Buenos Aires Económico Lunes 10 de junio de 2002 Recrear la financiación no tradicional El sistema de intermediación financiera a través de los bancos no logrará en el mediano plazo alcanzar ni por asomo los volúmenes de comercialización que logró en la década del 90. Luego de seis meses se sigue discutiendo qué tipo de solución se debe dar al corralito y al corralón . Sabemos que de una u otra manera los mismos serán resueltos (no necesariamente como pueden desear los ahorristas) porque el país no puede recuperarse sin sistema de intermediación entre ahorros e inversión, y sin sistema financiero transaccional. La gran pregunta a responder es, entonces, cómo financiar las inversiones necesarias que deberá afrontar el país, máxime cuando el respaldo externo voluntario estará ausente por bastante tiempo? Podemos afirmar que la única fuente de financiamiento inicial provendrá del ahorro interno. Para que esos ahorros se puedan volcar a los proyectos, y dada la desconfianza en los bancos y que quizás el sistema financiero de bancos quede en gran parte reducido al aspecto meramente transaccional y no como depósito de ahorros, no quedará otra alternativa que hacer uso de mecanismos de financiación no tan tradicionales (tales como fideicomisos, leasing, factoring, garantías recíprocas, planes de ahorro previo, capital o ahorro propio, etcétera). Dentro de este esquema surge, como vemos, la financiación con capital propio, es decir, salir a buscar socios a través de ofertas de acciones para financiar inversiones. Para una adecuada demanda de estos instrumentos se debe propiciar liquidez en su utilización, con un espacio donde se puedan negociar los mismos bajo condiciones de transparencia y eficiencia. En este nuevo desafío que enfrenta nuestra economía, la Bolsa de Comercio (y el mercado de capitales en general) debe ocupar un papel preponderante, habida cuenta de la necesidad de reemplazar el sistema financiero como mecanismo de depósito de ahorros y financiamiento de inversiones. El escenario natural para obtener fondos y financiamiento en cualquier lugar del mundo desarrollado es justamente la Bolsa, de donde se pueden consultar asimismo precios de referencia para valuaciones de activos similares que no necesariamente cotizan. Este impulso al mercado de capitales local tiene como efecto adicional el hecho de que para todas las operaciones que en el mismo se transaccionen se debe contar con una cuenta abierta en un banco que permita débitos y acreditaciones (algo similar a lo que sucede con el pago de los sueldos), por lo que un impulso al recinto en la forma de una mejor oferta, una estructura eficiente y una demanda debidamente educada sobre los beneficios de estos instrumentos, como depósito de ahorros, permitiría de a poco volver a reconstruir el sistema financiero. Por José Pablo Dapena |