Reformas laboral y previsional: las dos asignaturas pendientes después del acuerdo con el FMI

Autor
Federico Vacalebre
Medio
El Cronista
Mes/Año
31 de marzo de 2022
Federico Vacalebre

La contracara de la paulatina recuperación del mercado laboral es el desorden previsional, una de las principales fuentes de déficit fiscal.

Según el SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino), perteneciente al Ministerio de Trabajo, en diciembre pasado, se registraron 36.031 puestos de trabajo asalariados privados registrados más que en noviembre de 2021 (+0,6%).

De esto se desprende que el nivel del empleo privado, en diciembre, sobrepasó los 6 millones de puestos de trabajo (después de 22 meses). En pocas palabras, se posicionó casi en el mismo punto de la pre-pandemia (febrero de 2020).

Para ser más concretos, el empleo asalariado privado, en 2021, se recuperó en el 94,3% de los puestos de trabajo perdidos en el periodo de aislamiento más extremo. Mirándolo en términos absolutos, la recuperación fue de 245.132 puestos de trabajadores asalariados, en el sector privado, de los 259.845 perdidos en la cuarentena dura.

Al mes de diciembre de 2021, los sectores en los que más puestos se perdieron, comparativamente con febrero de 2020 (pre-pandemia), fueron (serie desestacionalizada):

  1. Hoteles y restaurantes (-14,8%).
  2. Transporte (-3,5%).
  3. Servicios Comunitarios, Sociales y Personales (-4,2%).
  4. Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (-1,5%).
  5. Intermediación Financiera (-3,1%).
  6. Enseñanza (-0,8%).

Entre los meses de julio de 2020 y diciembre de 2021, la recuperación total se dio en unos 245.132 puestos de trabajo asalariados registrados (sector privado). ¿Qué significa esto? Básicamente, un equivalente al 94,3% del total de empleo asalariado privado en blanco destruido durante la cuarentena dura. Los 259.845 puestos de trabajo asalariados perdidos fueron entre marzo y diciembre de 2020.

Ahora, si tomamos en cuenta el empleo formal total (misma fuente, base del SIPA), que incluye asalariados y también cuentapropistas, entre febrero de 2020 y mayo de 2020 (piso del empleo formal total), la pérdida registrada fue de 359.857 puestos de trabajo formales. Mientras que entre junio de 2020 y diciembre de 2021, hubo un incremento en 681.447 puestos de trabajo (superando el nivel pre-pandemia). En sí, el número de trabajadores formales está 2,8% por encima del nivel de febrero de 2020.

La recuperación de altas de cuentapropistas fue mucho más rápida que los trabajos asalariados formales. Para diciembre de 2020 el número de monotributistas ya había alcanzado el nivel pre-pandemia. Hoy está 8,2% por encima del nivel de febrero de 2020 (134.268 cuentapropistas más).

Por otra parte, a pesar de la crisis, entre febrero de 2020 y diciembre de 2021, se incorporaron al sector público (Nación, provincias y municipios), 199.874 personas (+6,3%). El número total de empleados en el sector público de diciembre pasado era de 3.385.897 empleados en los tres niveles de gobierno y el mes previo a la pandemia era de 3.186.023.

En tanto, entre febrero de 2020 y diciembre de 2021, los autónomos independientes cayeron 5,7% (22.837 contribuyentes menos). Asimismo, los asalariados de casas particulares registradas ante la AFIP se redujo 5,7%: pasaron de 500.126 en febrero de 2020 a 471.400 en diciembre pasado, es decir, 28.686 menos.

La contracada, el desorden previsional

Como contracara al mercado laboral está el desorden previsional y como una de las principales fuentes de déficit fiscal. Para su ordenamiento se requiere la unificación para que todos los trabajadores tengan las mismas reglas previsionales, como así también dejar de crear y sostener regímenes especiales.

Otra excepción, en el sistema previsional, lo constituyen las moratorias y las pensiones no contributivas (jubilaciones otorgadas sin aportes o con aportes insuficientes).

¿De qué dimensión estamos hablando hoy cuando nos referimos a la proliferación de tratos excepcionales? Considerando las cifras de la Secretaría de Seguridad Social, se pagan 9 millones de jubilaciones y pensiones, de las cuales el 23% fueron otorgadas por el régimen general con la totalidad de los aportes, el 55% fueron otorgadas con las moratorias o no contributivas, es decir, sin aportes y el 22% fueron otorgadas con un régimen diferencial o especial.

De esto surge que:

  • 1 de cada 4 jubilaciones fueron otorgadas aplicando las reglas del régimen general con aportes.
  • A la mitad de las jubilaciones se accedió sin aportes o con aportes insuficientes y a un cuarto aplicando reglas más ventajosas.
  • Que el régimen general se aplique a una minoría es una señal de alerta sobre la profundidad del desorden previsional

Considerando las cifras de la Secretaría de Seguridad Social, se pagan 9 millones de jubilaciones y pensiones, de las cuales el 23% fueron otorgadas por el régimen general con la totalidad de los aportes, el 55% fueron otorgadas con las moratorias o no contributivas, es decir, sin aportes y el 22% fueron otorgadas con un régimen diferencial o especial.

El sistema previsional es una institución muy delicada porque administra derechos que generan pasivos del Estado de largo plazo y un principio fundamental es preservar la equidad (que todos los trabajadores sean iguales ante la ley previsional). Los tratamientos especiales (envejecimiento prematuro, en el caso de los regímenes diferenciales, por mérito, en el caso de los regímenes especiales, o sin aportes, como son las moratorias) deberían ser diseñados con transparencia.

Si hay tareas insalubres o de mérito que merecen tratamientos especiales, los desvíos respecto al régimen general deben ser cubiertos con mecanismos de cobertura complementarios y los costos, actuarialmente calculados, cargados al sector que los genera.

Después del acuerdo y de su aprobación en el Congreso, se perdió una oportunidad de analizar tanto la realidad del mercado laboral como el estado del sistema previsional. Si bien (dada la presión que ejerce el déficit primario) los subsidios a las tarifas son un tema urgente, también lo es la modernización y la adecuación del sistema laboral y previsional de cara a darle viabilidad para los años venideros. Con una fuerte raíz fiscal, de no abordarlos, es muy probable que el escenario actual se agudice.