Metas fiscales cumplidas, pero con una pequeña ayuda
OPINIÓN. La estacionalidad del primer semestre juega a favor, pero los números no están tan holgados y preocupa la dinámica para la segunda parte de 2022, cuando los ingresos fiscales caen, el gasto público se dispara y se amplía la brecha.
El Palacio de Hacienda informó que, en marzo, se registró un déficit primario de $76.284 millones. Con ingresos totales que ascendieron a $1.074.713 millones (subiendo al 91,7% interanual) y un gasto primario de $1.174.466 millones (84,9% interanual), el déficit fiscal primario cerró en $192.734 millones (0,26% del PBI), dentro de la meta del FMI para el primer trimestre.
No obstante, no hubiese sido posible cumplir con la meta fiscal sin incluir las “rentas de la propiedad” en los ingresos totales. En pocas palabras, el déficit primario quedó por debajo de los $222.300 millones fijados por el FMI gracias a una “ayuda contable” debido a que dentro de los ingresos totales se contabilizaron $157.847 millones (0,22% del PBI) de “Rentas de la propiedad del Tesoro Nacional”.
¿De qué magnitudes estamos hablando? Este rubro tuvo un incremento superior al 1000% interanual. De lo contrario, la primera meta fiscal (trimestral) no pasaba la revisión del FMI.
Cómo están compuestas esas “rentas”
Esencialmente, podemos dividirlas en dos grandes grupos:
- Una parte corresponde a los rendimientos generados por las operaciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES, que en marzo aportó $34.235 millones.
- La otra parte deriva de las colocaciones de deuda que salen al mercado a una cotización sobre la par. Así, se contabiliza como ingresos fiscales a la diferencia entre el valor nominal y el valor efectivo de esos bonos. Y de esta forma se logra “reducir” el déficit primario.
¿Cómo se logra “achicar” artificialmente el déficit primario de esta forma? Básicamente, las rentas de la propiedad nacen de la diferencia entre el valor efectivo adjudicado en la colocación de títulos públicos y su valor nominal original.
En marzo hubo una fuerte colocación de Bonos CER, que fueron reapertura de otros emitidos anteriormente. Con la aceleración inflacionaria que hubo desde la emisión original, el valor adjudicado fue muy superior al nominal. Ahora, esto fue computado por el ministerio de Economía como un ingreso extraordinario por “rentas de la propiedad”. Ya en 2021 se había contabilizado un ingreso extra de unos $140.000 millones con ese mismo recurso.
Tomando un poco de perspectiva, el rubro “Rentas de la propiedad del Tesoro Nacional”, entre 2016 y 2021, representó aproximadamente entre el 2% y 8% de los ingresos tributarios totales. Mientras que en marzo pasado subió al 18% de los ingresos tributarios. En sí, en el tercer mes de este año, estas “rentas de la propiedad” significaron unos $123.610 millones en los ingresos totales. Comparando con igual mes del año pasado, cuando habían significado solo $6708 millones, el aumento fue del 1742%.
Las exigencias del FMI
¿Cómo se enmarca todo esto en el acuerdo con el FMI? Este exige un 2,5% del PBI de déficit primario para todo el año 2022. Dentro del primer trimestre de 2022, el objetivo era accesible ($222.300 millones como tope máximo).
Ciertamente, la estacionalidad del primer semestre juega a favor, pero los números fiscales no están tan holgados y preocupa la dinámica para la segunda parte de 2022, cuando los ingresos fiscales caen, el gasto público se dispara y se amplía la brecha fiscal.
En cuanto a los subsidios energéticos, el compromiso es reducir un 0,6% del PBI y crecieron 349% interanual (en marzo). En el acumulado del primer trimestre del 2022, subieron 83,3% interanual en términos reales y todavía faltan los meses de invierno que profundizarán el agujero fiscal con precios internacionales de la energía disparados.
La meta fiscal para 2022 implica una baja de 0,5% del PBI contra el resultado fiscal de 2021 (3%). Si incluimos 0,5% del PBI de ingresos extraordinarios por el impuesto a los altos patrimonios de 2021, la reducción real del déficit primario debería ser de 1 punto del producto.
Los datos del primer trimestre
En marzo de este año, los ingresos totales fueron impulsados por la recaudación impositiva, que subió un 60,5% interanual en términos nominales, por encima de la inflación que acumuló 55,1% en el mismo período. Por su parte, el déficit fiscal primario fue de $76.284 millones: 4 veces más que en el mismo mes de 2021. Mientras que del lado del déficit financiero (incluidos los intereses de la deuda) el número ascendió a $136.900 millones, es decir, un 0,2% del PBI.
Los datos de marzo también mostraron que:
- Los ingresos vinculados a la evolución de la actividad económica, como el IVA (+66,6% interanual) e impuesto a los créditos y débitos (+122,8%) se incrementaron por encima de la inflación.
- El Impuesto a las Ganancias trepó un 40,6% interanual y los derechos de exportación subieron 53,2% interanual. Los ingresos asociados a Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social escalaron un 63,9%, más de 10 puntos porcentuales por encima de la inflación acumulada en los 12 meses previos.
- Las partidas del gasto que habían crecido por encima de la inflación acumulada en los 12 meses previos, al primer bimestre de 2022, habían sido los gastos de capital (obra pública), subsidios energéticos, jubilaciones y pensiones, AUH y salarios.
- Las transferencias a las provincias y otros programas sociales (que no incluyen a la AUH) cayeron en términos reales en el primer trimestre del año. Mirando solo los números de marzo, las prestaciones sociales (jubilaciones y gasto social), que explican el 55% del gasto operativo total, se incrementaron 10,6% interanual en términos reales. El rubro jubilaciones y pensiones tuvo un aumento real del 5,4% en marzo pasado (crecieron 63,6% interanual en términos nominales). El rubro otros programas sociales (que no incluye a la AUH) es uno de los que más cayó en términos reales, debido a que en este ítem se incluían todavía en 2021 partidas del llamado “Gasto Covid”(casi 5% en términos reales, respecto al mismo mes de 2021).
- Los subsidios económicos se dispararon 234,5% interanual (+115,7% en términos reales). Y los subsidios energéticos saltaron un 348,9% interanual en marzo, es decir, que crecieron 189,4% en términos reales. En 2021, los subsidios económicos habían ascendido a $1.398.000 millones, equivalente a 3% del PBI, de los cuales 2,5% del PBI correspondieron a subsidios energéticos. En el acuerdo con el FMI, se tomó el compromiso de bajar los subsidios energéticos en 0,6% del PBI a lo largo de 2022. Se ve bastante desafiante por el efecto del conflicto entre Rusia y Ucrania en los precios internacionales, que aumentará el peso de los subsidios.
- Los gastos de capital (obra pública) crecieron 55% respecto del mismo mes de 2021 en términos nominales y solo 1,8 puntos porcentuales en términos reales. Las transferencias a las provincias, en marzo, subieron 61,4% nominal, lo que equivale a un aumento de 5,9% en términos reales. Y por último, los pagos por intereses de la deuda aumentaron un 33% interanual en marzo. En el primer bimestre de 2022 se habían pagado casi $122.000 millones de pesos más que en mismo período de 2021.
En síntesis, los números fiscales reflejan que:
- Las partidas de mayor peso en el gasto público (prestaciones sociales, subsidios económicos y salarios) continúan con cierta inercia fiscal que dejó la segunda mitad del año electoral 2021. Estas aún no se han desacelerado.
- Mediante una primera aproximación vemos que esto no complica el cumplimiento de la meta del primer trimestre de 2022.
- Las dudas para las metas fiscales se hacen presentes para el segundo semestre si se continúa con esta dinámica.
- Si la aceleración inflacionaria se sostiene, incrementará la recaudación (en términos nominales) y licuará parte de los gastos no indexados, lo que achicará la brecha fiscal.
- A pesar del último punto, será fundamental desacelerar los subsidios económicos para poder llegar a la meta de 2,5% de déficit primario en 2022.