Entre la volatilidad y el crecimiento heterogéneo

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
29 de mayo de 2022

OPINIÓN. Durante el primer trimestre, la economía quedó un 6,1% por encima del nivel del primer trimestre del año pasado. Es esperable que a partir de ahora el crecimiento comience a desacelerarse.

De los últimos datos que se han puesto a disposición, se desprende que, durante marzo, la actividad económica mostró una contracción mensual de casi 0,75% en su medición desestacionalizada, mientras que el avance interanual se ubicó en 4,8%.

Por lo tanto, según este estimador del INDEC, durante el primer trimestre del 2022, la actividad económica tuvo un avance del 6,1% interanual. En marzo, la variación interanual del rubro de “Restaurantes y Hoteles” fue del 33,1% aproximadamente. Si bien desde hace meses presenta mayores incrementos interanuales debido a la base de comparación generada en la pandemia, aún este sector continúa un 25% por debajo de los niveles de 2019.

Por su parte, los rubros “Transporte y Comunicaciones” (+12,7%) y “Comercio” (+4,8%) fueron los que más aportaron al aumento de la actividad general. Si la comparativa es contra marzo de 2019, crecieron 9 de los 15 sectores (agro, pesca, hoteles y restaurantes, transportes y comunicaciones, salud y otras actividades de servicios son los sectores que no han recuperado aún los niveles prepandemia).

Si consideramos precios, en abril, la canasta básica total aumentó un 6,2% respecto a marzo, con un salto interanual del 51,3%. El alza de la canasta básica alimentaria fue aún más pronunciada. Esta última se ubicó en el 6,7%, con una suba interanual del 59,4%.

Bienes y servicios por sobre la inflación

Los precios de los bienes y servicios consumidos por los sectores más vulnerables suben, una vez más, por encima de la inflación minorista. Se estima que una familia necesitó más de $95.000 para no caer debajo de la línea de pobreza. Ante estos guarismos, sería natural esperar una suba de la pobreza y la indigencia en el primer semestre de 2022.

Asimismo, el segundo aumento trimestral del 2022, para jubilados, se posicionará en el 15%. Por otro lado, el intercambio comercial, para abril, mostró el flujo de exportaciones más alto desde mayo de 2013, ubicándose en los u$s8.327 millones.

Por su parte, el flujo de importaciones fue de u$s6.883 millones, alcanzando así un superávit comercial de u$s1.444 millones. Los rubros de exportación con mayores incrementos anuales fueron “Combustibles y energía” (+192,7%) y “Manufacturas de origen industrial” (+64%).

Concretamente, y ya finalizando mayo, sabemos que durante el primer trimestre la economía se expandió un 1% (respecto a los últimos tres meses del 2021) y quedó un 6,1% por encima del nivel del primer trimestre del año pasado.

Es esperable que a partir de ahora el crecimiento comience a desacelerarse, evidenciándose los desajustes de la economía real, entre los cuales se encuentran faltantes de insumos por trabas a las importaciones y posible escasez de gas y combustibles (además de su encarecimiento).

A su vez, el contexto de alta inflación, con incertidumbre, altera la toma de decisiones de los agentes. Los cuales terminan adelantando gastos.

La brecha cambiaria

La profundización de la brecha cambiaria también tendrá un impacto, dada la poca acumulación de reservas del BCRA (u$s112 millones) en contraste con las exportaciones récord (u$s27.861 millones) durante los primeros cuatro meses del año.

Para el segundo semestre, la mayor parte de la liquidación de dólares por parte del agro ya estará agotada. Por ende, para frenar la demanda de dólares tendrá que ser a través de devaluación o restricciones a las importaciones (con consecuencias sobre precios, incentivo de mecanismos defensivos y de cobertura, y falta de insumos).

Una hipotética caída del 0,6% de manera sucesiva en cada uno de los próximos tres trimestres es totalmente compatible con un crecimiento del 3% para el promedio anual (el cual sería entonces consecuencia exclusiva del arrastre estadístico, sin mayores fundamentos sobre la economía real).

Si bien el promedio anual de 2022 sería algo superior al promedio anual de 2021, el último trimestre se ubicaría por debajo de los últimos tres meses del año anterior. Ahogado por un contexto de alta nominalidad, con una inflación que muy probablemente rondará el 70%.

No obstante, cualquier tipo de proyección se da o se dará en un contexto de alta volatilidad. ¿Por qué? Básicamente porque dependerá de:

1 - La evolución de la situación económica e inflacionaria en los Estados Unidos y el resto del mundo desarrollado. Consecuentemente, la forma que tome la respuesta de la FED

2 - La continuidad del conflicto bélico en Europa, y su incidencia directa sobre el precio de las commodities, tanto las exportadas como las importadas por nuestro país

3 - Los factores determinantes (a nivel local) del escenario político y los sucesos disruptivos que puedan desencadenarse, con las turbulencias que eso pueda generar sobre la economía

4 - La nueva dinámica que adquiera el acuerdo con el FMI, según los posibles cambios en metas y objetivos que surjan a partir de la primera revisión trimestral

Un ritmo de actividad heterogéneo

Lo cierto es que el ritmo de actividad se muestra de manera heterogénea. Por un lado, la industria cerró, en marzo, con actividad creciendo al 3,6% interanual y, abril, operando con una utilización de la capacidad instalada del 67%, nivel cercano al pico de noviembre 2017.

Por el otro lado, el agro tuvo su segunda caída interanual en el nivel de actividad, con -1,1% y -5,5%, en febrero y marzo, respectivamente, aun con récord de liquidación de divisas (el efecto de los elevados precios internacionales compensa la merma en la producción).

Si vamos al sector automotor, la disparidad se refleja en la diferencia entre el mercado interno y externo, con los patentamientos acumulando 8 meses de caída interanual consecutiva, mientras que las exportaciones crecen interanualmente desde hace un año, solo interrumpidas por una baja en el mes de enero.

Construcción, por su parte, muestra un crecimiento acumulado del 1,3% en el año, según su indicador de actividad, mientras que la cantidad de escrituras en Provincia de Buenos Aires y CABA cayó un 8% y 5% interanual, respectivamente, en el primer trimestre.

En síntesis, dado este contexto, el acuerdo con el FMI tiene por objeto una estabilización de la macro que traerá como efecto secundario un fuerte impacto sobre la actividad económica. Las cuatro medidas son:

1 - El apretón monetario
2 - La acumulación de divisas para aumentar el stock de reservas
3 - La devaluación para no atrasar el tipo de cambio
4 - La suba de tasas para obtener rendimientos reales (aunque no lo consiga)

¿Para qué? Para sanear la economía en el largo plazo.

En consecuencia, es difícil una expansión en los próximos trimestres hasta fin de año, incluso haciendo probable un escenario de caída constante, para llegar a un 3% de crecimiento anual (que no será necesariamente palpable).

El desafío desde lo cultural está en entender que aun si se decidiera no seguir las recetas del FMI (con la ilusión de evitar estos costos de corto plazo), las inconsistencias se acumularían más rápidamente y una crisis mayor sería el nuevo escenario a futuro.