudas sobre cómo se reducirán los subsidios energéticos y la reversión del crecimiento del gasto en planes asistenciales. En los aspectos sustanciales, más allá del acto de juramento, los primeros anuncios sostuvieron el mismo diagnóstico de sus antecesores (la situación fiscal). Lo paradójico es que, frente a un problema que requiere un abordaje urgente, se anuncien medidas ambiguas y contradictorias.

Tomando el primer semestre de 2022 contra igual periodo de 2019, el gasto público nacional creció un 20% por encima de la inflación. Este aumento fue impulsado por la expansión de los subsidios energéticos. Es acá donde siguen las indefiniciones. Fijar un tope al consumo subsidiado es quizás el anunció más esperado. Una regla mucho más simple que el esquema para la segmentación de los consumidores según nivel socioeconómico.

El crecimiento del gasto asistencial fue exponencial

Las transferencias monetarias a las familias también crecieron por encima de la inflación. ¿Cómo? Aumentando un 13% real en 3 años, pero con comportamientos heterogéneos entre componentes. Si comparamos datos, en términos reales, del primer semestre del 2022 contra el mismo período del 2019, se observa que las jubilaciones cayeron un 3%, las asignaciones familiares (activos, pasivos y AUH) subieron un 10% y los planes asistenciales crecieron un 297%. Lo que se vislumbra es que el crecimiento del gasto asistencial fue exponencial. Se multiplicó por 4 en apenas 3 años.

Por un lado, se dijo que se auditará a través de las universidades el gasto en planes asistenciales. Por el otro, que se fortalecerá a las cooperativas, que son las organizaciones sociales en las que se ha tercerizado la gestión de los planes. A pesar de que son medidas laxas, los líderes sociales manifestaron su rechazo.

La situación heredada, en materia de asistencia social es la de una proliferación de planes asistenciales, administrados por el ministerio de Desarrollo Social, las provincias y los municipios. Las superposiciones es una fuente de ineficiencia. En lugar de apuntar hacia la simplificación, se optó por seguir multiplicando el gasto asistencial.

La incompetencia y la demagogia son los principales factores que están detrás del acelerado crecimiento del gasto asistencial. En enero del 2020, se creó la “Tarjeta Alimentaria” que se distribuyó entre las mismas familias que ya recibían la Asignación Universal por Hijo (AUH). Existiendo la necesidad de mejorar la AUH, se optó por crear otro programa superpuesto. Por otro lado, los programas “Hacemos Futuro” y “Salario Social Complementario” pasaron a la denominación “Potenciar Trabajo” y se multiplicaron los beneficiarios que las organizaciones sociales reclutaron.

Esta situación no se revierte con ajustes fiscales tradicionales

Se necesita un fuerte ordenamiento, centrado en la unificación y simplificación de programas. El punto es respetar la distribución de funciones del Estado.

En línea con esto último, es relevante asumir que la asistencia social es responsabilidad de cada provincia y sus municipios. La única excepción podría ser la AUH, y con las mejoras que necesita. En particular, la absorción de la Tarjeta Alimentaria y reimplantar la condicionalidad de que los chicos vayan a controles de salud y a la escuela.