Ascenso e incertidumbre inflacionaria
Durante el primer trimestre del 2023, según el INDEC, no se observó una reversión de la caída del poder adquisitivo de los salarios.
Según el INDEC, la inflación de abril se aceleró y se ubicó en 8,4% mensual. Así, la tasa interanual se posicionó en 108,8%. En el primer cuatrimestre del año, los precios acumularon una suba del 32%. Los aumentos se vieron principalmente en Alimentos y Bebidas, que presentó un incremento del 10,1%. Otras divisiones con aumentos fueron: Prendas de vestir y calzado (+10,8%), y Restaurantes y Hoteles (+9,9%). Y las divisiones con menores subas fueron: Educación (+5%) y Bebidas alcohólicas y tabaco (+3,8%). Estacionales aumento 12,6%; IPC Núcleo, un 8,4%; mientras que los Regulados subieron un 4,9%.
Considerando la corrida de las PASO 2019, la tasa de inflación mensual previa había sido del 2,2% y llegó hasta el 5,9%. Ya en octubre de 2020, con una inflación del 1,9% contenida por la cuarentena, la corrida cambiaria la aceleró hasta el 3,8%. La corrida del 2022, que implicó un cambio de titular en el Ministerio, hizo que la tasa mensual pase del 5,1% al 7,4%.
Dentro del panorama de mayo, difícilmente podamos ver una tasa por debajo del 8%. Por una parte, hay que contemplar una cuestión metodológica. Siendo que la medición del IPC se hace con promedio mensual de precios, la aceleración de la inflación de abril trae aparejado un arrastre inflacionario para mayo.
La corrida cambiaria en los mercados paralelos, conjuntamente con la aceleración del crawling-peg oficial, se dio en la tercera y cuarta semana del mes pasado. Por otra parte, los datos de alta frecuencia dan una aceleración fuerte de la inflación durante la primera semana de mayo. En términos anualizados, estos saltos significan pasar de una tasa anual de 80% a 113%, y luego a 150%.
Cabe destacar que la distorsión de precios relativos es cada vez mayor y afecta el sistema de precios. El precio de la indumentaria subió 10,8% y las bebidas alcohólicas lo hicieron solo al 3,8%. Mientras que el rubro con mayor suba tuvo un aumento del 126,6%, los servicios de comunicación corren al 81% anual. Con un escenario como el actual, los salarios reales tienen muy pocas chances de recuperarse.
Durante el primer trimestre del 2023, según el INDEC, no se observó una reversión de la caída del poder adquisitivo de los salarios. Difícilmente esto pueda cambiar, con un segundo trimestre mucho más inflacionario.
Al unísono, los indicadores positivos de actividad industrial y de la construcción quedan desdibujados porque el rebote de ambos rubros está vinculado a un factor de oferta temporario de divisas. Además, en enero y febrero, el pago de importaciones estuvo casi 20% por debajo de los mismos valores del año pasado. En marzo, el flujo de pagos se normalizó, pero este fenómeno es transitorio. Ante el fracaso del dólar soja 3, ya se está cerrando nuevamente el grifo de las importaciones. Es esperable que los próximos datos de actividad vuelvan a resentirse como consecuencia del regreso de los problemas de abastecimiento de importaciones.
La permanente aceleración inflacionaria no permite una recuperación sostenida de la demanda agregada que traccione. Posiblemente, la caída del sector agropecuario desdibuje, también, los datos positivos de industria y construcción. En resumen, aun con un posible desembolso del FMI a cambio de una devaluación discreta para llevar el tipo de cambio comercial general a niveles similares a los del dólar soja, cabría preguntarse cómo o en qué dinámica se entraría en un año electoral.