Déficit energético y compras en el exterior, los puntos débiles de las reservas

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
19 de junio de 2022

OPINIÓN. A la situación, se suma un escenario de brecha cambiaria. A las claras, esto complica la tarea del BCRA: en junio, tendría que comprar un piso de u$s3.000 millones de dólares en el mercado para poder cumplir con el FMI.

El objetivo del BCRA son los u$s5.800 millones que tiene que acumular durante 2022. Es clave el superávit comercial para cumplir con ese objetivo. ¿Cuál son los obstáculos? En principio dos (ausentes en 2021):

- El déficit energético (subproducto de disparada del precio internacional de la energía)
- El déficit por turismo internacional y compras en el exterior

El año pasado, nuestro país tuvo un superávit comercial de u$s15.280 millones (según el balance del BCRA). Los motivos fueron la disparada en los precios internacionales de los productos agrícolas y el incremento en las exportaciones en 42%, respecto a 2021.

De esta forma, la entidad monetaria compró dólares por u$s3.857 millones. En otras palabras, por cada cuatro dólares de superávit comercial, un dólar quedo en el BCRA. Ya para este año, la acumulación de reservas tiene dos factores que juegan en contra. Por una parte, la disparada en el déficit energético y otro factor que dificulta la tarea del BCRA es el incremento en el déficit de divisas por compras en el exterior tras el levantamiento a las restricciones para los vuelos internacionales.

Compras en el exterior

Como primer punto, y según el informe de Evolución del Mercado de Cambios del BCRA, el déficit por compras en el exterior, es decir, los dólares que se gastan, menos los dólares que los extranjeros traen al país, incluido turismo y compras por internet, tuvo un rojo de u$s507 millones en abril.

Considerando el acumulado de los últimos 12 meses, estamos en un déficit de u$s3.843 millones. Para el 2020 (con la pandemia y restricciones en los vuelos), el déficit fue de solo u$s2.470 millones. En otras palabras, el déficit trepó unos u$s1.400 millones.

Por todo esto, sería bastante probable que en 2022 el déficit por compras en el exterior llegue a los u$s5.500 o a los u$s6.000 millones. Las compras en el exterior tuvieron un pico de casi u$s11.000 millones anuales en abril de 2018, sin cepo, sin impuestos adicionales y con un dólar oficial muy atrasado (diciembre de 2017, un dólar real de $108 actuales).

Con el levantamiento de las restricciones al turismo, comenzó a converger el nivel del déficit de divisas al nivel del 2019 (aproximadamente u$s500 millones por mes). Más que nada, porque los dólares que los extranjeros traen al país no se liquidan en el mercado oficial sino en el dólar blue. En abril de 2022, el BCRA tuvo un rojo de divisas por compras al exterior 350% más alto que en abril de 2021 y 28,7% más alto que abril de 2019 (sin pandemia). Así, en el acumulado en el primer cuatrimestre de 2022, alcanzó a un déficit de u$s1.881 millones.

El déficit energético

Como segundo punto, el déficit energético. El conflicto entre Rusia y Ucrania implicó una disparada en los precios internacionales de la energía (especialmente del gas). Y esto comenzó a reflejarse en los números de las importaciones. El rubro “Combustibles y Energía” alcanzó los u$s3.040 millones en el primer cuatrimestre de 2022. Un aumento del 195% interanual, respecto al mismo período de 2021.

Tomando cierta perspectiva, para 2013, el déficit de la balanza energética (exportaciones menos importaciones de energía) alcanzó los u$s6.900 millones (explicado por el atraso tarifario en gran parte). En 2022, el rojo de la balanza comercial de energía se perfila a pasar los u$s4.700 millones.

Considerando el balance cambiario de la entidad monetaria, los pagos de importaciones de los sectores “Electricidad”, “Gas” y “Petróleo” vienen mostrando una dinámica alcista. En el acumulado de los primeros meses del año, alcanzaron los u$s3.583 millones (de enero a abril). Estamos hablando de u$s2.188 millones más que en el mismo período de 2021. El derrame de dólares por el déficit energético se potencia con la política tarifaria (especialmente del sector energético), tras 2 años de congelamiento (2019 y 2020), un 2021 con tarifas cuasicongeladas (año electoral) y un 2022 en que se actualizarán las tarifas. Pero sin segmentación y sin quita total de subsidios para los contribuyentes de altos ingresos.

En sí, no hay precios internacionales que compensen el déficit energético y la “vuelta” del déficit por turismo y compras al exterior. Todo esto se da en un escenario de brecha cambiaria, que distorsiona los incentivos de los importadores (sobrefacturar) y exportadores (subfacturar).

A las claras, esto complica la tarea del BCRA. Para cuantificarlo, en junio, el BCRA tendría que comprar un piso de u$s3.000 millones de dólares en el mercado para poder cumplir con el FMI (acumular u$s4.100 millones a fin de ese mes). La imposibilidad de acumular los dólares necesarios para recomponer la confianza, y generar estabilidad cambiaria en el segundo semestre, agudiza el cuadro.