Cambios reales vs. controles de caja transitorios: lo que el dólar soja nos dejó

Autor
Federico Vacalebre
Medio
TN
Mes/Año
30 de octubre de 2022

OPINIÓN | El recurso cambiario del ministerio de Economía y el BCRA permitió cumplir con la meta fiscal acordada en la última revisión del FMI. Cuáles son las perspectivas para 2023.

Hablando sobre el nivel de actividad, el INDEC informó que durante agosto la actividad económica presentó un avance mensual del 0,4%. Así, acumuló un incremento del 2,2% en lo que va del año. Por su parte, el incremento interanual estuvo en el 6,4%. Hoteles y Restaurantes fue el rubro de mayor incremento interanual, 33,7%, debido al efecto rebote pospandemia. A pesar de esto, el sector continúa un 15% por debajo de los niveles de 2019. Industria manufacturera, que tuvo una variación interanual de 8,3%, fue el de mayor incidencia en la variación interanual del EMAE, seguido por Comercio mayorista, minorista y reparaciones (+9% interanual). Esto contrasta con la caída de los salarios reales.

Por otra parte, y también según el INDEC, en el segundo trimestre de 2022, los asalariados no registrados fueron 5.400.000 (43% del total de los 12.588.000 puestos laborales de asalariados en relación de dependencia privados). De acá surge que, en el último año, el aumento de 1.551.000 puestos laborales totales proviene principalmente del aumento en los asalariados no registrados (907.000 puestos, más el cuentapropista, que aumentó en 280.000).

Los precios y el intercambio comercial

En referencia a los precios, en septiembre, la variación mensual de la canasta básica alimentaria y de la canasta básica total fue del 7,1%. Las subas interanuales se ubicaron en el 89% y 81,8%, respectivamente. Una familia necesitó más de $128.000 para no caer debajo de la línea de pobreza. Preocupa la dinámica de los precios de los alimentos, ya que crecen a un ritmo mayor que el resto de la economía.

El intercambio comercial, en septiembre, tuvo un escenario de superávit que apenas superó los u$s400 millones. El flujo de exportaciones fue impulsado por la suba de precios internacionales (12%) y frenado por la contracción en las cantidades (12,5% interanual). El rubro con mayor ascenso fue el de Combustibles (como hace ya varios meses) con una variación interanual del 76,3%, dada por la suba de precios del 91,5%. Aunque las cantidades, por efecto estacional, presentaron una caída del 8,3%.

La soja y los datos fiscales de setiembre

En lo concreto, la secretaría de Hacienda del ministerio de Economía brindo información fiscal del mes de septiembre. El mes de la soja. El resultado de ingresos y gastos del sector público nacional tuvo un superávit primario (antes del pago de intereses) de $80.624 millones, equivalente al 0,1% del PBI del año. Resulta llamativo dado que es el primer resultado mensual del 2022 que no arroja un déficit.

No obstante, dado el acuerdo con el FMI, es apropiado descontar de los ingresos las rentas de la propiedad vinculadas a las emisiones primarias de títulos públicos. Al hacerlo, vemos que el superávit aparente de $80.624 millones desciende a un superávit de $5.284 millones. Aunque el factor determinante estuvo vinculado al dólar soja. Dada la fuerte liquidación de divisas de septiembre por el esquema cambiario propuesto, las finanzas públicas registraron un salto en los ingresos por derechos de exportación o retenciones. En un solo mes, se recaudó por este tributo más que en los tres meses previos. En pocas palabras, el recurso cambiario del ministerio de Economía y el BCRA, permitió cumplir con la meta fiscal acordada en la última revisión del FMI.

Analizar la evolución del gasto público nos permite entender si la moderación del desequilibrio fiscal, inaugurada desde la salida de Guzmán, es el resultado de cambios reales en el manejo del gasto o si responden a controles de cajas transitorios que no garantizan un ordenamiento fiscal. Es entonces que podemos dividir el año en dos:

  • El primer semestre que concluyó con la crisis de deuda de junio
  • Los meses transcurridos desde julio al presente

De la comparativa de ambos períodos es notable la moderación experimentada. En la primera mitad del 2022, el gasto primario creció 75,5% interanual, con una tasa de inflación promedio del 56,7% (12% interanual en términos reales). De julio a septiembre, el gasto se expandió a una velocidad nominal del 71,3% (promedio) en un contexto de mayor inflación (77,7%). Esto representó que el gasto real cayera en promedio 3,6% interanual. Ahora, hubo dos factores actuando al unísono:

  • La aceleración inflacionaria (al aumentar más de 20 puntos entre ambos períodos) generó que una misma tasa de expansión del gasto implicara un cambio de signo en términos reales. Es lo que ocurrió con el gasto en jubilaciones y pensiones. No hubo ninguna modificación en el manejo de esta partida (no hubo una reforma del sistema y la dinámica está atada a una fórmula de movilidad que no se alteró). El mero aumento de la inflación hizo la corrección
  • Los subsidios económicos pasaron de crecer al 100% nominal (45 puntos por encima de la inflación) a crecer al 56% (20 puntos por debajo de la inflación). También esto se dio sin haber ningún cambio en las tarifas e incluyendo meses de invierno e importación de energía

Otros gastos, como las transferencias a las provincias y el gasto del funcionamiento del Estado, sí posiblemente sean parte de un programa de ordenamiento del gasto debido a que el manejo de estas partidas es más discrecional. No obstante, es llamativa la magnitud del ajuste, dado que el gasto en funcionamiento pasó de crecer 60% al 20% (50 puntos debajo de la tasa de inflación media del período). En síntesis hay:

  • Inacción en el caso de jubilaciones y pensiones
  • Reducción insostenible y dibujada de subsidios económicos siempre que no se implementen nuevos cuadros tarifarios para que los usuarios paguen parte de lo que hoy pone el Estado

Con la dinámica de las jubilaciones y pensiones, hay que contemplar que esta pasividad no será permanente. Mediante la fórmula de indexación, a partir de marzo del 2023 estarán evolucionando cerca del 80% y luego cerca del 100%, cuando la movilidad empiece a replicar la dinámica nominal de la recaudación y de los salarios (con seis meses de rezago).

Para contener en términos reales a las jubilaciones, se necesitaría que la tasa de inflación siga subiendo. Caso contrario, las finanzas públicas mostrarán un aparente ajuste en el primer semestre del 2023 y un nuevo desajuste en el segundo semestre. De ser así, se ve muy desafiante cumplir con la meta del 1,9% de déficit primario durante el 2023 (año electoral) y la inercia fiscal para el 2024 sería muy negativa.

(*) Federico Pablo Vacalebre es profesor de la Universidad del CEMA