Estos son los costos inflacionarios y de actividad para estabilizar la economía

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
25 de septiembre de 2022

OPINIÓN. Con algunas medidas oficiales, se logró reducir la brecha cambiaria y se destrabó el mercado de cambios. Eso le está permitiendo al BCRA acumular reservas. Pero ahora viene la incidencia en la economía real.

El ministro de Economía dio señales en el plano fiscal y monetario y faltaba una para el frente cambiario. Esencialmente, se quería destrabar el mercado de cambios para incrementar la oferta de divisas y que esto habilite al BCRA acumular reservas netas en el corto plazo.

Con el avance exitoso del dólar soja ($200 por dólar liquidado) se generó un incremento en la liquidación de agro dólares de u$s1.960 millones en los primeros 5 días hábiles. Esto permitió que el BCRA tenga compras netas por u$s1.214 millones en el mismo periodo (equivalente al 57% de las ventas netas de dólares que registró el BCRA entre 01/07 y 09/08).

De esta forma, las reservas netas (descontando el swap Chino, encajes de depósitos en dólares, préstamos del FMI y préstamos de Banco de Basilea) pasaron a u$s2.200 millones.

Cerrar la brecha por abajo

El mercado y el sector esperaba que, una vez terminado septiembre, se prorrogará. Mucho más si el nivel de liquidación quedará por debajo de lo esperado (u$s5.000 millones). Incluso, se especulaba con más sectores con un dólar diferencial, de necesitarse un puente para seguir acumulando reservas en el trimestre de menor ingreso de dólares.

Y acá aparecen sectores que, aunque no cuentan con stocks acumulados, tienen plazos de liquidación (ingreso de divisas al mercado local) más largos y que podrían adelantar el ingreso de dólares o bien recurrir a prefinanciación de exportaciones si el incentivo es alto (petróleo y minería por ejemplo).

Por el momento, desde el Palacio de Hacienda, niegan esta posibilidad y la reciente normativa del BCRA que impide a los sojeros acceder al dólar MEP o CCL va en línea con dicho mensaje.

El objetivo del BCRA es cerrar la brecha por “abajo”, estabilizar la cotización de los dólares alternativos e incrementar el ritmo de depreciación del peso. Dado esto, en los primeros días de septiembre:

  • Aumentó el ritmo del “crawling peg” al 6,9% mensualizado
  • Incrementó nuevamente en 550 puntos básicos la tasa de interés de referencia (pasando de 69,5% a 75% TNA)

Esto da una tasa de interés efectiva por encima del 100% anual, con la premisa de generar un incentivo más tentador a los inversores a mantenerse en pesos y armar “la bicicleta financiera” con retornos importantes en dólares. De mantener un ritmo de depreciación en 7% mensual, el dólar oficial llegaría a $200 (lo que es el dólar soja) en febrero de 2023.

En cambio, si este ritmo es del 5% mensual, recién llegaría en mayo de 2023. Esta velocidad de ajuste cambiario, si bien achica la brecha, le pone un piso alto a la inflación mensual. En efecto, esto es lo que están mostrando los registros de inflación. Con los cuales, la inflación, a fin de 2022, se encamina a alcanzar los 3 dígitos.

La estrategia tiene sus costos económicos

El plan inicialmente redujo la brecha cambiaria, destrabó el mercado de cambios y le está permitiendo al BCRA acumular reservas. Pero ahora vienen los costos de las medidas que se tomaron en la economía real. En el corto, el incremento del “crawling peg”, la suba de tasa de interés y la actualización de tarifas son medidas recesivas e inflacionarias en simultáneo. Lo que queda de acá en más es monitorear el costo de este esquema de estabilización.

En resumen, se estabilizó relativamente el frente cambiario y financiero. Si bien dada la normativa del BCRA hoy comienza a sentirse nuevamente la presión sobre el dólar blue, se redujo la brecha cambiaria de considerar aquel dólar paralelo que se había disparado antes de la asunción del nuevo ministro y se estabilizó la cotización de los “dólares alternativos”, lo que permitió al BCRA acumular reservas.

Pero esto tiene costos en la economía real que ya se empiezan a manifestar. Es clave ver cómo la dirigencia en su conjunto asimila las noticias y cuál es la reacción ante el incremento de la presión de recomposición de ingresos, tras el fogonazo inflacionario.