Suprimir impuestos distorsivos y con sesgo antiexportador, la clave para un mejor sistema tributario

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
30 de junio de 2024

OPINIÓN. La contundente reducción del gasto público explica el resultado fiscal. Mayo fue el quinto mes consecutivo con superávit financiero: se pasó de un déficit de $10 billones a precios actuales en los primeros 5 meses del 2023, a un superávit de $2 billones entre enero y el mes pasado.

Dentro del nuevo panorama económico, hay una relativa estabilidad en los ingresos (caída real del 3% interanual) y una fuerte reducción en las erogaciones (caída real del 28%). Aunque el crecimiento de la recaudación impulsado por malos impuestos también resulta explicativo de tal superávit. Claramente, el ordenamiento tributario estipulado en el Pacto de Mayo resulta cardinal.

Dicha reducción del gasto, con estabilidad en ingresos, nos lleva a no darle atención al comportamiento de los impuestos. Según el ministerio de Economía, entre enero y mayo de 2023 y el mismo período de 2024, los derechos de exportación aumentaron en $0,8 billones, el impuesto PAIS aumentó en $2,1 billones y el resto de los ingresos, cayó $3,8 billones.

El superávit no solo se explica por la reducción del gasto

El superávit también se explica por el aumento en la recaudación de dos impuestos muy distorsivos. Al igual que se habla sobre la sostenibilidad de la baja en el gasto, se debería poner el foco en el rol que vienen cumpliendo dos impuestos que tienen un sesgo antiexportador.

En el caso de las provincias y sus municipios, a la caída de la recaudación por la recesión, se le adicionó el recorte en las transferencias nacionales no automáticas. Tal recorte, en los primeros meses del año, llegó al 86% en comparación con el año anterior.

Ante esta situación, se aumentaron impuestos a los Ingresos Brutos. O, de manera más perjudicial para la producción, haciendo más gravosos los regímenes de pago a cuenta (Retenciones).

Los municipios, por su lado, siguen similar estrategia con las tasas de Industria y Comercio. El superávit fiscal es fundamental, pero se necesita mejorar la calidad de los impuestos que se usan para generar ese superávit.

En resumen, los 5 primeros meses muestran que el superávit fiscal se sustenta, en parte, con aumentos de impuestos distorsivos, poniendo en evidencia que eliminarlos a medida que se reduzca el gasto es voluntarista.

Una opción es que otros impuestos (no distorsivos) absorban los malos impuestos. Establecer que el IVA nacional absorba a los Ingresos Brutos provinciales y a las tasas de Industria y Comercio municipales (de ser factible) sería un buen e interesante ejemplo de ello. Lo que no queda dudas es la necesidad de reformas de fondos y, dentro de ellas, poder avanzar hacia un mejor sistema tributario.

(*) Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA